viernes, 24 de octubre de 2014

¿ECONOMÍA “MILITARIZADA” EN VENEZUELA?

Desde hace algún tiempo, sí rememoramos la época del caudillo militar de Barinas, todo lo concerniente al rumbo y manejo estratégico de la economía, el Estado y la sociedad; se identifica plenamente con el paradigma militarista “cubanoide”. Y las normas constitucionales que consagran los derechos ciudadanos participativos, libertarios democráticos y de la prevalencia, por ejemplo, de una economía de mercado; han sido echadas a un lado o, mejor dicho pisoteadas descarada e impunemente. Porque siguiendo el camino de Chávez, su heredero Maduro, ha impuesto el mismo criterio del “Comandante Supremo” al considerar a la vigente Constitución como “demasiada permisiva y con muchas vulnerabilidades”, aun cuando el pueblo venezolano rechazó (mediante el voto) aquel mamotreto de Reforma Constitucional. No obstante, por la vía de los hechos (irrespetando a la soberanía popular) esta Reforma la han venido imponiendo a “sangre y fuego”, bajo la guía “maquiavélica” de los Castro de la Habana. Por eso, en la actualidad con ese esquema de anarquía y la anomia inducida de la “revolución bonita”, pretenden hasta militarizar el libre juego de la oferta y la demanda de los productos básicos y no básicos, en el contexto de una atípica economía de mercado. De ahí, las consecuencias desastrosas con la escasez de mercancías de todo tipo, hiperinflación, quiebra de empresas, desempleo infernal, deterioro del salario integral, déficit grave de divisas y, las devaluaciones sucesivas de la moneda nacional con respecto al dólar.

Colocar el “uniforme verde oliva” a la economía es un contrasentido, pese a la estrategia gradual, definida por el “caudillo fallecido de la montaña”, a través de Leyes Habilitantes, cuyo entramado, ha dejado la huella demoníaca de controles y más controles de los precios de los productos que, al final, se ha convertido en siderales cifras inflacionarias (una de las más altas del mundo). Una variedad de empresas han cerrado su santamaría, es decir unas 200.000, con una caída estimada de un 40%. La contracción económica rondará el 8% y en consecuencia crecerá el desempleo como nunca antes. La baja de los precios del petróleo reducirán los ingresos fiscales en 8 mil millones de dólares. Y Venezuela deberá cumplir este mismo año con un cronograma de pagos de la deuda externa, que se estima en 5.8 millardos de dólares, especialmente destinados a la deuda contraída con China. Mientras que la CEPAL registra una caída de la inversión extranjera productiva en Venezuela de 54%, una cifra record históricamente. La masa no está para bollo, aunque Maduro insista en colocarle la camisa de fuerza militar a la economía. El tiempo de las vacas flacas está generando una grave situación de incertidumbre económica, social y política.

Las castas de poder en el país, no encuentran como capear el temporal del descontento social que ya permea hasta las filas del partido de Gobierno. Un 80 % del total de la población se muestra inconforme ante el desastre socio-económico de la gestión gubernamental de Maduro. Las protestas por demandas sociales de la población en cada rincón del país explotan a cada rato, como volcanes en plena erupción. El modelo totalitario militarista no tiene vida en Venezuela y mucho menos con el apoyo de “colectivos armados”, cuyas acciones desbordan los límites de la ley y de cualquier orden de convivencia humana.

lunes, 20 de octubre de 2014

¡SÍ CALLAN LAS VOCES CRÍTICAS, CALLAN LA LIBERTAD!

Cuando uno se da cuenta del uso de procedimientos perversos y fascistas del régimen, contra los escasos medios de comunicación social independientes que quedan, o la aplicación descarada de medidas sancionatorias contra otros, por sus posiciones críticas a la actual gestión gubernamental; o la persecución policial y privación de libertad a estudiantes, sindicalistas, políticos, caricaturistas, luchadores sociales y tuiteros por sólo ejercitar el pluralismo del pensamiento y opiniones sobre la infernal realidad sociopolítica del país; muestra una clara determinación de los actores ideopolíticos del “Proyecto Venecuba” de avanzar hacia la consolidación –a sangre y fuego- de una férrea dictadura “militarista” y negadora de todo vestigio de libertades ciudadanas y espacios democráticos. Y hasta la ONU y otros organismos internacionales parecieran dar la espalda impunemente ante esta tragedia humana nacional. O como lo dijo John Berger: “Quien mira por encima, quien mira hacia otro lado o quien cierra los ojos es, como mínimo, cómplice de lo que sucede”.

