martes, 17 de julio de 2012

CONTACTO “CARA A CARA” VS VENTAJISMO “GOBIERNERO”

Jamás en toda la historia política del país un Gobierno había actuado con tanto descaro e impunidad para operar con tanto ventajismo en un proceso electoral, valiéndose de los hilos del poder, la renta petrolera y un aparataje mediático sin precedentes. Y el argumento ¡vaya tanto cinismo! es que se está viviendo “tiempos de revolución”. Es decir, una “revolución” que asume conductas absolutamente cuestionable, inapropiadas; sin ética, valores, principios y apego a las leyes de la República. Viendo en retrospectiva, la denominada “IV República” se quedó como “niño de pecho” ante los disparates de esta “V República”; del dizque “Socialismo del Siglo XXI”, pues
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El árbitro electoral, que por razones obvias debía actuar para mantener el equilibrio no lo hace, por una sencilla razón: la mayoría de sus integrantes son confesos militantes del partido “gobiernero”. De esta manera, las normativas electorales vigentes son simples “saludos a la bandera” y porque deja por fuera el abuso evidente del candidato oficial por el uso de las “cadenas nacionales” por horas y horas; de una forma desproporcionada y de claro contenido “electorero”. Amén del uso, con absoluta impunidad, de los recursos de las instituciones públicas o la “obligatoriedad” que exigen a los funcionarios públicos de asistir a todos los actos del candidato oficialista, son pena el despido o la aplicación de las consabidas represalias.


La “chorrera” de artículos que, en materia electoral, son violados por el candidato autócrata de “corazón partió” es para coger palco: Ley Orgánica de Procesos Electorales y Ley Contra la Corrupción”; las normativas electorales y por supuesto las disposiciones contempladas en la vigente Constitución Nacional. Lo más reciente: la violación de 16 reglas electorales por parte del Presidente Candidato Oficial en un acto con las Fuerzas Armadas, según denuncias documentadas por los sectores de la oposición y remitidas al CNE.

Haya acuerdos o no entre oficialistas y opositores en relación a la aceptación de determinadas reglas electorales especiales; estos últimos tienen que seguir desarrollando su campaña, afincados en la gran estrategia acertada del contacto directo con las grandes masas populares, con las visitas casa por casa, comunidades por comunidades y pueblo por pueblo. Amén de las grandes concentraciones en las ciudades, cuando así se requiera en el contexto de lograr impactos políticos-electorales.

Sin duda, la onda del cambio democrático luce irrefrenable, por las expresiones emotivas y espontáneas de la gente y, por la honda penetración del mensaje opositor y disidente de enfrentar las calamidades sociales de la pobreza desde el poder; una vez que se asuma y no la utilización de éste para fines exclusivamente ideo-políticos, culto a la personalidad de un caudillo; beneficios de camarillas, corruptelas y derroches desbocados. ¡Capriles Presidente!



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