domingo, 21 de abril de 2013

“LA BOTA ROJA” CONTRA LA RAZÓN Y EL CAMBIO

Cuando todavía a los oídos de los nacionales y ciudadanos de otros países se escuchan los ecos ruidosos de las “cacerolas” por la protesta de las multitudes silenciosas en urbanizaciones, barrios y calles de Venezuela ante la farsa montada de los resultados electorales a favor del poschavismo; la reacción de la barbarie de una élite cívico-militar no se ha hecho esperar en contra de amplios sectores de la sociedad, con la utilización endemoniada de métodos y procedimientos propios de aquellas rancias y abominables dictaduras “militaroides” de América Latina y del fascismo europeo del ayer

Así, centenares de estudiantes de Lara, Mérida, Zulia, Táchira, Caracas y de otras regiones del país; los sometieron a tratos inhumanos de vejámenes y humillaciones en las cárceles “humanitarias” del cacareado “Socialismo del Siglo XXI”. Huestes policiales y militares fueron los encargados de dizque restablecer el “orden institucional” del iletrado Maduro, convertido hoy en el cancerbero represivo del régimen autocrático heredado del fallecido caudillo de Miraflores. Mientras allá en el Parlamento, el foro político por excelencia para el debate de opiniones e ideas, la libertad de expresión fue cercenada por el patán de Diosdado, que a cambio permitió que por el rostro del diputado disidente William Dávila, corriera la sangre de los desmanes del despotismo hecho realidad. Amén del azote “gobiernero” con las persecuciones policiales, insultos, descalificaciones y amenazas contra todo aquel que sonará las “cacerolas” con la pasión del descontento popular y la protesta pacífica socio-política.

Las sin razones de Maduro, Diosdado, Ramírez, Tibisay y Estela se han puesto en evidencia pública, para evitar se destape la olla podrida del fraude electoral contra el Capriles opositor. Con un “cantinflérico” discurso de aceptar hoy y el otro día no, la estrategia es ganar tiempo para quizás poner en práctica otra de las marramuncias y desconocer así la decisión expresa de respeto a la soberanía popular, como lo contempla la Constitución de la Nación.

El deslave electoral de este régimen autocrático rojo es obvio, al mostrar las cifras de menores votos para el Psuv en las elecciones y, en contraste, mayores votos para los sectores agrupados en la Unidad Democrática. Por eso el desespero y su identificación con todo lo que huele a dictaduras, militarismos y despotismos. Y eso sí es preocupante, porque estos paradigmas han mostrado los dientes de las atrocidades más aberrantes y violación salvaje a los derechos humanos de las personas, sin medir edades, ni géneros.

Actúan con alevosía para “pulverizar” y “exterminar” a quienes piensen distinto. Y recordemos que las instrucciones vienen de los Castros, muy aventajados ellos hasta en el fusilamiento de disidentes. Pero, jamás la lucha por las libertades, democracia, progreso y bienestar de los pueblos se ha detenido. Y las caídas de estos regímenes siempre han sido estrepitosas. Son en esencia simples “tigres de papel” cuando el pueblo se decide a derrotarlos.


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