miércoles, 8 de mayo de 2013

¡SE VOLTEÓ LA TORTILLA!

Hace pocas semanas eran impensables los cambios actuales observados por la impactante dinámica política venezolana, debido a la derrota electoral sufrida por Maduro y su combo de incondicionales ante el auge victorioso de los votos logrados por la “disidencia democrática” en los comicios presidenciales del pasado 14 de abril. Así, los enchufados del régimen autocrático imperante, se creen los dioses eternos e inamovibles, en ese contexto del afán fundamentalista ideo-político de aferrarse cómo sea al poder absoluto del Estado y de tratar de convertirse en símbolos contemporáneos del Neo-Castrismo-comunista dictatorial cubano. Pero –garrafal error- mostrarse ciegos y sordos ante el reclamo popular de un Gobierno dizque “socialista”, cuyo gestión durante 14 años presenta resultados sumamente grises y cuestionables en materia económica, social, política, ambiental, ética y moral pública.

Para –tirios y troyanos- asombra la escasa reflexión de la élite “chavecista” sobre la direccionalidad del “proceso” venezolano, habida cuenta de las reformas socio-económicas obligatorias que han tenido que impulsar los mismos Castros en esa isla del conflicto permanente; al chocar con la realidad de que cambiaron todo, para al final no cambiar nada, sí nos acogemos al prisma de la lupa “gatopardiana”. O mejor para “retroceder”, con las referidas reformas, al odiado paradigma anti-marxista de un modesto “Capitalismo de Estado”.

O quizás con la obstinación de dos decrépitos octogenarios de incuestionable estirpe totalitario, que vieron la oportunidad, dado a los desvaríos ideológicos de los líderes de la cacareada “revolución bolivariana”, de experimentar sus utopías –ya al final de sus vidas- en un país de extraordinarias riquezas petroleras y de toda laya. Y, a su vez, intentar minimizar las profundas calamidades sociales, derivadas de la pobreza estructural que hoy sufre el pueblo cubano. Sin duda, los Castros, sí han avanzado en voltear la tortilla en Cuba, del modelo “socialista” al “capitalista”. Y para Venezuela, con el tutelaje que ejercen sobre los líderes “bolivarianos” hacer todo lo contrario, “voltear la tortilla”, del “capitalismo” al “socialismo-comunista”.

Para cualquier aprendiz de la Sociología estos experimentos sociales suenan sumamente interesantes, pero para los diferentes estratos sociales, especialmente las mayorías excluidas, representa realmente el caos, la ruina absoluta o la desesperanza de mejores oportunidades y de un futuro distinto y mejor en su calidad de vida. Las evidencias son más claras cómo esas aguas cristalinas de los riachuelos que encontramos en esa ancha geografía nacional: la producción del campo paralizada, el parque industrial y las pequeñas y medianas industrias en quiebra. El desempleo aumenta peligrosamente y las oportunidades de empleo se desvanecen como el polen en el aire. La escasez y la inflación se elevan cada día más allá del techo del cielo. La violencia y la inseguridad están desbordadas a niveles intolerables y rompe los records de las estadísticas nacionales e internacionales. Los apagones eléctricos ya forman de la cotidianidad y el oficialismo sólo ofrece aumentar las tarifas del “servicio”. El derroche de los recursos petroleros, la corrupción y la ineficiencia marcan el hito de este caos que parece inexorable.

¿Qué hacer es la gran pregunta?...requerimos, sin duda de “voltear la tortilla”, de mantenernos unidos los disidentes y todos los ciudadanos; de fortalecer la capacidad de organizarnos y movilizarnos alrededor de ese objetivo inquebrantable de cambiar esa cuestionada élite política del fracaso y la irresponsabilidad; para conquistar democráticamente ese poder usurpado de las riendas del Estado y ponerlo al servicio de todos, garantizando la pluralidad, la libertad, justicia, la independencia y soberanía, el progreso y el bienestar integral.

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