De esta manera, a los ciudadanos de a pie se nos obliga a andar como el legendario Sísifo de la mitología griega, con ese eterno calvario de la maldición eterna del sufrimiento humano. Y en contraste, habría que calarse este desvarío del poder omnipotente del “Estado forajido”, que se adueñó de todo y sólo medianamente nos deja sobrevivir, por ejemplo, de las importaciones de alimentos, a través del guión cubano racionado de los mendrugos de pan destinados al colectivo nacional. Una neo-moderna forma de esclavitud, pero con las caretas mentirosas del dizque “mar de la felicidad” o del cacareado “Socialismo del Siglo XXI, ¡qué nunca ha llegado, ni llegará! Por eso, hay que gritar como las otrora voces de la resistencia mexicana Zapatista: “Por trabajar nos matan, por vivir nos matan. No hay lugar para nosotros en el mundo del poder. Por luchar nos matarán, pero así nos haremos un mundo donde nos quepamos todos… y todos vivamos sin muerte en la palabra”.

El monopolio mediático del Estado resulta abrumador y el cerco económico, policial y judicial contra los pocos medios que sobreviven a la censura y autocensura tiene un carácter épico. Por eso resulta un acto indigno no levantar la voz de rechazo y protesta contra los desmanes totalitarios del régimen hacia los Diarios “El Nacional” y “Tal Cual”, negándoles los insumos necesarios (papel, tinta…) para que no continúen circulando. Silenciarlos -como sea- parece ser la orden de los barbudos de la Habana, amos y señores del poder político y económico del país. Quieren auto engañarse señalándoles como culpables del actual desastre nacional o, como opositores a ultranza que merecen la hoguera, ante las supuestas herejías de los contenidos cuestionadores y críticos a la luciferina gestión oficial y al modelo procubano históricamente fracasado. Pero, parafraseando al poeta Neruda: de todas las verdades…no podrán escoger el día…no podrán atarnos a sus cadenas…no podrán despedazarnos las palabras, ni destruirnos la utopía real de la paz en libertad… ¡nadie detiene el río de los sueños!

viernes, 17 de octubre de 2014

¡DESTRUYENDO LA DESCENTRALIZACIÓN, DESTRUYEN SOLUCIONES!

Sin duda que el proceso de descentralización en Venezuela se corresponde con una larga lucha sociohistórica entre grupos de poder desde el siglo XIX: entre los defensores del centralismo y los federalistas de la provincia venezolana. El “Gomecismo” se encargó luego, a mediados del siglo XX, de imponer –a sangre y fuego- el centralismo, bajo la égida del caudillo militarista. Pero posteriormente, a finales del siglo XX, a partir de 1984, con el poder en manos de los defensores del “Democracia Representativa”, conciben a la descentralización como una estrategia política de desarrollo y modernización del Estado; de redistribución del poder, mejorar la eficiencia administrativa y sus mecanismos de control administrativo y social para, por ejemplo, derrotar los viejos vicios del centralismo y caudillismo; clientelismo partidista, la corrupción y el burocratismo.

Es así como en 1989, a través de las propuestas de Comisión Presidencial Para la Reforma del Estado (COPRE), se materializa todo ese proceso con la Ley Orgánica de Descentralización, Delimitación y Transferencia del Poder Público y, con la Ley sobre la Elección y Remoción de Gobernadores. Pero, como dice una vieja canción cubana: “llegó el Comandante y mando a parar”: se volvió, a partir de la llegada al poder de Chávez, al rancio centralismo y al caudillismo militarista, con el cuento manipulado ideopolíticamente de que, la descentralización, era una de las hijas de la “teoría burguesa” y de afianzamiento del “modelo capitalista y neoliberal” en el país. De esta manera, el “modelo totalitario cubano” era impuesto en el país, hasta con la sangre vertida en la calle por los gloriosos estudiantes que demandan soluciones concretas, junto con toda la gama de ciudadanos disidentes y opositores al actual régimen antidemocrático. La lucha de hoy, se concentra bajo la lupa de estas dos visiones de país: centralismo totalitario vs descentralización democrática del poder.

