lunes, 31 de octubre de 2011

¿CAPITALISMO DE ESTADO VS CAPITALISMO POPULAR?

Chávez viene arreciando su ofensiva para fortalecer el control estatal en áreas básicas del quehacer nacional: empresas, fincas productivas, comercio y tierras son el objetivo de su codicia irrefrenable, a nombre el “socialismo revolucionario”. No obstante, la gente, las mayorías nacionales no está percibiendo los beneficios de estas acciones, que al escudriñar un poco, se sabe que son ejecutados sin escrúpulo alguno, para tapar la ineficiencia gubernamental en materia de inseguridad, empleo, inflación, servicios públicos, escasez de productos básicos, salud, vivienda y educación.

El modelo “socialista” prometido, es una vulgar copia de los paradigmas del “capitalismo de estado”, porque se mantiene intactas las relaciones sociales entre el estado y el sistema como un todo, para el proceso de reproducción de capitales y plusvalía, pero a favor de una nueva burguesía, la boliburguesía y una élite burocrática cívico-militar privilegiada.

Al contraste, los trabajadores continúan siendo explotados, pero en una situación peor, al negarles derechos contractuales y de ley y, hasta los salarios los vienen cobrando con retrasos e incompletos. E incluso la cacareada seguridad social prometida se convirtió en sal y agua en el contexto de la retórica “populista” y “patriotera”. Este régimen autocrático, aparte de explotar a los trabajadores, ha llegado muy lejos, donde ni siquiera se respeta la vida de los líderes obreros y sindicalistas.

La oposición, con sus matices de diferencias, propone en síntesis, un modelo de “capitalismo popular”, donde el Estado no concentraría todo el poder. En palabras de Carlos Blanco, que funge como uno de sus principales ideólogos, el Estado como promotor del poder productivo y productor de los ciudadanos, colocando a éstos como un factor esencial del desarrollo espiritual, económico y social.

O como lo plantea la misma María Corina Machado: el Estado debe garantizar la seguridad de la nación, la seguridad personal, la infraestructura, la salud y la educación. La producción de bienes y servicios les correspondería a los particulares nacionales e internacionales. Crear una sociedad de propietarios.

Dos visiones diferentes en relación al estado y la sociedad, que polarizan las opiniones de los venezolanos, pero que observándolas críticamente, con la mirada en el retrovisor en el contexto nacional e internacional; no interpretan cabalmente la realidad, ni los demandas sociales, ni las esperanzas de un mundo mejor por parte de los excluidos de siempre. Por lo tanto la rigidez de los paradigmas nos convoca a evitar los extremos –ni capitalismo de estado, ni capitalismo neoliberal-. La sabiduría está en la búsqueda necesaria del justo punto medio de las cosas, para poder salir del infierno de la pobreza, de los dogmas ideológicos y construir una sociedad profundamente democrática y participativa, con justicia y equidad; ética productiva y ciudadana.

viernes, 28 de octubre de 2011

PROTESTAS SOCIALES CONTRADICEN LAS ENCUESTAS

Sí la opinión colectiva de un momento, en relación a determinados temas, es arrojado por las cifras de los resultados de encuestas nacionales, detrás de las cuales se encuentran los patrocinios financieros de actores interesados; hay fuertes sospechas de que éstos últimos, le colocan el aderezo que requieren para los fines de la manipulación política.

De esta manera el gobierno “chavecista”, que maneja a su antojo los inmensos recursos de la renta petrolera y de todo el aparato del estado, podría estar detrás de estos resultados que lo estarían “favoreciendo” en las simpatías populares.

No obstante como contraparte, en la Venezuela de hoy, las informaciones trasmitidas por los medos de comunicación diariamente, dan cuenta del creciente aumento de las protestas sociales en cualquier rincón del país; por motivaciones relacionadas a necesidades básicas insatisfechas de seguridad ciudadana, vivienda, empleo, servicios públicos, vialidad, salud, educación, seguridad alimentaria, seguridad social y laboral; a indicadores indiscutibles pues, asociados al infierno de la pobreza estructural. Las protestas sociales, que evidentemente crecen como la espuma, son señales inequívocas de que algo anda muy mal en Dinamarca.

