jueves, 31 de enero de 2013

“BOLIBURGUESÍA” Y GOBIERNO DESANGRAN AL PAÍS

Las teorías clásicas de la Sociología reconocen la existencia de las clases sociales desde distintos enfoques: Marx, Engels, Weber, Warner, Parsons y otros. Y todos coinciden en señalar que las disputas entre clases están asociadas a la posesión de riquezas y poder. Al contrario de los deseos utópicos de algunos soñadores o por vender ideas falsas no existen sociedades en el planeta sin clases sociales. En todas las sociedades conocidas hasta ahora -llámese capitalista o socialista- las clases sociales son, pues, una realidad inocultable.

Basado en las premisas anteriores, Venezuela es una sociedad de clases sociales, donde casi toda la riqueza nacional proveniente del negocio petrolero está en manos de una élite de poder estatal autocrático y la denominada boliburguesía, las cuales mantienen fuertes nexos de neocoloniaje ideo-político y económico con el régimen monárquico-castrista-cubano y con una red de gobiernos del mundo, cuyo interés se centra en el aprovechamiento de la riqueza del “oro negro”, al contar con la firma de convenios leoninos a los grandes intereses de la República.

Con ese paradigma del rentismo petrolero, muy bien aprovechado por esta minoría corrupta en el poder, el país marcha a la deriva, sin el acicate del liderazgo mesiánico de Chávez -hoy muy enfermo- pero que él mismo direccionó ese proceso referido de entreguismo neocolonial pro-cubano. Cuyas consecuencias pagaremos con creces los nacionales, en medio de una crisis nacional, que hace tiempo asomo la cabeza con la quiebra de las empresas básicas de Guayana; el endemoniado endeudamiento externo con China; el colapso de las empresas y cooperativas dizque socialistas; la dependencia casi absoluta de las importaciones hasta para comer; la corrupción desbordada en casi todos los niveles; la escasez de productos básicos; una inflación que huele a azufre y la devaluación solapada de la moneda. Amén de la criminalidad insoportable en las calles y las conductas fascistas “oficialistas” de masacres en las cárceles para intentar mostrar “eficacia” en su control.

Mientras tanto, eso que llaman los sociólogos movilidad social, se dispara de manera vertiginosa y descendente, hacia abajo de la estructura social, en porciones importantes de las capas medias de la población, la clase trabajadora y las comunidades de la pobreza estructural. Cuya vitrina exhibe los bolsillos vacíos de estos sectores, porque los salarios se vuelven casi nada ante la inflación incontenible, el aumento soterrado de las tarifas de los servicios públicos, gastos en salud, educación, vivienda y transporte…o porque hay que pagar peajes cotidianamente para no ser asesinados o robados por el hampa que controlan el poder social y territorial en barrios y urbanizaciones en las distintas ciudades y pueblos del país.

No obstante, especialmente los descamisados, en el contexto o no de la lucha de clases, no pueden dejar de luchar por una sociedad democrática y en libertad, de mayor justicia, igualdad, solidaridad, progreso y bienestar. Lo otro, lo contrario –con la autocracia castro-chavecista- es ponernos la soga al cuello. ¡Y eso no lo queremos!

lunes, 21 de enero de 2013

DEL “ANTIIMPERIALISMO” AL “NEOCOLONIALISMO” CUBANO

Con 14 años de concentración del poder más absoluto de la élite “chavecista” en Venezuela, a ésta siempre se le ha escuchado repetir hasta el cansancio su prédica antiimperialista y anticolonialista, por todos los medios a su alcance, en los distintos escenarios del ámbito nacional e internacional. Dichas consignas forman parte de ese paradigma “pseudo religioso marxistoide”.

Al mismo Padre de la Patria, en esos intentos acomodaticios de los contenidos históricos, los “amos del poder”, lo usan cómo bandera ideopolítica, para endosarle el remoquete de “Precursor del Antiimperialismo”. Que al asociarlo a los procesos independentistas ante la corona española de la época y visualizándolo en el imaginario contemporáneo con las supuestas “batallas heroicas” libradas por el “prócer de sabaneta”, se estaría en presencia de esta especie de “nuevo libertador”, del “nuevo antiimperialista”, reencarnado pues, en la figura de Chávez.

Amén de los reiterados juramentos de éste, pero tergiversando –interesadamente- las palabras pronunciadas en el ayer por El Libertador: “Juro que no daremos descanso a nuestros brazos, ni reposos a nuestras almas hasta que hayamos librado a nuestro pueblo de las amenazas del imperialismo norteamericano…”.

