martes, 24 de septiembre de 2013

¿SUSTITUYENDO IMPORTACIÓN DE ALIMENTOS POR EXPORTACIÓN DE DROGAS?

Todavía muchos nacionales deben conservar en la mente el contenido de aquellas prédicas mediáticas del fallecido caudillo de Sabaneta, cuando prometía una y otra vez, de convertir a Venezuela en una “gran potencia”, de sólido liderazgo mundial. Y pasaron 15 años y las referidas promesas se diluyeron en el mar de las promesas incumplidas y hoy forman parte del hazmerreir del mundo, al mostrar ante todos que ni siquiera contamos con papel higiénico para limpiarnos el trasero, amén el vació en los centros comerciales de los anaqueles con alimentos y, pese a las millones de toneladas que, con suma frecuencia, son importadas a distintos países. La cacareada “soberanía alimentaria” así también se quedaba en el caudaloso arsenal retórico y de la pazguatería evidente de los predicadores insulsos del denominado “Socialismo del Siglo XXI”.

Ni la leche, un alimento básico para los millones de niños que la requieren, no se consigue en el 85% de cada 100 establecimientos comerciales del país, en opinión del mismo BCV. La incapacidad oficial raya en lo absurdo, porque se niega apoyo a los productores nacionales y se subsidia, en la práctica a los productores de otros países, con 1000 dólares por cada tonelada que importa el mismo Gobierno. La “ideologización” desmesurada de los factores productivos, con el acoso, persecución y expropiaciones de fincas productores en manos de particulares, ha paralizada la industria y porque a los mismos proveedores internacionales se les adeuda grandes cantidades de dinero. Ni lavan ni prestan la batea. La escasez entonces de este rubro principal y de tantos otros de la dieta diaria, desespera a los ciudadanos que haciendo gigantescas colas drenan sus esperanzas en conseguir una “latica” de leche, para satisfacer un poco la alimentación de sus pequeños hijos.

En paralelo, la opinión pública nacional e internacional fue sacudida por el hallazgo de 1,38 toneladas de cocaína en un avión de Air France, procedente de Venezuela con destino a Paris. El escándalo cobra interés porque nadie se explica cómo en 31 maletas se colocó este gran amasijo de la droga maldita, sin que los custodios uniformados del orden y la vigilancia venezolana se dieran cuenta. Verbigracia el celo mostrado por los militares en los aeropuertos con equipos de alta tecnología para detectar cualquier “contrabando” o por las requisas detalladas de bolsos y maletas de los pasajeros.

Las mafias de las drogas, con conexiones nacionales e internacionales, sin duda han puesta en evidencia la aplicación rutinaria de estos procedimientos hábiles y complejos de exportaciones de grandes cantidades de drogas a distintos países desde Venezuela. Pero lo increíble es ese afán del Gobierno de Maduro de zafarse de toda responsabilidad y continuar con esa política absurda de echar la culpa a los otros, sin asumir las responsabilidades de que lo dicho es de su entera competencia institucional o, será porque en el fondo quieren esconder la triste realidad de hoy, en las manos de esta dirigencia irresponsable y mentirosa, de que Venezuela es ya en estos tiempos una “Gran Potencia”, pero en exportación de drogas. ¡Basta ya! ¡Luchar por el cambio es una obligación impostergable de todos!

domingo, 22 de septiembre de 2013

SOMBRAS DEL NEOCOLONIALISMO CUBANO Y CHINO EN VENEZUELA

Uno se imagina los revolcones, en su tumba, del Padre de la Patria, Simón Bolívar, ante la engañifa de hoy por aquellos esfuerzos sobrehumanos emancipadores, de la guerra de independencia para romper con los lazos coloniales ante la España de la época. De cómo han desdibujado sus hermosas banderas sobre la independencia y autonomía de la nación, cuando logra materializar sus sueños y esa pasión por la libertad. Con la añadidura, también manchada, de sus victorias con las propuestas en defensa de la libertad individual, la propiedad privada, el derecho a elegir y ser elegidos con transparencia en cargos en la dirección del nuevo Estado Nacional y, sobre todo con su famoso decreto de abolición de la esclavitud, para que imperase definitivamente la justicia y la igualdad social entre los nacionales.