Los testimonios diarios son inocultables del malestar social existente, por los apagones de la electricidad, el agua que no llega al barrio u urbanización; los productos básicos de la dieta alimentaria escasean o los precios están por las nubes; no hay ofertas de empleos estables y los despidos de trabajadores del campo y la ciudad ruedan por la pendiente; los míseros sueldos y salarios que devengan los nacionales se los traga la inflación (sólo a los militares les aumentan sueldos y beneficios para apaciguar el descontento).

Las ciudades se observan maltrechas por el deterioro de la vialidad, aguas servidas desbordadas, la contaminación ambiental, caos del transporte o los cerros de basura sin recoger. Mientras la red asistencial de atención en salud languidece por el déficit de médicos y enfermeras o la carencia de equipos e insumos para garantizar la vida de los pacientes o usuarios de estos servicios.

Hay, una masificación de la educación, pero la calidad está en entredicho, porque los presupuestos son deficitarios y no se garantizan los componentes de investigación, docencia y bienestar estudiantil idóneos. Así, la lista de indicadores y testimonios es larga y, no nos alcanzaría las páginas de impresión para mostrarlos a los lectores de estas notas. En otra ocasión.

Pero, a los ojos de todos, el país proyecta una grave imagen de involución, atraso, pobreza, miseria y subdesarrollo. ¡O vencemos esta realidad con cambios cualitativos o el país perecería progresivamente de mengua. O peor sin dolientes!

viernes, 21 de octubre de 2011

A DIOS ROGANDO Y CON EL MAZO DANDO

Para cualquier persona o líder que se haya abrazado a la doctrina militar, ha tenido que estudiar el “Arte de la Guerra” de Sun Tzu, quien fue un general chino que nació en el año 535 a.C ; considerado y reconocido como un genio militar en materia de estrategias y liderazgo de todos los tiempos.

Y, sin duda, el caudillo de Miraflores, a propósito de su retorno al país, después de someterse a otra sesión de quimioterapia para tratarse un cáncer, en su amada Cuba; ha dicho allá en la Grita, en el estado Táchira, que se siente un “hombre nuevo”, renovado y curado de esta patología maligna. Y, no sé por qué, pero me dije: releyó a Sun Tzu bajo la directriz de Fidel: por primera vez no atacó agresivamente a sus adversarios políticos. No anunció sus próximas batallas. Porque Sun Tzu le debió gritar en sus oídos de militar: “Precaución de la guerra”.

Entonces, al llegar al país, la directriz estratégica es la de no aparecer agresivo e implacable con sus enemigos políticos, sino rezando pues, pagando un promesa religiosa ante la supuesta acción milagrosa de la mano de Dios, de la Virgen, que lo habrían curado del cáncer de la muerte. Para él, entonces, representa la reencarnación del “hombre nuevo”; ya no el viejo gendarme “militaroide” del garrote vil. Se trata, con esa estrategia de “líder religioso”, de estar por encima del bien y del mal; el nuevo mesías que le urge seguir despertando afectos y sentimientos entre las masas, especialmente en el seno de los excluidos sociales; en su base de apoyo electoral.

El uso del garrote o el mazo, aún cuando él dirija a quiénes golpear políticamente, ya lo vienen haciendo otros, los miembros seleccionados de su élite incondicional; éstos sí aparecerán como los malos de la película, dejando su “estela” de barbarie, su “arias” troglodita del Zulia, su pretendido “inmaduro” sucesor, el “Adán de la manzana” de la discordia o el “ojo de gato” prestado en Monagas.

Pero no sólo releyó a Sun Tzu; sino también “El príncipe” de Nicolás Maquiavelo, para asegurarse la posesión del poder, por sobre todas las cosas para ser: “astuto como la zorra, fuerte como el león”. El fin justifica los medios. El engaño, entonces, adquiere la categoría de medio lícito. La Razón suprema es la razón de Estado, por encima del interés de los ciudadanos, pero a su vez, para el caso que nos ocupa “yo soy el Estado”.