Lo insólito de esas prédicas y juramentos es que, pasado un tiempo, los protagonistas del denominado “proceso revolucionario”, han dado un vuelco total a su praxis política: De “anticolonialistas y antiimperialistas” se transformaron en defensores a ultranza del “neocolonialismo cubano”; que hoy con vergüenza ajena, campea en todos los ámbitos del corazón y arterias principales de la República de Venezuela (seguridad e inteligencia, economía, lo militar, registros y notarias, educación, cultura, salud, deporte, puertos y aeropuertos, comunicación social y un largo etcétera).

Se concretó así, la paranoia de Chávez, de ver a “Fidel como su padre… un maestro de la estrategia perfecta…una relación profunda y espiritual…” (“Chávez Nuestro”/La Habana, Cuba). Por eso, en ese encuentro con la vida y la muerte, afectado por un cáncer terminal, seleccionó a Cuba, antes que a su propia patria; dejando el mensaje claro a sus delfines de que los mentores ideo-políticos estaban allí, en esa isla del secretismo autocrático de los Castro.

En este mismo orden, analistas socio-políticos de todos los calibres, coinciden en señalar que al régimen cubano se le presentó –en bandeja de plata- el “gran negocio” de todos los tiempos, porque aparte del proceso de colonización adelantada, ahora tiene en su haber la inmensa riqueza petrolera venezolana, para salir con mediano éxito del grave estancamiento de la economía de la isla y las calamidades sociales que esto conlleva. Y en paralelo, cómo corolario a esta gran farsa dizque “revolucionaria”, la boliburguesía venezolana es cada día más “pudrimillonaria”.

No obstante, ante ese cuadro de tragedia nacional y atropello sin límites de la identidad, soberanía y dignidad de la República, el descontento de los nacionales crece silvestre hacia la cima de lograr la independencia ideopolítica y, el respeto de los derechos ciudadanos contemplados en las leyes del país. ¡Luchar unidos y vencer es la consigna! ¡Basta de entreguismo neocolonizador pro-cubano!




viernes, 18 de enero de 2013

EL VENEZOLANO: ¿UN NUEVO COLONIZADO Y SIN IDENTIDAD?

No es mi pretensión descubrir el agua tibia porque mucho se ha escrito sobre el particular, pero para quienes navegamos y reflexionamos constantemente sobre el mundo de los fenómenos sociales, por formación o por la praxis de luchadores sociales, estamos emplazados a reflejar cierta luces o elementos para el debate en relación a cierta actitud de una porción importante de venezolanos a la sumisión, apatía o desesperanza ante la gravedad de los hechos sociopolíticos que vienen ocurriendo en el país.

Lo paradójico del asunto es la colocación de la lupa indagadora no para el contexto de sujetos sociales supuestamente defensores del status quo pro-capitalistas; sino por aquellos sujetos sociales auto-identificados de “revolucionarios nacionalistas”, de “anticapitalistas” y “antiimperialistas”. Con un componente clave y determinante: estos últimos son los amos del poder en todos los ámbitos de las instituciones del estado venezolano, incluyendo lo militar, la esfera económica-financiera e incluso el poder mediático.

De esta manera, esa élite bautizada de “chavecista”, se ha encargado de utilizar todos los mecanismos a su alcance para moldear ideológicamente la conciencia de las mayorías populares, parte de la clase media y una porción de la denominada burguesía (ahora boliburguesía). Así, a nombre de esa dizque “revolución”, ha regularizado el uso de instrumentos éticamente cuestionables cómo la manipulación y las mentiras, mediante una combinación masiva de medios de difusión y propagandísticas e implementación persistente de fórmulas pseudoeucativas y pseudoculturales.

La “ideologización”, pues, de los mencionados clases sociales ha generado las condiciones (después de 14 años en el poder) para imponer un orden particular de ver las cosas, un pensamiento único, una forma específica, diría uno, de responder a los intereses de los dueños del poder y de amasar privilegios de toda índole. Una ideología dominante, sin duda, distorsionadora de la verdadera realidad social.

Así mismo, no podríamos dejar de señalar otro componente sustancial de ese proceso de “ideologización” porque ya cuenta con la direccionalidad del régimen cubano y sus laboratorios especializados en lograr los frutos deseados de transformar a los nacionales en los típicos sujetos colonizados, no sólo para imponer la doctrina comunista, sino para aprovecharse de la inmensa riqueza petrolera venezolana, ante una isla cuya pobreza y abatimiento, hace mucho tiempo se le cuestiona a fondo las supuestas bondades del paradigma del “mar de la felicidad” que se lograría con su cacareado y fracasado “socialismo de Estado”.