Así, durante estos últimos 14 años de gestión del fallecido Presidente Chávez y del actual y cuestionado sustituto en la silla de Miraflores, se ha venido tejiendo una compleja red de intereses foráneos y a lo interno de una casta cívico-militar, que escudándose en un trasnochado y traicionado “nacionalismo” y “antiimperialismo”, se han abrazado a un nuevo modelo de colonialismo, pero ya no de España, sino ahora de la Cuba de los Castro y de China, con lo cual Venezuela pierde de una manera absoluta su independencia y autonomía como nación, siendo pisoteados sus principios ajustados a la actual Constitución nacional y a los convenios internacionales sobre la autodeterminación de las naciones.

La injerencia del régimen cubano raya en los extremos, porque públicamente acepta la élite que nos desgobierna, la configuración de un Proyecto estratégico y geopolítico de una sola nación entre Cuba y Venezuela (Proyecto Venecuba). A tal punto que de hecho las figuras más importantes del Gobierno Venezolano presentan o “rinden cuentas” a los Castro, con mucha frecuencia, allá mismo, en los predios de esta isla del Caribe. Amén de lo consabido con la “invasión” de cubanos en casi todas la esferas del Estado venezolano en puestos y sitios estratégicos claves (militar, seguridad y defensa, registros y notarias, comunicación, puertos y aeropuertos; economía, electricidad, educación, salud, cultura y deportes…). De igual modo, la direccionalidad geopolítica del negocio petrolero y de otras áreas de la economía empresarial y comercial se rige por las pautas y el modelo autocrático cubano. Verbigracia la copia al carbón del sistema de control represivo y restricción de las libertades ciudadanas cubano, que en la actualidad, se aplica en Venezuela. O más grave: las colas de la escasez en alimentos y otros rubros y, los apagones del sistema eléctrico tienen su sello originario de esa isla. En síntesis: ¡La cúpula desnacionalizada que gobierna a Venezuela, se bajó los pantalones y se entregó incondicionalmente a los intereses del régimen despótico Castrista!

En este marco, China junto a Rusia y EEUU, son catalogados como países imperiales. Y cada uno de estos países juega su ajedrez geopolítico, pero en un reparto convenido y con lazos de dependencia hacia distintos países del “Tercer Mundo”. Venezuela, como un simple peón de este juego, y ahora bajo la influencia cubana, ha venido aceptando estar bajo la influencia de China, pero con un disfraz antimperialista ante EEUU. De esta manera, con esa sagacidad aprendida para los negocios y defensa de sus intereses imperiales, China mantiene fuertes lazos de dominación sobre la economía venezolana. El petróleo ha sido el eslabón apetecible para que a cambio de éste, la deuda venezolana se pierda en el horizonte de varias décadas para cancelarla, aprovechándose de esa conducta irresponsable, dispendiosa, inepta y corrupta de este desgobierno rojo rojito. Por supuesto, los negocios notorios o bajo el manto del secretismo de Estado nos permiten afirmar que, China, encontró en Venezuela la “gallina de los huevos de oro”.

Ante este panorama sombrío, los venezolanos estamos obligados a un “despertar colectivo”, de toma de conciencia con lo que está pasando y, nos toca, aunque usted no lo crea, enarbolar de nuevo las banderas de Bolívar de lucha por la independencia nacional y autonomía como nación para poder zafarnos de las ataduras del neocolonialismo cubano y chino. ¡Viva Venezuela! ¡Abajo el neocolonialismo cubano y chino! ¡A reconquistar la independencia y soberanía nacional!


miércoles, 11 de septiembre de 2013

“FASCISMO ROJO” SE DISFRAZA DE “ANTIFASCISMO”

Fue el fallecido Presidente, que ahora sus partidarios le rinden culto casi religioso, en ese afán desmedido para tratar de convertirlo en un mito, una leyenda “épica” de perfil “antiimperial”; el que inició un proceso de “militarización fascistoide” en los primeros años de su primer gobierno en Venezuela, ubicando a militares de su entera confianza en cargos claves de la administración pública. Y cuando le preguntaba por qué la elección de esos miembros de las Fuerzas Armadas, lo “explicaba” con el argumento de que eran “diferentes al resto los ejércitos latinoamericanos” y por las “relaciones históricas” de ésta con la “izquierda organizada”.