Así mismo, con consustanciado con esa personalidad bipolar, testimoniada por el Médico Navarrete; cobra vigencia inusitada ese recorrido entre la fantasía y la realidad, entre lo religioso y lo anti-religioso, entre los sutil y lo agresivo, entre el demócrata y el autócrata, entre el nacionalista y el entreguista; el que ruega a Dios, pero usa el mazo sin tapujos; y pare usted de contar.

domingo, 16 de octubre de 2011

VIOLENCIA E INSEGURIDAD ARROPAN A LOS VENEZOLANOS

Las cifras rojas de la violencia e inseguridad no cesan de crecer exponencialmente en esta Venezuela que se encuentra a merced de los “malandros”, que adueñados del país, sienten hasta el estímulo de Miraflores para afianzar sus conductas delictuales. Así, el mandamás, ha llegado a coquetear públicamente con ellos, en una clara postura irresponsable y electoralista, sin pararse a medir las consecuencias nefastas de esta actitud. ¿O será que ante el estruendoso fracaso de su gestión de 13 años contra este flagelo, no le queda más remedio que hacer realidad la vieja conseja de que si no puedes con el enemigo únete a él?

Para cualquier principiante de las ciencias sociales, está claro que la fuente primaria de donde emana la inseguridad y la violencia, se encuentra en la pobreza estructural que agobia al país, aún cuando las cifras oficiales son maquilladas para señalar una supuesta disminución de ésta ante la opinión pública nacional e internacional.

El drama de la pobreza y subdesarrollo, con su extensa gama de indicadores cuantitativos y cualitativos, señalan que el actual Gobierno ha sido incapaz de superar los problemas de empleo y subempleo; la carencia de viviendas y el hacinamiento; la frustración de los jóvenes ante las expectativas de superación y progreso, sino lleva consigo una franela roja-rojita; la ampliación y desarrollo de las mafias de las drogas y de todo tipo de delitos; la impunidad reinante y la inexistencia de órganos imparciales de administración de justicia; la penetración en los órganos policiales con personas de mala conducta o permeables a incurrir en conductas delictuales; la inseguridad social y laboral; la descomposición social en el ámbito familiar; la usencia de valores, principios y no acatamiento de normas de convivencia social; el caos de las ciudades congestionadas de problemas de toda índole, desde el estrés hasta los lazos nada solidarios y humanos para enfrentar los problemas cotidiano; en fin es larga la lista.

Las políticas, planes y programas para enfrentar este fenómeno social se han contaminado con un exceso de “ideologización”, que margina la participación activa de organizaciones sociales y de millones de venezolanos, que no son afines a la doctrina de la élite del poder político e institucional que gobierna.

Al contrario, se ha configurado un aparataje de poder centralizado y excluyente, que a los ojos de muchísimos nacionales nos recuerdan las rechazadas autocracias de vieja data, con actores institucionales de los distintos poderes públicos, que en vez de combatir a los “malandros”, sólo están encargados de ejercer vigilancia, control, acoso y represión en contra de los adversarios y críticos al régimen.
Darle un vuelco a la situación planteada, nos brinda la oportunidad histórica de salir del abismo y colocar a los nacionales, sin exclusiones de ninguna naturaleza, en la lucha contra la inseguridad y violencia y, más aún en el logro definitivo de una sociedad de convivencia, paz, democrática; de derecho y justicia. ¡Ese es el gran desafío! ¡Está en nuestras manos!

miércoles, 12 de octubre de 2011

¿CRISIS DE LA RACIONALIDAD EN VENEZUELA?

Quizás con estas reflexiones esté coincidiendo con Max Weber, uno de los grandes teóricos de la Sociología Comprensiva, quien propuso la construcción de “tipos ideales”, asociado a determinados comportamientos de los seres humanos, cuyas preferencias deben inclinarse por las cosas “buenas” en contraposición a las “malas”, por lo cual siempre miraría en perspectivas mejorar sus condiciones de vida.

Fijando este contexto, al someterlo al examen con la realidad venezolana, podría llevarnos a muchas sorpresas, al acogernos por ejemplo, a la lectura de ciertas encuestas, que han arrojado como resultados la opinión de que un 50% de venezolanos, a pesar del grave deterioro económico, social, político y ético del estado y la sociedad venezolana; simpatizan por el “liderazgo mesiánico y emotivo” del actual caudillo de Miraflores.

No se trata de que, a los ojos de esta porción de nacionales, el modelo vendido del denominado “Socialismo del Siglo XXI” haya calado o que, en todo caso, el modelo contrapuesto, “el capitalismo”, ya se ganó el rechazo en el corazón de los venezolanos. No, no se trata de eso, porque a la pregunta de su simpatía por el “modelo socialista cubano”, el rechazo es superior a un 70%. Y los indicadores de toda índole determinan que, la “transición del actual proceso”, lleva el rumbo hacia ese paradigma de rotundo fracaso.