Finalmente, 6 millones 500 mil venezolanos constituyen la base social y electoral de la disidencia en contra de ese modelo de adoctrinamiento colonizador. Vivimos tiempos difíciles y de mucha presión sociopolítica e ideológica de los colonizadores internos y externos. Pero, ¡no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista! ¡Habrá luz al final del túnel! ¡Venceremos, sin duda, este modelo colonizador! ¡Viva el pluralismo del pensamiento, la libertad y la democracia! ¡A luchar y vencer!

sábado, 12 de enero de 2013

SUCESIÓN NEOCOLONIAL EN TIEMPOS DE “REVOLUCIÓN”

Jamás pensamos los venezolanos que el pasado 10E en ese transcurrir de la vida, empantanada por la pobreza de siempre y su secuela de sufrimientos humanos en el seno de una mayoría de los nacionales; nos pasaría lo mismo que a Gregorio Samsa, el personaje central de ese cuento magistral: “La Metamorfosis” de Franz Kafka, que asociando las metáforas para el caso que nos ocupa, el insecto monstruoso sería el neocolonialismo del castrismo cubano rojito en tierra venezolano, como el encargado de despojarnos de la independentista política, legada por los próceres libertarios del ayer.

Así mismo, como Gregorio Samsa, estamos atrapados en esa habitación de las pesadillas oscuras, entre los lazos del neocolonialismo mencionado y la autocracia del régimen “chavecista” que controla todos los resortes del poder del Estado. Y porque una porción importante de la sociedad no termina de despertar ante los llamados de defensa de la dignidad nacional por miedo, por el peso específico de la sobrevivencia social o porque debe haber sucumbido ante la avasallante campaña mediática distorsionadora del oficialismo.

Los graves trastornos de salud del Comandante en jefe de este proceso, éste por demás contradictorio e inaceptable por la involución que sufre el país en todos los órdenes y por los últimos acontecimientos de emplazamientos de sucesión al poder violatorios de ley. Guardando las distancias en tiempo y espacio, nos emplaza a sumarnos al coro del Peregrino de la Libertad, Francisco de Miranda, cuando gritó ¡bochinche, bochinche, ésta gente no sabe hacer sino bochinche!, en el marco de sus desavenencias con varios protagonistas del proceso independista ante la Corona Española.

En este contexto de este proceso de neocolonización de Venezuela por el régimen cubano, el factor militar cobra una importancia relevante, por su ubicación estratégica en puestos claves de poder y porque –incluso- la mayoría de la gobernaciones del país, se encuentran en sus manos. En consecuencia, no es casual que estudios acuciosos (Maritza Montero; 1984)) sobre el comportamiento de la gente y sujetos de poder en los procesos sociopolíticos en diferentes etapas de su historia, conlleva –afirma esta investigadora social- a una “connotación brutal y violenta…y la negación de lo que representan las letras y las artes: el pensamiento abstracto, la creación intelectual, la inteligencia y el ingenio”.

Así, por ejemplo, dice esta académica: “los períodos de dictadura…dan lugar a una nítida autoimagen negativa, la más desvalorizante, que sirve de apoyo a los gobiernos autoritarios y despóticos de los tiranos de turno” Y las concepciones democráticas siempre –argumenta- han introducido la autoimagen positiva.

Sí la razón está de nuestra parte, aunque las condiciones políticas actuales nos resultan adversas, podemos confiar con seguridad que vendrán otros tiempos y otras circunstancias que nos ayudaran a reencontrarnos en el camino de lograr la auténtica independencia política, la democracia, la libertad, el bienestar y progreso para todos. ¡No a la sucesión neocolonial autocrática cubana! ¡A luchar y a vencer!




miércoles, 9 de enero de 2013

¡ABAJO LA BARBARIE PERFECTA!

Lástima por el laureado escritor colombiano, Gabriel García Márquez, porque los problemas de salud que padece, le impiden tomar notas especiales de la picaresca política en la Venezuela de hoy, para nutrir la versión vernácula de la trama de una novela, que estoy seguro superaría con creces el realismo mágico, de los “Cien Años de Soledad”, donde lo posible de la lógica civilizada se estrella contra la “barbarie perfecta” de lo imposible, bajo el secretismo de la Cuba de la tiranía; la “Macondo”, pues, de los Castros y de los segundones tutelados del “poschavismo” venezolano.

Allá en Cuba, la teocracia comunista le ha servido muy bien al régimen personalista de Fidel y ahora de Raúl. Y en Venezuela, parafraseando a Antonio Pasquali, la cuasiteocracia del déspota barinés, quiere retrotraernos a “formas arcaicas de la religiosidad, a empatía emocional. Peligrosa involución y vulgar maniobra de la ingeniería social”.

Por eso, amigos lectores, lo que estamos observando impávidos es esa “masacre” contra la Constitución Nacional, que se inscribe en ese despropósito de desconocer la racionalidad del Estado de Derecho, para anteponerlo a la sumisión a esta nueva “religión ideopolítica”, instaurada por el Jefe Único enfermo de un cáncer terminal, con el tutelaje colonizador e interesado del “castrismo” usurpador en tierra venezolana.