Al no existir poderes públicos de contrapeso a la desmesura del poder central “militarista” hoy por hoy, hasta para adquirir las fármacos e insumos de emergencia solicitado por cualquier centro médico-asistencial de la República e impedir la muerte de nacionales, se debe solicitar el visto bueno del Poder Ejecutivo. Amén para reparar vías, escuelas, ambulancias o los medios de transporte de los trabajadores públicos. En fin, la autorización para cualquier gasto de funcionamiento menor, de cualquier ente público, debe ser tramitada ante el poder omnímodo de los burócratas enchufados del poder central de Caracas. Los Gobernadores y los Alcaldes fueron convertidos en simples pagadores de la nómina de personal, en auténticos “jarrones chinos”; sin poder alguno en la toma de decisiones para resolver las demandas populares del día a día.

Ese hervidero de problemas sociales que escuchamos desde la provincia venezolana y de sus abultadas localidades, se obtendrían respuestas rápidas y eficientes sí la descentralización política-administrativa fuese un hecho, de claro perfil conceptual de la redistribución del poder en forma democrática. Así, hasta la figura de los Consejos Comunales como entes de participación ciudadana (ya formados y capacitados), en ese eslabón democratizador, sí se articularan férreamente a las Gobernaciones y Alcaldías –con sentido de corresponsabilidad compartida- se concretarían soluciones de problemas regionales a cada rato, pero en la concepción totalitaria del poder, depende en su accionar paquidérmico de la majestad del supra-caudillo de turno. ¡Democracia o dictadura, ese es el dilema trascendente! ¡Decidamos!


miércoles, 15 de octubre de 2014

¿QUIÉN EJERCE EL MONOPOLIO MEDIÁTICO EN VENEZUELA?

Algunos ingenuos, desinformados o malintencionados vienen repitiendo como loros aquel viejo guión “izquierdista” de décadas atrás, del monopolio de actores privados sobre los diversos medios de comunicación social en el país (prensa escrita, radio y televisión). Los cuales –se argumentaba- respondían a los intereses de los “capitalistas criollos” y de sus aliados incondicionales, los “monopolios transnacionales” gringos o europeos. Se cuestionaba con pasión “revolucionaria” y “socialista” la hegemonía comunicacional de las “élites de poder pro imperiales” sobre las “mayorías excluidas y explotadas” de la República. La lucha por la libertad de expresión y pluralidad del pensamiento cobró inusitado entusiasmo, especialmente, entre las masas estudiantiles, intelectuales y sectores diversos de la disidencia de “izquierda” ante el modelo “opresor” de la “IV República”. Pero, con la llegada de Chávez al poder (y ahora con Maduro) esto cambió sustancialmente y es el Estado omnipotente y totalitario el que ejerce el monopolio sobre los medios de comunicación de masas y del contenido de los mensajes ideopolíticos, que a cada minuto, bombardean el cerebro de los nacionales.

Es así, como el Estado es dueño absoluto de las televisoras nacionales (VTV, TVES, Globovisión, ANTV, VIVE, FANB); la Internacional Telesur y la mayoría de tv regionales; de una extensa red de emisoras nacionales, regionales y comunitarias; la prensa escrita nacional (“Últimas Noticias”, “El Universal”, “Correo del Orinoco”, “VEA”) y una gama de periódicos regionales y locales. Verbigracia los “Aló Presidente” y cadenas nacionales a cada rato. Maduro, para poner un ejemplo, desde el mes de enero hasta el mes de septiembre del presente año se encadenó 77 veces, por 133 horas y 11 minutos. Casi le quita el record mediático al caudillo fallecido de Sabaneta, quien por igual, abusó hasta la saciedad del poder y de la paciencia de los venezolanos. Amén de ese ejercicio dictatorial de aplicar la censura y la autocensura a los medios independientes, como el caso de los diarios “El Nacional” y “Tal Cual”, cuyas ediciones agonizan en la actualidad, al despojarlos arbitrariamente del derecho a los insumos (papel, tinta…) para poder garantizar el tiraje diario planificado. O ejerciendo presión con los anunciantes de publicidad comercial o negándoles la propaganda institucional. El monopolio mediático que ejerce el Estado no es - hoy por hoy- un simple discurso disidente, sino una realidad inobjetable e incuestionable.