Al mismo tiempo, si colocamos el retrovisor, tanto el pasado identificado con la IV y V República, han sido incapaces de romper con el modelo rentista petrolero. Siendo la producción de riqueza nacional con el esfuerzo colectivo y ética de trabajo, simples quimeras de aquel clamor que se quedó en el vacío de la nada, de “sembrar el petróleo”. La corrupción, el derroche, el clientelismo partidista y el paternalismo de estado siguen siendo las taras estructurales de una Venezuela lanzada al abismo de la pobreza, la improductividad y la desesperanza en el contexto de un desarrollo integral y sostenible.

Las premisas esenciales del proyecto de país que anhelamos están, sin duda, contempladas en la actual Constitución Nacional, porque allí hay una sumatoria de consenso nacional. Las trampas de los modelos ideo-políticos, entre el “socialismo real” y el “capitalismo neoliberal”, nos han dejado los sinsabores de que por allí no son los caminos. Tampoco la de continuar arropándonos con las taras señaladas, ni la de arrastrar para siempre el cáncer de la pobreza; ni odios, divisiones y sectarismo inútil. Mucho menos comulgar en simbiosis con el culto a la personalidad, el caudillismo, la autocracia, el centralismo y un militarismo ramplón. ¿Cuándo recobraremos la racionalidad perdida?

sábado, 8 de octubre de 2011

RECONOCIMIENTO AL HAMPA O DESESPERACIÓN ELECTORALISTA

En varios artículos suscritos por mí, por esta misma vía, he coincidido con la tesis del esquema “utilitarista” que viene aplicando el “chavecismo” al lumpenproletariado, para fines absolutamente politiqueros y de control social en aras de mantener la hegemonía absoluta del poder político e institucional en la Venezuela de hoy.

Entendido el “lumpen”, tomando prestado la acepción marxista, como aquella “población situada socialmente por debajo del proletariado, desde el punto de vista de trabajo y condiciones de vida, formado por elementos degradados, desclasados y no organizados…población que desarrolla para su subsistencia actividades al margen de la ley o en la marginación social”.

Serían miles y miles de venezolanos que se encuentran en esas condiciones de “lumpen”, no sólo en las calles del país; sino también en los recintos carcelarios, considerados como verdaderos fábricas de delitos de toda laya y donde se ha logrado demostrar la relación estrecha entre funcionarios y los delincuentes en libertad o privados de ésta, para abultar las cifras incalculables de inseguridad y violencia que azotan endemoniadamente a los nacionales. No obstante, ¿poco importa ese desbordamiento del hampa en el seno de la élite que nos gobierna?.

Sí y no; porque que no son casuales los anuncios reiterativos de la Ministra Iris Varela, de dejar en libertad a miles de procesados de las cárceles del país, amparándose en simples trámites administrativos, obviando adrede la causalidad, gravedad de los delitos cometidos y el impacto negativo en la sociedad; a propósito de una situación incontrolable de delincuencia y violencia en cada rincón de la República. Más aún cuando el mismísimo Presidente de la República, en un discurso reciente de promoción electoralista, conminó a los “malandros”, en un claro estilo de coqueteo y reconocimiento social, a integrarse a su movimiento proselitista.

Entonces, el juego estratégico es doble: el uso del “lumpen” cotidianamente para el control social, para que realicen los trabajos sucios de acallar y amedrentar hasta con la violencia a opositores, disidentes, luchadores sociales y críticos al régimen. Y por otro lado, de usarlos en las lides electorales, en las condiciones antedichas y de base social electoral del partido de gobierno, porque consideran no desdeñables los miles de votos que este sector social le podría aportar al “chavecismo”.