Sí se escudriña un poco, uno se da cuenta de la debilidad de estos argumentos. Primero, porque el proceso de formación de los militares venezolanos fue similar a los demás miembros de los ejércitos latinoamericanos, con fuerte influencia de las academias militares del odiado “imperio” y también porque éstos se retroalimentaron, en su proceso de aprendizaje, con los militares “gorilas- fascistoides” de los países del Cono Sur (Stroessner, Videla, Pinochet). Y segundo, porque las relaciones de la “izquierda” con los militares nativos no fue profusa (salvo contadas excepciones), sino más bien frías y de mucho resentimiento por aquella de la participación en la “lucha armada” de los denominados “cabezas calientes” y por las incursiones armadas castro-comunista en territorio venezolano. La insurgencia cívico-militar de abril de 2002 en contra del propio gobierno de Chávez fue una nítida estocada a sus argumentos. Pero a su vez, el caudillo reforzó su condición “militarista” y “fascistoide”, atornillándose aun más en el poder junto a esa casta de uniformados, con la añadidura de haber incrementado los lazos de dependencia y subordinación incondicional con el régimen militar-fascista de los Castro de Cuba.

Luego con ese juego de Chávez, amparado en ese “menestrón ideo-militarista”, confesaba públicamente que él consideraba a los militares como “agentes de cambio”, pero sin dejar de mostrar su apasionamiento por ciertos clásicos de la guerra y la estrategia militar: Clausewitz, Napoleón, Bolívar, Anibal. O su admiración por caudillos militares como Fidel, Torrijos, Mao, Velasco Alvarado, Perón, Zamora (nunca habló de haber recibido influencia de Hitler o el Franco de España, por razones obvias, sin duda…). Lo que sí es cierto, con el transcurrir del tiempo, Chávez puso en práctica lo “peorcito” de lo que “aprendió” de estas figuras militares. Porque el proyecto inicial con vestigios de cambio social y de preocupación por los excluidos sociales, a través de las Misiones Sociales, fue echado progresivamente a la basura. En fin, cambió todo para no cambiar nada.

Hoy el cacareado proyecto “chavista” se transformó en un rancio mamotreto para beneficio de una élite cívico-militar corrupta, derrochadora, inepta y represora. Destruyeron la economía nacional (con mega-devaluaciones, hiperinflación, escasez, expropiaciones de empresas productivas…). Destruyeron la institucionalidad del país, despojando a los poderes públicos de su autonomía e independencia. Destruyeron a Pdvsa y a las Empresas Básicas de Guayana. Destruyeron al sistema de salud y educación, apartándolos de los logros universales en conocimiento científico, innovación y tecnología. Destruyeron la infraestructura física del país y el clima empresarial. Destruyeron los medios de comunicaciones independientes y colocaron a los medios públicos como centros de propaganda y publicidad del régimen. Destruyeron a una porción de la clase media y a la clase trabajadora la tienen contra la pared, porque ya ya ni la honran con la firma de contrataciones colectivas, pagan completo beneficios y salarios o, porque persiguen a la dirigencia proletariada más esclarecida. Destruyeron las libertades ciudadanas, derechos humanos, derechos democráticos y constitucionales…Se constituyó pues, hoy día, una neo-dictadura, un neo-fascismo militarizado en Venezuela.