Incluso, en el presente, varios de los voceros de la tiranía, no guardan pudor ante tanto abuso y desmesura, porque el mismo Ministro Andrés Izarra, que al decir de Américo Martín, reconoció públicamente: “el socialismo debe lograr hegemonía mediática”. Y para ello no escatiman recursos y procedimientos deleznables para lograrlo. Y también expresa Américo Martín: “comprando medios, censurándolos, prohibiéndolos, persiguiendo periodistas. Eso es dictadura, no hegemonía a la manera de Gramsci” (afirmación de la capacidad de dirección política, espiritual y moral). ¡En fin, dice uno, la praxis socio-política de esta dictadura está lejos, pero muy lejos… de cualquier asomo de democracia, libertad y derechos ciudadanos!

domingo, 12 de octubre de 2014

¿AGONIZA LA TIRANÍA VENECUBANA?

Tanta crítica del “Castro-chavo-madurismo” al “Pacto de Punto Fijo” para terminar con el “Pacto de la Habana” (o “Proyecto Venecuba”) que ha sido peor, a la luz de los resultados desastrosos en todos los órdenes, cuyos indicadores cuantitativos y cualitativos están allí reflejados en los rostros de millones y millones de nacionales y cubanos que padecen de hambre, miseria, escasez, hiperinflación, desempleo, represión o cuyas vidas no valen nada por el derrumbe del derecho a la salud o, porque la violencia uniformada o no, hizo trizas el derecho a existir. O porque todos esos contenidos de la retórica sobre principios, valores y rectitud dizque “revolucionaria” fueron echados al cesta de la basura, ante la ola irrefrenable de corruptelas de toda índole. O porque surgieron castas de poder sólo para amasar privilegios y capitales, en detrimento de las mayorías depauperadas.

Las excusas reiterativas con las proclamas mediáticas y propaganda desbordante “antiimperialistas” y “ultranacionalistas”, ya no les vale de nada, en contraste con la cotidianidad de la vida miserable que padecen los habitantes de aquella isla del Caribe y los ciudadanos de a pie de Venezuela. En Cuba, en las primeras décadas, pudo tener algún efecto en la población lo anterior, por los errores políticos de EEUU con el embargo y otras acciones cuestionables del pasado. Pero, ya eso se fue disipando y la gente se pregunta: ¿debo vivir toda la vida en la más absoluta pobreza y sin libertades de ningún tipo, sin siquiera poder morir con decencia? Y han pasado 56 años de tiranía “castrista” y los procesos de huir de la isla como sea, aún a sabiendas de perder la vida, en los últimos se han incrementado a grado sumo. ¡Es una gran farsa –dirán- que el “socialismo totalitario” es sinónimo de vivir en el “mar de la felicidad”. Por eso los “Castro”, ante la realidad de estar padeciendo hoy, otra de sus peores crisis socio-económica, están dando “carta blanca” al capital extranjero para que inviertan en la isla, prometiéndoles “seguridad jurídica, no expropiaciones y repatriación de sus dividendos”. ¡Válgame Dios, Marx y Lenin, estarían retorciéndose en sus tumbas!

En el caso de la tiranía venezolana, tiene sus particularidades, aunque formen parte del mismo Proyecto de entreguismo al régimen cubano. Colocan el acento en defender, como sea, a las cúpulas de poder. Pero, repiten como loros, los mismos procesos fracasados vividos por la tiranía cubana: destrucción del aparato productivo nacional, expropiaciones a granel de empresas, tierras y comercios. Importaciones restringidas de los productos básicos y no básicos por el Estado. Control totalitario de precios y resquebrajamiento del libre juego de la oferta y la demanda. Manejo discrecional de las divisas. Y las consecuencias: escasez infernal de todo (alimentos, medicinas, repuestos…), hiperinflación, desempleo galopante, devaluaciones sucesivas de la moneda nacional, decrecimiento económico y altos grados de corrupción en todos los niveles.

La otrora “Sodoma y Gomorra” de los contenidos bíblicos, se quedaron corta ante la decadencia integral de la República, especialmente en los ámbitos de la ética y moral pública. Por eso, hacemos nuestra las reflexiones de Berger J: “De nuestros despojos y rotos cuerpos habrá que levantarse un mundo nuevo. ¿Lo veremos? ¿Importa si lo veremos? Creo que no importa tanto como el saber a ciencia cierta que nacerá y que en un largo y doloroso parto de la historia algo y todo pusimos: vida, cuerpo y alma. Amor y dolor que no sólo riman, sino que se hermanan y juntos marchan”. ¡A despertar, a luchar!



jueves, 9 de octubre de 2014

¡ANTE CIERRE EMPRESAS!: ¿NI ATÚN, NI SARDINA?

