sábado, 20 de agosto de 2011

MANIRROTISMO, PATERNALISMO Y CLIENTELISMO

Pregonar la lucha por la Venezuela productiva y la de “sembrar el petróleo” pareciera una quimera en esta nación del rentismo petrolero, el derroche y la corrupción más insólitos, que haría palidecer los records guiness en fastuosidad y riquezas de los príncipes árabes de las “mil y una noche”. La presencia en el subsuelo nacional de reservas petroleras probadas que se ubican entre las primeras del mundo y con precios petroleros tan altos como jamás registrados en la historia universal, aparte de generar las naturales envidias de los mortales de otras regiones, ha generado los desenfrenos inauditos de quienes les ha correspondido administrar esta fabulosa riqueza.

De allí, aquella frase temeraria e insolente del nuevo “Rey Midas” de Venezuela: tenemos reservas petroleras por más de 100 años y petróleo suficiente para aquel país que lo necesite. De esa manera, hasta el “odiado imperio del norte”, se le conceden precios preferenciales del combustible para apoyar a los barrios pobres de esa nación o a través de convenios (empresas mixtas), que les facilita a las empresas transnacionales gringas llevarse las mejores tajadas de las ganancias del “oro negro” (perdón, “oro afrodescendiente”). Verbigracia los convenios en esta materia con China, que le permite a este país darse el lujo de revender los barriles de petróleo, a precios con ganancias, dado las concesiones en precios preferenciales del gobierno manirroto rojito venezolano. Ni hablar de Cuba, Nicaragua y Bolivia, cuyas donaciones, condonaciones de deudas y precios suprapreferenciales del petróleo se pierden en el infinito.

El manirrotismo de los que administran la riqueza nacional ha llegado a límites inaceptables, no sólo por el manejo del negocio petrolero, sino también mucho más grave, por el desarrollo de las políticas endemoniadas de endeudamiento externo, con lo cual se ha fortalecido el cuadro de hipoteca nacional ante países como China y Rusia, para la obtención de “dinero fresco” y el proceso de armamentismo desmedido, como preparativo de una supuesta “guerra antiimperial”, en el contexto del modelo –Chávez y Fidel- de Venecuba.

La estrategia central de este paradigma, desarrolla como base de apoyo indiscutible los procesos cuestionados del “paternalismo de estado” y el “clientelismo partidista”, con los cuales ejercen la domesticación y dominación de las masas populares, los cuales se expresan en el control férreo que ejercen desde el aparato de estado e instituciones conexas (incluyendo entidades bancarias) a través de las nóminas de personal (cerca de 4 millones de funcionarios), misiones sociales, apoyos económicos, subsidios, becas, donaciones, préstamos, créditos; y pare usted de contar.

No será tarea fácil de los adversarios políticos del régimen derrotar este andamiaje “venecubano”, pero el reto y el desafío está presente si queremos voltear la tortilla para conquistar un patria soberana, digna, democrática, de justicia, estado de derecho, ética de trabajo, productiva, de bienestar y progreso incluyente para todos los nacionales.

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