En ese contexto, sin duda, tendremos “malandros” para rato, con reconocimiento social y de poder. ¡Que Dios nos agarre confesados!. O mejor, nos queda la alternativa luchar y luchar, para lograr un cambio radical ante este malévolo sistema de dominación autocrático. ¡Usted tiene la palabra y la decisión!

viernes, 7 de octubre de 2011

PAÍS DESTRUIDO...HASTA EL RESPETO

A propósito de las exequias del Ex –Presidente Carlos Andrés Pérez, que jamás muchas de sus ejecutorias de gobierno han sido santo de mi devoción, pero que desde el seno del hogar uno acumuló las enseñanzas de nuestros padres del respeto por los demás, especialmente en momentos tan dolorosos; donde los sentimientos, emociones y afectos de personas allegadas afloran con la fluidez de agua de manantial; resultó abominable que, desde las alturas del poder, abusando descaradamente de éste, el ciudadano Presidente de la República Hugo Chávez, en Cadena Nacional, utilizará con el desparpajo que lo caracteriza; el lenguaje más soez para referirse al difunto y a quienes lo acompañaron a su última morada.

Quizás por ello, el intelectual alemán, Karl Kraus, quien combatió con denuedo al nazi-fascismo en su país, desenmascaró el fondo de la fraseología que usaban para esconder la descomposición de un sistema, de una nación. Venezuela vive esa destrucción no sólo material, sino de los valores y principios; respeto por los demás, ética y decadencia espiritual.

Se busca, interpretando a Kraus, generar un estado de neurosis colectiva con imposturas, para que todos dejen de creer en la realidad de lo que se observa a diario. Sí es el caso de en Venezuela con la inseguridad, los apagones eléctricos, la inflación y carestías de productos básicos, el desempleo, la vialidad destruida y el sistema de transporte público masivo, el colapso de las empresas públicas y del aparato productivo nacional, la corrupción y el derroche saudita; en fin la destrucción de un país. Pero, volviendo a Kraus, “nadie es tonto”. La fraseología así utilizada no sólo esconde la “corrupción de la lengua”; sino más aún, la “decadencia espiritual”.

Quizás, en esta ocasión, la verborrea del mandamás la utilizó con más pasión enfermiza para despotricar del fallecido Ex –Presidente, porque el común de los ciudadanos, se ha dado cuenta que, en una somera comparación entre las dos gestiones de gobierno, esta última resultaría absolutamente reprobada, por ejemplo, en materia de programas sociales, servicios públicos, infraestructura, respeto a las distintas ramas de los poderes públicos y derechos laborales de los trabajadores. Guardando las distancias, por supuesto, con los serios desaciertos en las ejecutorias de políticas públicas de la primera.

La paciencia humana tiene sus límites y para los ciudadanos nacionales, quitando prestado una de las tantas de las ideas expresadas por Laureano Márquez, cuando habla de que comenzó la “cuenta regresiva”, para este un gobierno inepto y decadente, que se abraza al poder, porque el “poder es sabroso, esa sensación de tenerlo todo bajo control debe ser alucinante, es lógico que quien más que ejercerlo lo goza, no lo quiera soltar y se aferre a esa manguangua. Al contraste, siguiendo el mismo discurso de Laureano: “Hoy comienza la cuenta regresiva de otra ilusión y otra esperanza”

miércoles, 5 de octubre de 2011

DEL "SIERRA NEVADA" A "PUDREVAL"

La historia es implacable a la hora de juzgar a los gobernantes por sus gestiones al mando del rumbo de la nación. Y mejor así, porque eso permite señalar los entuertos cometidos y corregir lo que haya que enmendar.

No obstante, en el ejercicio del poder, las élites casi siempre se muestran ciegas y sordas al clamor popular, cuando se le enrostran las promesas incumplidas y la demagogia insulsa. Al contrario, de espaldas a las exigencias de los excluidos sociales de soluciones a los ingentes problemas, que afloran como las aguas de manantiales del drama inocultable de la pobreza estructural; se envanecen en el poder del estado, para sembrar de taras cancerígenas a todo el cuerpo de la sociedad y las instituciones públicas.

En el ayer, el escándalo de “Sierra Nevada”, en una de las gestiones presidenciales del polémico Carlos Andrés Pérez, se convirtió en el símbolo de la lucha de lo que no debe hacerse con los dineros de los nacionales: la donación de un barco a Bolivia, cuando ésta nación ni siquiera contaba con la salida al mar, para darle la utilidad que se requería.

Pero privó la desfachatez por la construcción de un liderazgo internacional en la persona del inefable mandatario; aún cuando ese gesto de neto corte saudita, dejará el sabor incuestionable del derroche y la corrupción administrativa. Ahí, sin duda, comenzó con fuerza la debacle del cuestionado mandatario, que al transcurrir del tiempo, aunado a políticas públicas desacertadas, culminó en su defenestración en su segundo mandato presidencial.

