martes, 10 de julio de 2012

LA “NADA” O LAS PERVERSIDADES DEL PODER

Conociendo al personaje de Miraflores para él la “nada”, al referirse a Capriles, es que “no existe”, lo desconoce como su adversario político. Para lo cual ni siquiera hovale la pena tomarlo en cuenta. Es decir que, apartándonos de las controversias y disquisiciones filosóficos desde la definición de la “ausencia o inexistencia de cualquier objeto”, hasta las afirmaciones de Hegel, Heidegger y Sartre de que “la nada es una cosa” o de los “budistas” de que es el “vacío de la mente”. En el fondo lo que aflora, cómo el agua en tiempos de lluvias, es la soberbia y prepotencia del convencido de que él es una especie de Rey, como en los cuentos infantiles y los súbditos le deben obediencia, son pena del “garrote vil”, del imperio de su ley rojita, en contra de quiénes osen disentir de sus disparates de mal gobernante.

En una gestión de 14 años, que sin duda refleja con creces al personaje de la simbología autocrática de que él sí es la expresión más pura de la “nada”, porque no ha hecho “nada” trascendente en condiciones y calidad de vida para beneficio de los ciudadanos. Porque no pueda mostrar resultados positivos tangibles, por ejemplo, en materia de seguridad, control de la inflación y escasez; servicios públicos decentes, empleo; calidad en la educación o salud; derechos humanos y laborales; defensa de la soberanía nacional; producción de bienes y servicios o, lo más elemental un servicio nacional eléctrico, sin los odiosos apagones. O servicios idóneos de agua potable o canalización de aguas servidas, en incontables comunidades del país.

Con las obras de Nicolás Maquiavelo como cabecera, el Rey de Miraflores, se vale sin escrúpulo algunos en las enseñanzas de su libro preferido, “El Príncipe”, para de esa manera aplicar con fidelidad del beato religioso, las recetas de querer perpetuarse y ampliar su poder absoluto. Dónde la ética, valores y principios son para él la “nada”, lo inexistente. El Estado es el todo, la supremacía incluso, sobre la opinión de los ciudadanos. La fuerza del estado es la esencia para el control de la sociedad. “El fin justifica a los medios”. Y para ello, se lo hemos escuchado a Esteban, repitiendo como loro a Maquiavelo, hay que ser “astuto como la zorra y fuerte como el león”. Estimulando, dice uno, a límites insospechados a la “viveza criolla”; al “malandrismo”, pues.

Por supuesto que él enmascara la aplicación los contenidos de las perversidades politiqueras de Maquiavelo con la retórica “socialista”, “revolucionaria”, “nacionalista” y “antiimperialista”. O con la cursilería de la consigna central en la presente campaña electoral rojita de, “Chávez Corazón de Patria”. Por eso Capriles, distanciándose de esta prédica electorera de la “nada”, en las propuestas de los amos del poder; debe continuar formulando y sellando los compromisos sociales en materia educativa y empleo de calidad; reactivación del aparato productivo nacional; control de la violencia e inseguridad; justicia para todos y sobre todo libertad, democracia y un verdadero estado de derecho. ¡La “nada rojita”, pues, ante mejores condiciones y calidad de vida que representa el Progreso!






No hay comentarios:

Publicar un comentario