miércoles, 5 de septiembre de 2012

YANOMAMI: GENOCIDIO Y CULTURA ESPECÍFICA ¡ESTUPIDOS!

A propósito de las denuncias de los sobrevivientes de la masacre de integrantes de la etnia yanomami y organizaciones indígenas que actúan en la Amazonia Venezolana y, la reacción de entes del Estado de realizar las investigaciones pertinentes; resulta una buena ocasión para resaltar algunas características claves de esta población indígena, ubicada al Sur del país, en las profundidades de la selva en la frontera con la hermana República de Brasil, de dónde provienen las incursiones de garimpeiros en pos del oro y minerales preciosos en territorio venezolano.

En ese propósito y afán de riqueza fácil no les importa nada asesinar indígenas, para evitar la presencia de testigos odiosos a sus acciones de pillaje –minería, narcotráfico- y atrocidades en contra del medio ambiente selvático y de la naciente del río padre, el Orinoco. Así ha sido la historia de incursiones anteriores y dónde los actos criminales han sido una constante en contra de los yanomamis. Y los delitos han quedado impunes. Los gobiernos de Venezuela y Brasil les dieron largas a estos asuntos y al final nada pasó.

Sin temor a equívocos los yanomami integran una de las etnias menos aculturada del planeta; es decir con menos roces socio-culturales con la denominada “sociedad occidental” o “sociedad criolla”. En consecuencia, la cultura prevalente es la oral, no la escrita. Por lo tanto, a los fines de la supuesta investigación que se estaría llevando a cabo por los entes administradores de justicia, los testimonios relevantes no se identifican con la cultura oral prevalente en la etnia yanomami, porque a priori los testimonios orales de tres de los sobrevivientes del genocidio perpetrado en un shabono, situado a varios días a pie del río Ocamo, en el alto Orinoco, han sido subestimados. A tal punto que los argumentos de los voceros oficiales ante la exigencia del reconocimiento de estas acciones atroces y criminales, por parte de los garimpeiros, es la reiteración “de que no nos constan estos hechos”; por lo tanto -para ellos- nunca sucedieron.

Todos los estudios socio-antropológicos en el seno de los yanomami coinciden en señalar la auténtica relación de éstos con el medio ambiente en esa zona amazónica, cuyos hitos fronterizos –Venezuela o Brasil- no existen para ellos; pero sí sus inmensas ganas de sobrevivencia y preservación de los espacios territoriales para proveerse de los alimentos para la vida o para el ejercicio de su cosmovisión.

No se trata de una supuesta intencionalidad de incomunicarlos adrede con otras civilizaciones específicas o del mundo occidental, porque hay proyectos que desde hace muchos años se han puesto en práctica, en el Alto Orinoco-estado Amazonas, por ejemplo, de Educación Intercultural Bilingüe, con la participación de grupos religiosos Salesianos. Se trata más bien de valorizar la comprensión de este mundo yanomami, con sus particularidades culturales y civilizatorios tan específicas. Pero cuya fragilidad humana en su entorno, los deja a merced de un proceso acelerado de extinción como grupo humano; máxime con la bestialidad genocida de las incursiones frecuentes por parte de los garimpeiros brasileños.

El concepto de “frontera viva” sólo es mantenido por la etnia yanomami, porque el Estado como tal -desde hace muchísimo tiempo- desapareció de esta escena vital en la preservación de la soberanía nacional y aspectos relacionados con los intereses geopolíticas y de desarrollo sustentable de esta riquísima Amazonia venezolana de la diversidad humana y ambiental del país. ¡El cambio luce imparable, pues!

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