¡La lucha contra este modelo de Estado y sociedad no admite ambigüedades! El dilema de los venezolanos es: ¿Dictadura o democracia?

domingo, 8 de septiembre de 2013

DECEPCIÓN DE LOS TRABAJADORES ANTE LA AUTOCRACIA ROJA

El fallecido encantador de serpientes supo colocar a una gran masa de trabajadores a favor de sus prédicas humanistas y de cambios radicales ante una sociedad y un estado enfermos. La consigna de “socialismo humanista” le abrió las puertas de la esperanza de importantes sectores del cacareado “proletariado”, que soñaba con alcanzar el paraíso prometido, con el supuesto derrumbe de los muros de la pobreza y las calamidades sociales que ésta concentra en sus entrañas.

Los cambios en la estructura económica, jurídica, instituciones, poderes públicos y en lo ideológico no se hicieron esperar. Chávez dejó al país como un campo de batalla, después de una lucha a muerte por la victoria ante los adversarios, o mejor ante los “enemigos” como solía calificarlos en los contenidos de sus mensajes en aquellas escenas teatrales mediáticas del “Aló Presidente” o las cadenas que, casi a diario, se le imponía a los nacionales para que fuesen escuchadas. Maduro, al decir de varios analistas, sólo heredó un montón de escombros de lo que ellos denominan “el capitalismo neoliberal burgués”.

En verdad con las Misiones Sociales y con las mentiras repetidas mil veces asomaron ciertos vestigios de cambios para alumbrar esperanzas de redención social en el seno de los desposeídos. Pero la realidad de la vida cotidiana de los “condenados de la tierra”, pasados 15 años, empezaron a abrirles los ojos, de que todo era una farsa, que una cosa era el discurso edulcorado y otro sentir en carne propia el despojo firme y progresivo de conquistas sociales y laborales, a través de largos años de lucha en las calles o en los procesos de diálogo con los patrones privados o de los entes públicos. O también se pudieron dar cuenta de que sólo con sangre, sudor y lágrimas era posible arrancarle beneficios a la actual dirigencia roja del supuesto poder “revolucionario” y “socialista”. Los cambios, entonces, estaban oliendo a estiércol, que no eran tales cambios o mejor, en el esquema “gatopardiano”, se cambió todo para no cambiar nada. Al símil del fracasado modelo autocrático de los Castro de Cuba, quiénes incluso hoy día, ante el referido fracaso, dan señales de acogerse a ciertos patrones del odiado “capitalismo”.

Hoy para los trabajadores venezolanos el panorama no puede ser más sombrío: se le desconocen las cláusulas económicas y sociales establecidas en los convenios colectivos, leyes laborales, Constitución Nacional y, subsiste un clima grave de hostigamiento, represión, despidos e incluso de cárcel para los dirigentes sindicales más firmes y consecuentes en la defensa de los intereses de la masa proletaria. Un testimonio indiscutible de lo dicho lo constituye lo que ocurre en el seno de los trabajadores de las Empresas Básicas de Guayana, Pdvsa, Corpoelec e instituciones públicas del sector salud, educación formal y universidades del país. Amén de lo que pasa en el entorno social de los trabajadores ante el dramatismo infernal de la inseguridad, escasez, alta inflación, los apagones, déficit de empleos, la corrupción y la falta de respuesta a los demás problemas referidos a los servicios públicos, deficiencias del servicio de agua, atención en salud, vialidad y la morosidad con los programas de vivienda; entre otros.

En fin, los trabajadores sienten que el manoseado concepto marxista de la “plusvalía”, que encerraba el dizque robo del esfuerzo de trabajo de horas por parte de los “empresarios capitalistas”; ahora resultaba quedar en manos del Estado rojo rojito, que aparte de despojar a los trabajadores de esa plusvalía, también les regatea sus derechos al no asumirlos o violarlos hasta la saciedad, sin que poder público alguno logre imponer el espíritu de justicia, que debería prevalecer y ajustarse al consabido principio de la dizque “humanización socialista”.