Chávez, asume el poder en el país, con las banderas de hacer todo lo contrario de su antecesor, de lucha a muerte contra la corrupción, el derroche, el endeudamiento y la pobreza. Precedido del mito de lo diferente, de lo “revolucionario” y posteriormente de las banderas del “socialismo” hizo casi añicos los denominados partidos del “puntofijismo” y el modelo político-institucional de la IV República.

Pero, como dice el refrán “del dicho al hecho hay mucho trecho”, las cosas comenzaron a tomar un rumbo equivocado o, mejor dicho aparecieron los mismos vicios o peores de los que se cuestionaron del ayer. El escándalo de “Sierra Nevada” fue sustituido por una cadena de escándalos que ilustra a las claras, de que “algo huele a podrido en Dinamarca”: “pudreval”, los fondos de pensionados de PDVSA, los maletines con millones de dólares para Argentina; la “regaladera” de recursos públicos por doquier a distintos países; el enriquecimiento súbito de altos funcionarios del gobierno, detrás de negocios siderales como la de las cabillas de Guayana, por ejemplo, son simples menudencias de la metástasis de la corrupción que está sembrada en el seno de la “V República roja-rojita”.

Nuevamente, los nacionales estamos obligados transformar este estado actual de cosas. Las elecciones presidenciales de 2012 es un campo propicio para ese reto y desafío. ¡Ejerzamos nuestro derecho a labrarnos un destino diferente! ¡Cumplamos non nuestro deber ciudadano!

lunes, 3 de octubre de 2011

NI RICACHÓN, NI POBRE, NI PENDEJO

Hace algún tiempo un sociólogo de gran prestigio en el campo de la izquierda planetaria, Heinz Dieterich, había advertido de las volteretas ideo-políticas del Comandante barinés ante sus prédicas originarias para el público de galería de ocasión, sintetizadas en la repetitiva, cansona y célebre frase: “Patria, Socialismo y Muerte”. Nada de eso se plantea hoy, si nos acogemos a los crudos análisis del referido intelectual, porque el susodicho, en aras de mantener a como de lugar el poder, por el poder mismo; se abrazó sin miramiento alguno al zumba que zumba que le dictamina el “odiado” imperialismo y la “aborrecible” derecha endógena.

Por eso no es extraño que en el contenido de sus peroratas mediáticas frecuentes de ahora, se encargue de edulcorar o contradecir lo que antes afirmara con pasión prusiana. Por eso ya ser rico no es bueno, pero ser pobre tampoco lo es; dejando a la elucubración humana, que mejor es no ser “pendejo”; que mejor es poner a sus conmilitones donde hay, para que las tetas de los recursos del Estado rentista petrolero, nunca dejen de proveerles la leche pródiga de la riqueza fácil. Sin ética de trabajo y esfuerzo alguno. En el más puro contexto del “socialismo real parasitario”, pues.

Lo cierto es que, releyendo a Víctor Hugo: “Los Miserables”, en uno de sus tantos parágrafos, cuyo contenido es como un latigazo en el rostro de quien prometió y prometió y sólo se quedó en la retórica vacía e insulsa, si la comparamos con la realidad de la Venezuela de hoy: “Este pequeño ser es alegre: no come todos los días…No tiene camisa sobre su cuerpo, ni zapatos en los pies, ni techo la cabeza; es como las moscas del cielo, que no tienen nada de todo esto…Tiene de siete a trece años…lleva un viejo pantalón de su padre que le llega a más allá de los talones, un viejo sombrero de cualquier otro padre…”

O quizás es tan grande el tamaño de la torta del cuento del “mar rojo de la felicidad”, que ante esa tragedia social en que viven los nacionales por los apagones, pésimo servicio de agua potable, inseguridad, desabastecimiento e inflación incontrolable; cloacas desbordadas, vialidad destruida y derrumbe del transporte masivo por los aviones chatarras, trenes chocones y ferrys que no funcionan; que el susodicho no le quedó más remedio que dar la orden a los súbditos del “sálvese quien pueda” del infierno intacto de la pobreza estructural, que será imposible erradicarla o minimizarla, a menos de dos años, de la entrega de su inefable mandato Presidencial en el 2012.