Quizás, copiándose del estilo del filósofos Sartre y Unamuno o de su mentor político Fidel, Chávez ha cultivado esa forma irreverente de confrontar a los adversarios políticos. O imita esa habilidad de los anteriores personajes para descalificar a los contrarios por la forma de pensar, esquivando los argumentos de fondo y apelando a la muralla del dogmatismo o sectarismo más rancio. Por cierto, sus delfines políticos (Maduro y Diosdado), muy aplicados en convertirse en malas copias del Líder Supremo, repiten como loros algunos atisbos de sus poses teatrales y metamensajes insolentes.

Para enfrentar a la “barbarie perfecta” habrá que hacer mucho a lo interno de las organizaciones disidentes, con aplicación de fórmulas inteligentes de reingeniería organizativa, de formación y capacitación de cuadros y líderes sociales asociados a las doctrinas de avanzada y victoriosas en el desarrollo de políticas y manejo de estrategias socio-políticas experienciales en el mundo.

Sin duda, es una lucha a largo plazo, donde no tienen cabida las concepciones erróneas “cortoplacistas” o la carrera desesperada de los improvisados, que sin haber sembrado nada, pretende obtener frutos de la noche a la mañana. Tampoco refugiarnos en las explicaciones mágicas, porque a ciertos personajes disidentes los cálculos políticos no han llegando a concretarse o, porque algunos al ser exageradamente contemplativos de lo que ocurre ante las gravísimas calamidades sociales que sufre la mayoría de la población, no han terminado de asumir una conducta de militancia auténticamente comprometida.

¡A vencer, pues, a la “barbarie perfecta”!


domingo, 6 de enero de 2013

MEMORIA DE LOS AUTÓCRATAS

Obligado, quizás, por el momento político en que se encuentra nuestro país, con ese afán de intentar mirar un poco más lejos de los rumores y comentarios de los últimos días, releí ese libro magistral de Marguerite Yourcemar: “Memorias de Adriano”, cuyo contenido narra la historia de un emperador romano, que se enfrenta a las vicisitudes de ese dilema existencial entre la vida y la muerte, en un contexto de ejerció del poder absoluto.

Y por razones obvias, lo emparenté con la tragedia humana en que vive el actual Presidente Venezolano, cuya enfermedad terminal que padece, conociendo el personaje de claro perfil autocrático, él comulgaría con Adriano, en esta reflexión: “sí por milagro algunos siglos vinieran a agregarse a los pocos días que me quedan, volvería hacer las mismas cosas y hasta incurriría en los mismos errores; frecuentaría los mismos Olimpos y los mismos infiernos”.

En la literatura y el periodismo, parafraseando al Sociólogo, Tulio Hernández, abundan las referencias dramáticas a los que son sometidos estos líderes, una vez que se le presenta la muerte como un final irreversible. El mismo formato, señala, este estudioso de las ciencias sociales: ocultan la enfermedad al máximo tiempo posible, se pasa el secretismo sobre la patología que sufre. Y luego, al final, cuando resuelven sobre la sucesión y la transición envían señales de que la muerte es inminente, y se prepara a la población para las fastuosas ceremonias fúnebres.

En las meditaciones de Adriano sobre la muerte decía que ésta no enseña a morir, y no facilita la partida, porque su sacrificio no enriqueció su vida, sino su muerte. Asociado a lo anterior, Simón Alberto Consalvi, presenta el ejemplo en la Venezuela de 1868, del caudillo José Tadeo Monagas, líder único de la “Revolución Azul”, quien aún afectado por problemas de salud y 83 años de edad, permitió que lanzaran su candidatura para un tercer periodo presidencial. El aferrarse al poder como sea, diría uno, pasó por encima de su enfermedad. La enfermedad del poder absoluto no admite la complacencia ni con la muerte, en los perfiles de estos caudillos.

No obstante, los saldos históricos de sus acciones de barbarie están allí en los ojos del mundo, cuando el autócrata José Stalin, a nombre de la “revolución y el socialismo” condenó a dos millones de rusos a la muerte lenta en el Gulag, por sólo disentir de ese régimen de terror de la época. ¿Y a cuántos cubanos y no cubanos no mandó al paredón de fusilamiento el régimen cubano, por la misma razón de pensar distinto?

La tragedia de la “Guerra Fría” dejó para los registros estadísticos los saldos rojos de victimas, divisiones, odios, resentimientos y ruina en muchos pueblos del mundo. En Venezuela, la conducta de los amos del poder pareciera asomarse con fuerza reeditar ese viejo clima de terror y ruina, a propósito de que el Adriano venezolano, deja como herencia de que se imponga la sin razón sobre la razón. O cómo afirma Antonio Pasquali, estamos ante el avance arrollador de un “irracionalismo reaccionario y as cuartelario”.

Necesitamos, pues, despertar abrigados de un verdadero espíritu de lucha democrático y triunfar. No hay otra salida!