¡Los descamisados pues, se encargan hoy, de quitarle la máscara a esta autocracia de la ignominia y están abriendo de par en par las puertas al futuro de la democracia, para que flamee por siempre las banderas de la libertad, el bienestar y el progreso para todos!

lunes, 2 de septiembre de 2013

¡EL FRACASO DEL NEOFASCISMO ROJO EN VENEZUELA!

Quizás en un futuro no muy lejano estemos exhibiendo, en un gran museo en Venezuela, para todos sus visitantes, con vergüenza y todo, algo así: “los años perdidos de la locura neofascista roja de la Venezuela post moderna”. Sería mostrar para los ilustres visitantes de ese museo un resumen contundente, con imágenes y textos, la locura de ese estruendo fracaso de un modelo de Estado y sociedad autocrático que jamás debió ser.

Se presentarían las cifras rojas de los 70 homicidios por 100.000 habitantes para el 2013, con un acumulado de 190.000 asesinados en más de una década. Qué el compromiso de reducir la pobreza ante la ONU para el 2015 resultó un fiasco estremecedor, porque más del 80% de la población nacional vivía en situación de pobreza, cargando sobre los hombros las penurias y calamidades que ésta trae consigo sin empleo, sin viviendas, sin servicios públicos adecuados y sin derecho a la vida. Que la salud colectiva e individual sufrió el tsunami de elevar las cifras a niveles escandalosos de la morbi-mortalidad por violencia, cáncer, enfermedades del corazón. Pero que su vez, cómo jamás en muchos años, reemergieron en paralelo las enfermedades asociadas a la pobreza cómo la tuberculosis, la malaria, el dengue, la influenza HINI y la desnutrición.

Así mismo, ocupando un lugar de honor, se mostrarían las muertes por falta de atención médica, en aquella Venezuela del festín saudita con los petrodólares, a nombre de una supuesta “revolución socialista”. Amén del abandono adrede y criminal de la red hospitalaria y ambulatoria y, de los cacareados Barrio Adentro y CDI, convertidos en antros de un Estado invasor cubano dentro del Estado venezolano, con el acicate descarado del proceso de la ideologización anti-soberana.

La exhibición en ese gran museo, sería cómo la contraparte de aquél de la Montaña, hecho para satisfacer la otrora vanidad del caudillo fallecido, considerado cómo el responsable mayor de ese desastre anti-Patria, porque además mostraría el famoso maletín de Antonini, con los petrodólares de la Corrupción del Ramírez de Pdvsa, que junto a una réplica de los contenedores con las alimentos del desagüe corrupto de Pudreval, Empresas Básicas de Guayana, el robo de los Fondos de las Prestaciones Sociales de los trabajadores de la misma PDVSA o del Fondo Chino, Bandes, el juego “pudrimillonario” con los dólares de Cadivi y, tantos “guisos revolucionarios”; harían pasar, sin duda, vergüenza a los cuentistas de “Ali Babá y los Cuarenta Ladrones”.

En otra sala gigantesca del museo en cuestión, se tendría a la luz de todos, las cifras de los records Guiness en inflación, escasez, apagones, pésimos servicios públicos, desastres en las refinerías por falta de mantenimiento y del caos económico, por intermedio de aquella imposición de una mala copia del modelo cubano, que pudo sobrevivir por el apoyo dado en donaciones, subsidios y negocios oscuros por parte de la élite corrupta e inútil del circo mediático rojo de la Venezuela de aquél ayer.

También formarían parte en las salas de exhibiciones de cómo famosos Pranes, en férreas conexiones con un funcionariado civil y militar, crearon mafias en las cárceles para hacer grandes negocios con armas, drogas y ejecutar acciones delictuales de toda laya para su propio beneficio y privilegios de todo calibre. Verbigracia las huellas de la represión desatada en contra de los ciudadanos decentes, disidentes o personas que osaron opinar diferente y dónde las cárceles eran los refugios para tratar de acallar las voces que rompieron el silencio de los muros de ese neofascismo rojo en el país.

El contenido de una gran pancarta despediría a los visitantes del museo, dejándoles una aleccionadora lección: ¡NUNCA MAS!