jueves, 16 de mayo de 2013

“PAQUETAZO” DE MADURO PROFUNDIZA CAOS NACIONAL

Cualquier principiante de las Ciencias Sociales, analista o ciudadano común crítico ante los acontecimientos sociales de trascendencia que han sucedido o suceden en el país actualmente, saben perfectamente que hay una atmósfera enrarecida, con un fuerte olor a terremoto o tsunami socio económico y político que amenaza los cimientos de la República venezolana.

El “Paquetazo” dizque “revolucionario y socialista” implementado por Maduro ha profundizado el grave problema de la escasez de productos básicos de la canasta diaria, el incremento sin control de los precios de productos, bienes y servicios, con el ingrediente explosivo de la especulación, los apagones eléctricos y la violencia e inseguridad desatada con furia en cada rincón de la geografía nacional; son cocteles incuestionables de que se puedan repetir situaciones graves similares o peores a la tragedia social y represiva del histórico y no deseable “Caracazo”, cuando el gobierno de la época – a sangre y fuego- pretendió imponer un “Paquetazo” –de menor carga explosiva- que el de Maduro.

Lo peor, es que ese apaga fuego del descontento social, cómo lo era Chávez, ya no existe. Sólo los movimientos, del “chavecismo sin Chávez”, logran alborotar ese nido de alacranes que desatan onfernales apetencias por ocupar espacios del ya fragmentado poder autocrático, que luce firme en la rodada histórica por la pendiente del fracaso más estruendoso. Así un Maduro inseguro e ilegítimo en Miraflores, luce acosado en la silla, por un Diosdado sin escrúpulos y extraordinariamente calculador en su afán desmesurado por asirse del poder absoluto cómo sea. Y en paralelo, las bases del otrora gigante del partido único rojito y los ciudadanos en general, observan atónitos la caída estrepitosa de la gran farsa del “Socialismo del Siglo XXI”, cuya oferta del “mar de la felicidad” se hizo añicos con la realidad presente del caos nacional, siendo el testimonio más elocuente es que ya en los anaqueles de la prometida “gran potencia” ni papel higiénico hay para el limpiarse el trasero los nacionales.

Con el cacareado “Plan Patria segura”, se busca con desesperación “militarista” atajar a las multitudes que podrían bajar de los cerros para cobrar las mentiras y falsedades de la hipocresía oficialista roja-rojita. Pero, también, con un mensaje encubierto de reprimir con la fuerza de las bayonetas y disparos de fusiles a quiénes osen expresar su descontento o crítica ante los responsables de esta tragedia nacional. La página pasada del "caracazo" vuelve a convertirse en una seria amenaza como los tsunamis trágicos de renombradas regiones del continente asiàtico.

No obstante, la rebeldia colectiva expresada en en todos los estratos del tejido social nacional alcanza condiciones objetivas y subjetivas impredecibles, para luchar con denuedo épico por un cambio cualitativo que de al traste con esta comedia tràgica de "pan y circo"que nos recuerdan al luciferino imperio romano del ayer. No hay vuelta atrás: Democracia o Tiranìa militarista!

miércoles, 8 de mayo de 2013

¡SE VOLTEÓ LA TORTILLA!

Hace pocas semanas eran impensables los cambios actuales observados por la impactante dinámica política venezolana, debido a la derrota electoral sufrida por Maduro y su combo de incondicionales ante el auge victorioso de los votos logrados por la “disidencia democrática” en los comicios presidenciales del pasado 14 de abril. Así, los enchufados del régimen autocrático imperante, se creen los dioses eternos e inamovibles, en ese contexto del afán fundamentalista ideo-político de aferrarse cómo sea al poder absoluto del Estado y de tratar de convertirse en símbolos contemporáneos del Neo-Castrismo-comunista dictatorial cubano. Pero –garrafal error- mostrarse ciegos y sordos ante el reclamo popular de un Gobierno dizque “socialista”, cuyo gestión durante 14 años presenta resultados sumamente grises y cuestionables en materia económica, social, política, ambiental, ética y moral pública.

Para –tirios y troyanos- asombra la escasa reflexión de la élite “chavecista” sobre la direccionalidad del “proceso” venezolano, habida cuenta de las reformas socio-económicas obligatorias que han tenido que impulsar los mismos Castros en esa isla del conflicto permanente; al chocar con la realidad de que cambiaron todo, para al final no cambiar nada, sí nos acogemos al prisma de la lupa “gatopardiana”. O mejor para “retroceder”, con las referidas reformas, al odiado paradigma anti-marxista de un modesto “Capitalismo de Estado”.

O quizás con la obstinación de dos decrépitos octogenarios de incuestionable estirpe totalitario, que vieron la oportunidad, dado a los desvaríos ideológicos de los líderes de la cacareada “revolución bolivariana”, de experimentar sus utopías –ya al final de sus vidas- en un país de extraordinarias riquezas petroleras y de toda laya. Y, a su vez, intentar minimizar las profundas calamidades sociales, derivadas de la pobreza estructural que hoy sufre el pueblo cubano. Sin duda, los Castros, sí han avanzado en voltear la tortilla en Cuba, del modelo “socialista” al “capitalista”. Y para Venezuela, con el tutelaje que ejercen sobre los líderes “bolivarianos” hacer todo lo contrario, “voltear la tortilla”, del “capitalismo” al “socialismo-comunista”.

Para cualquier aprendiz de la Sociología estos experimentos sociales suenan sumamente interesantes, pero para los diferentes estratos sociales, especialmente las mayorías excluidas, representa realmente el caos, la ruina absoluta o la desesperanza de mejores oportunidades y de un futuro distinto y mejor en su calidad de vida. Las evidencias son más claras cómo esas aguas cristalinas de los riachuelos que encontramos en esa ancha geografía nacional: la producción del campo paralizada, el parque industrial y las pequeñas y medianas industrias en quiebra. El desempleo aumenta peligrosamente y las oportunidades de empleo se desvanecen como el polen en el aire. La escasez y la inflación se elevan cada día más allá del techo del cielo. La violencia y la inseguridad están desbordadas a niveles intolerables y rompe los records de las estadísticas nacionales e internacionales. Los apagones eléctricos ya forman de la cotidianidad y el oficialismo sólo ofrece aumentar las tarifas del “servicio”. El derroche de los recursos petroleros, la corrupción y la ineficiencia marcan el hito de este caos que parece inexorable.

¿Qué hacer es la gran pregunta?...requerimos, sin duda de “voltear la tortilla”, de mantenernos unidos los disidentes y todos los ciudadanos; de fortalecer la capacidad de organizarnos y movilizarnos alrededor de ese objetivo inquebrantable de cambiar esa cuestionada élite política del fracaso y la irresponsabilidad; para conquistar democráticamente ese poder usurpado de las riendas del Estado y ponerlo al servicio de todos, garantizando la pluralidad, la libertad, justicia, la independencia y soberanía, el progreso y el bienestar integral.