Aunque paradójicamente sólo ocupamos nuestra atención en la riqueza petrolera, que subyace en el subsuelo de la nación, para bien (sabiéndola administrar para beneficio de todos) o, para mal (haciendo todo lo contrario para beneficio de unos pocos y de las corruptelas más asquerosas). Sin voltear siquiera, hacia las profundidades de las aguas marinas, en ese inmenso Mar Caribe, donde la riqueza en peces es de una enorme variedad, lo cual permitió -entre otras cosas- el florecimiento de empresas de la pesca de atún y sardina, especialmente en territorio del estado Sucre (Cumaná, Marigüitar y Guaca, a escasos kilómetros de Carúpano). Pero sin que nos quede duda, todo se ha venido derrumbando, porque el modelo socioeconómico e ideopolítico imperante en el país, es un calco del fracasado paradigma totalitario cubano: ¡todo lo concentra el Estado omnipotente y diezma progresivamente a la iniciativa privada! Los resultados son frustrantes: ¡quiebra de empresas productivas y desempleo galopante!

Bajo el argumento panfletario de que construyen el “Socialismo del Siglo XXI” destruyen el aparato productivo nacional y se limitan nada más que a importar rubros alimentarios y otros productos, de acuerdo a su conveniencia hegemónica. La ausencia de dólares para la inversión y el manejo discrecional para otorgar divisas, se suma, a la compleja situación de la devaluación de la moneda (¿500%?). Y en consecuencia, de un proceso indetenible de decrecimiento económico y ruina progresiva del país en todos los sentidos. Así mismo, la escasez, la hiperinflación y el desempleo desenfrenado se han convertido en verdaderos Caballos de Troya para agravar –a grado sumo- la crisis nacional.

Por eso, el sector de la pesca no escapa a este cuadro dantesco: con los anuncios de cierre de Pescalba y de tres empresas enlatadoras en la región: La Gaviota, Avecaisa y Agroindustrial (Eveba). Porque no cuentan con las inversiones e insumos necesarios. Amén de que, en el caso de Pescalba, los trabajadores denuncian, un fraude por el orden de 400 mil millones de dólares, provenientes del Fondo Chino, aprobados en el 2008. En ese mismo orden, la masa laboral de estas empresas y los sindicatos del sector –agregan a sus denuncias- la inoperatividad de varias embarcaciones y empresas suministradoras de insumos, porque también se encuentran paralizadas por falta de lo mismo (insumos). Verbigracia toda la gama de problemas laborales, incumplimiento de pagos y amenazas de quedarse cesantes. ¡Un cuadro de desastre, pues, en el seno de estas empresas de “Producción Social o Socialistas”.

El descontento laboral es grande y los sindicatos del sector anuncian desde ya protestas de calle, para presionar y ser escuchados por el sordo e indiferente desgobierno. No podremos consumir, entonces, ni siquiera atún, ni sardinas en medio de esta alharaca politiquera de la dizque “soberanía alimentaria socialista” en el país. El hambre toca a las puertas. ¡El cambio integral, en esta Venezuela de hoy, luce impostergable! ¿Quién lo duda?


lunes, 6 de octubre de 2014

¡LA AMENAZA ROJA BELICISTA ¡

Nadie puede pensar que el proceso de cambio en Venezuela sea una tarea fácil, no; por el contrario ha sido y seguirá siendo una tarea sumamente compleja y tortuosa, porque todo el aparataje del Estado totalitario –incluyendo el monopolio económico, militar y mediático- está al servicio incondicional de esta tiranía procubana, de la boliburguesía y de una casta de enchufados de gran poder decisorio en el rumbo de la Venezuela actual. La vanguardia cívico-militar que lidera la llamada transición hacia el paradigma del “Socialismo del Siglo XXI”- pese al fracaso evidente en todos los órdenes- no cesa en su empeño dogmático -a sangre y fuego- de satisfacer las directrices de los octogenarios “dictadorzuelos” que residen en la Habana, quienes ansían frenéticamente mantener sus manos neocoloniales sobre el Estado, la riqueza petrolera y la sociedad nacional.

