lunes, 9 de julio de 2012

¡LA PATRIA, TERRITORIO INVADIDO!

Me sentí tentado a iniciar este escrito con un fragmento del poema “ADIOS A LA PATRIA” del ilustre venezolano y zuliano, Rafael María Baralt: “Yo a los cielos en tanto/Mi oración llevaré por ti devota, /Como eleva su llanto/El esclavo, y su canto/Por la patria perdida, en triste nota”. Porque tanto a los venezolanos del ayer, como la gran mayoría de los venezolanos de hoy, independientemente de los avatares de la vida y el hecho político; hay un sentimiento colectivo de amor al país que no muere. Aunque el autócrata de Miraflores diga lo contrario, en ese afán enfermizo de endilgar a otros su real y verdadero desamor por esta Patria.

De esta manera, una de las mayores reservas de petróleo del mundo, ubicada en Venezuela, en la denominada Faja Petrolífera del Orinoco, fue repartida como rebatiña entre diversos países para su exploración y explotación, mediante la firma de convenios leoninos. A China, por ejemplo, a través de la empresa Sinohydro, se le entregó la construcción un condominio industrial, por el orden de los 4 mil millones de dólares. Las grandes multinacionales extranjeras norteamericanas como la Exxon y ConocoPhillips también tienen sus manos metidas en el negocio, llevándose la enorme tajada del 40% de las ganancias. Con Rusia se han firmado compromisos hasta de petróleo a futuro, a cambio de un proceso de endeudamiento sideral de la República. Con Biolorrusia los acuerdos en esta materia son de dudosos beneficios para el país. Con Cuba, con los privilegios de siempre, los convenios son chimbos y sin beneficios reales para la nación. La lista es larga (Japón, España, Argentina, Francia, Malasia, Perú, India…). La entrega de la principal riqueza nacional a varios países es evidente, con una inversión total estimada de 80 mil millones de dólares.

En las fronteras venezolanas, la invasión de grupos irregulares extranjeros, especialmente colombianos (guerrilleros, paramilitares, mafias de las drogas y del hampa común) es el pan de cada día y constituye un verdadero “ejército” de ocupación del territorio nacional. De esta manera, zonas sumamente extensas de los estados Zulia, Táchira, Apure, Bolívar y Amazonas; estos grupos irregulares ejercen sus propios gobiernos, son un verdadero “estado dentro del estado”, ocupando no sólo territorios geográficos, sino también y sobre todo territorios sociales y de poder. Y los nacionales constituyen, sin lugar a dudas y por demás insólito, los genuinos extranjeros en su propio territorio (pagan “vacunas” por vivir, son sometidos a toques de queda, extorsiones, secuestros, despojos de sus bienes y pertenencias, atropellos, violaciones a sus derechos humanos, asesinatos; y pare usted de contar).

La invasión del régimen cubano en suelo patrio, merece especial consideración, porque es el símbolo más puro de la desvergüenza nacional. Los acuerdos públicos y secretos entre estos dos modelos autocráticos de gobiernos Cuba –Venezuela (Proyecto Venecuba) ha implicado que, aparte de las consideraciones de pagar por barril de petróleo a precios de “gallina flaca” o las condonaciones frecuentes por concepto de deudas; el régimen cubano tenga injerencia directa en asuntos vitales relacionados con la soberanía nacional (militar, seguridad y defensa, registros y notarias; puertos y aeropuertos; educación, salud, cultura y un largo etcétera).

De esta manera la cacareada “independencia nacional”, el rancio “nacionalismo y antiimperialismo” son una farsa. El territorio nacional es ocupado descaradamente por gobiernos, grupos irregulares y potencias extranjeras, con la complacencia oficial de la élite de poder que hoy gobierna a Venezuela. En consecuencia, los golpes de pecho por la patria, la retórica mediática y simbología de la subcultura patriotera “rojita”; esconden con múltiples máscaras el rostro desnudo de lo que realmente son: ¡apátridas y entreguistas!








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