sábado, 13 de agosto de 2011

CIERRAN LOS MUSEOS, CIERRAN LAS PUERTAS A LA CULTURA

No creo que se trata de algo casual el cierre progresivo de varios museos en el país o, la conducta de desidia oficial para que éstos mueran de mengua, al suspenderle los subsidios o, simplemente son tomados por asalto por contingentes cívico-militares, con cualquier pretexto, con el agravante de los atropellos a directivos, trabajadores y graves daños a las piezas de arte que allí se encuentran.

Son varios los museos que se encuentran registrados en la larga lista de víctimas de estas tropelías de corte “fascistoides”, con el aval de altos funcionarios del régimen actual: el Museo Soto de Ciudad Bolívar, el Museo Etnológico de Puerto Ayacucho, el Museo Jacobo Borges, el Museo Alejandro Otero, el Museo de Arte Contemporáneo y el Museo de Bellas Artes; entre otros.

Lo anterior se ha ejecutado con frialdad, planificado y sin ningún escrúpulo, a nombre de una supuesta “Revolución Cultural” “chavecista”. Una mala copia por cierto, de la llamada “Revolución Cultural” de la China de Mao y, por supuesto, de la “Revolución Cubana” de Fidel.

Se trata de desalojar o excluir a los actores protagonistas de la calidad mostrada en estos antros del arte y la cultura, por actores “rojitos” carentes de formación y la experticia requerida en el manejo de estas vitrinas de la cultura nacional y universal. El testimonio de un trabajador de estos museos es elocuente: “las colecciones han sobrevivido todo este tiempo gracias a la pericia de los trabajadores: al manejo selectivo, acucioso y dedicado de quienes conocen estas obras como la palma de su mano”.

Por varios años en Puerto Ayacucho, estado Amazonas, en el Museo Etnológico (hoy cerrado), fui testigo de excepción y co-actor ocasional en los proyectos extraordinarios que allí se ejecutaron, bajo la sabia dirección del Antropólogo Alejandro Signi y los trabajadores culturales que lo acompañaban en tan encomiable tarea, porque para ellos no había sábados y domingos, ni días feriados, ni noches enteras. Demostraban siempre pasión envidiable para poder exhibir una de las mejores colecciones nacionales e incluso internacional de las etnias del Amazonas venezolano con sus vestimentas, artesanía, instrumentos musicales o socioproductivos; sus perfiles demográficos, culturales y de cosmovisión. Este museo fue siempre una puerta abierta para eventos, encuentros; debates plurales, democráticos, críticos e intercambios de saberes. Allí desfilaban permanentemente los estudiantes de la UCV y de otras universidades, para recibir la formación complementaria como futuros médicos, odontólogos, nutricionistas o antropólogos de la República. Pero ahora, todo se acabó, el gobierno tomó la “sabia decisión” de suspenderle el subsidio económico que recibía.

Quizás la élite que gobierna a Venezuela, prefiere trasladar el concepto de “muerte”, que aparecía en la consigna central de la propaganda oficialista, a los museos, para que de esta manera éstos desaparezcan del ámbito de la cultura nacional. ¡¡¡Que Dios nos agarre confesados!!!



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