La irresponsabilidad de los actores ideopolíticos del fracasado paradigma rojo es desmedida y, los sectores más radicalizados y fundamentalistas, pugnan por ejercer presión persistente para evitar cualquier retroceso de sus “leales” propósitos “revolucionarios”. Por eso las palabras “paz”, “negociación”, “derechos humanos”, “libertad” y “democracia”, les resulta una herejía inaceptable. Para ellos “Patria, Socialismo o Muerte” es su dogma de fe, al mejor estilo de ciertos “marxistas ortodoxos” que, con esa rara mezcla con militantes de la “santería cubana”, arrojan saldos criminales en algunos de sus rituales. Y, al parecer, ya cobró su primera víctima de notoriedad en la humanidad del recién asesinado joven diputado del Psuv. Quién –además- cumplía roles de liderazgo en el seno de los colectivos armados (¿armamentismo para la confrontación vs desarme ordenado por el heredero de palacio?).

Las contradicciones internas señaladas, pretenden opacarlas con los señalamientos grotescos (de conspiradores) contra la disidencia democrática y plural, para así tratar de golpearla políticamente, reagrupar las fuerzas rojas rojitas descontentas ante el caos reinante, distraer el colectivo nacional por la crisis infernal y, complacer el rancio “antiimperialismo gringo” de sus jefes supremos, los hermanos Castro de Cuba. Con esta direccionalidad táctica, que atiza el “odio clasista”, no debe descartarse la hipótesis de conducir a la nación hasta una confrontación bélica, donde –sin duda- el gran poder de las armas estaría de su lado. Con el ingrediente principista -dice uno- y del manejo de la razón y de la historia: de que todo enfrentamiento bélico trae consigo ruina, destrucción, pobreza y muerte. ¡Más de lo que tenemos y por lo cual sufrimos mucho los venezolanos!

Por eso, ante tanta tragedia e incertidumbre, una vez más, terminó estas reflexiones, aferrado como nunca a la poesía del inmortal de Neruda: ¡Qué mundo! ¡Qué profundo perejil! / ¡Qué nave navegando en la dulzura! / ¡Y tú tal vez y yo tal vez topacio! /Ya no habrá división en las campanas. / Ya no habrá sino todo el aire libre,/ las manzanas llevadas por el viento,/ el suculento libro en la enramada,/ y allí donde respiran los claveles/ fundaremos un traje que resista/ la eternidad de un beso victorioso/.








domingo, 5 de octubre de 2014

¡MAFIAS O EL PODER DETRÁS DEL TRONO!

Todos los venezolanos, independientemente de nuestra identidad ideopolítica y por mandato constitucional, estamos obligados a defender los intereses supremos de la República, aun cuando no le veamos por ahora “el queso a la tostada” de un gran viraje en el rumbo de la nación, ante la presencia indiscutible de verdaderas mafias de toda laya, que hoy por hoy se constituyen en los verdaderos amos del poder autocrático que reina en la Venezuela actual. Sólo asumiendo la participación ciudadana beligerante como el camino más expedito para salir de este infierno del caos y la ruina material y espiritual de la nación, nos proporcionará las herramientas necesarias para tomar conciencia política democrática y, hacer retroceder a las mafias internas y foráneas que representan a la actual tiranía roja “cubanoide”.

La tarea de desmontar estos grupos delictuales no es fácil, sí se trata de grupos mafiosos ligados a la estructura del Estado para cometer las fechorías más inverosímiles: narcotráfico, lavado de dinero, asesinatos por encargo, tráfico de armas y pare usted de contar. Los entendidos en la materia arguyen que Venezuela hoy es prolija en el accionar de estas mafias que, incluso, algunas gozan de prestigio mundial cómo la “cosa nostra siciliana”, calubresa; de China, México, Colombia o en menor cuantía por ser nacional, el “cartel de los soles”. Los tentáculos de estos grupos del delito y el crímenes de lesa humanidad se pierden en los espacios del sector bancario, construcción, industrias, alimentos, medicinas, armas, aduanas, tributaciones, automotriz, combustible, comercio en general; y un largo etcétera. Muchas son mafias nacidas en el ayer, pero en el actual desgobierno “socialista” y “revolucionario” hay nuevas o se han expandido y fortalecido como nunca antes.

Lo conceptos de “Estado Delincuente”, “Estado Forajido” y “Narco-Estado” no son descabellados y mantienen una fuerte documentación testimonial en libros, revistas, reportajes y artículos de opinión. Pero, si en algo son buenos los mafiosos, aparte de acumular grandes fortunas, es la de poner en práctica –con singular maestría- el arte del engaño, mediante el cual los “lobos feroces” se disfrazan de “caperucita” o grandes “gorilas” de simples “monitos” de circo.

El Chávez “populista” o de la creación mediática del mito del “Cuartel de la Montaña”, no es el mismo de carne y hueso que dilapidó 1300 millones de dólares en su fracasada gestión gubernamental con el apoyo de mafias; que sin duda, estamos pagando con creces los venezolanos del presente y les tocará pagarlos a los nacionales de unas cuantas generaciones de futuro, por aquello de las deudas contraídas con China y Rusia, por el “entreguismo” al régimen cubano o, por las corruptelas e ineficiencia gerencial en la administración de la riqueza petrolera. Maduro y Diosdado tan sólo son sus alumnos más aventajados, en estas praxis socio-políticas luciferinos.
Los venezolanos, armados con la vigente Constitución Nacional, tenemos a mano la salida a la crisis nacional, mediante un cambio de fondo de esta realidad (Constituyente, revocatorio o renuncia)… ¡qué están a la orden del día! ¡Tú decides!


viernes, 3 de octubre de 2014

¿PAZ SIN JUSTICIA Y LIBERTAD?

Hay gente empeñada en no querer mirar la realidad de la tragedia humana que agobia de manera endemoniada al pueblo de Venezuela. Y parafraseando a Dámaso Alonso, a uno le provoca gritar como él: ¡señores paren, paren hay que bajar ahora mismo! Porque hay sangre por todos lados, y yo necesito saber quién vierte la sangre, y porqué se vierte y en nombre de qué se vierte. Y sólo basta mirar el entorno que nos rodea para darnos cuenta de cómo Venezuela ha retrocedido a años luz de los países del primer mundo, en una competencia cabeza a cabeza para formar parte ahora, junto a países africanos o Haití -al inframundo- al mundo de “Los Miserables” de Víctor Hugo.

Ya no es posible con truculencias estadísticas “oficialistas” o, aplicando con rigor el arte del engaño mediático del fascista Joseph Goebbels, ocultar la realidad del crecimiento abismal de las desigualdades y la exclusión social; es decir del fenómeno de la “pobreza absoluta” y de sus innumerables calamidades antihumanas: violencia e inseguridad, hambre, escasez de productos básicos, desempleo, salarios míseros, muertes por falta de atención en salud, apagones, falta servicio de agua, cloacas colapsadas, basura por doquier…y pare usted de contar.

La injusticia está ahí presente, cuando menos del 5% de la población goza de todos los privilegios habidos y por haber de la riqueza petrolera venezolana y, por los nexos delictuales que ésta mantiene con el Estado totalitario, para acumular capitales y beneficios en su afán de egoísmo sideral anticristiano. Y en contraparte, las mayorías nacionales sobreviviendo de las lisonjas que proporcionan las castas del poder cívico-militar que, no tienen miramiento alguno, a la hora de utilizar el “garrote vil” de la represión, cárcel y hasta asesinatos para conservar el reinado de las prebendas acumuladas, cuando los indignados osen criticar o protestar. El “apartheid” sociopolítico que instauró el Chávez fallecido, hoy se mantiene con Maduro y los Castro de la Habana, para vomitar con creces el odio de clases y el crimen organizado, cuyas víctimas no son sólo los 45 jóvenes caídos en las protestas de calles, sino también un Anderson, Otayza o un Robert Serra, provenientes de sus propias filas.

La ceguera ideopolítica y el afán de riqueza sin límites de estas élites no les permite mirar la tragedia socio-económica y ética en que se encuentra Venezuela. Tampoco miran el fracaso evidente del modelo totalitario cubano impuesto por ellos en el país. Esos miles de asesinados en estos 15 años de desgobierno serían olvidados, sí los que sobrevivimos nos hacemos los locos o nos negamos a ver la realidad. No puede jamás haber paz sin justicia y, sin que la luz de la libertad nos abra las compuertas de un nuevo amanecer en democracia y futuro de progreso. Y parafraseando a Antonio Machado: Hay que tener los ojos muy abiertos para ver las cosas como son y aún más abiertos para verlas mejores de lo que serán.