miércoles, 11 de septiembre de 2013

“FASCISMO ROJO” SE DISFRAZA DE “ANTIFASCISMO”

Fue el fallecido Presidente, que ahora sus partidarios le rinden culto casi religioso, en ese afán desmedido para tratar de convertirlo en un mito, una leyenda “épica” de perfil “antiimperial”; el que inició un proceso de “militarización fascistoide” en los primeros años de su primer gobierno en Venezuela, ubicando a militares de su entera confianza en cargos claves de la administración pública. Y cuando le preguntaba por qué la elección de esos miembros de las Fuerzas Armadas, lo “explicaba” con el argumento de que eran “diferentes al resto los ejércitos latinoamericanos” y por las “relaciones históricas” de ésta con la “izquierda organizada”.

Sí se escudriña un poco, uno se da cuenta de la debilidad de estos argumentos. Primero, porque el proceso de formación de los militares venezolanos fue similar a los demás miembros de los ejércitos latinoamericanos, con fuerte influencia de las academias militares del odiado “imperio” y también porque éstos se retroalimentaron, en su proceso de aprendizaje, con los militares “gorilas- fascistoides” de los países del Cono Sur (Stroessner, Videla, Pinochet). Y segundo, porque las relaciones de la “izquierda” con los militares nativos no fue profusa (salvo contadas excepciones), sino más bien frías y de mucho resentimiento por aquella de la participación en la “lucha armada” de los denominados “cabezas calientes” y por las incursiones armadas castro-comunista en territorio venezolano. La insurgencia cívico-militar de abril de 2002 en contra del propio gobierno de Chávez fue una nítida estocada a sus argumentos. Pero a su vez, el caudillo reforzó su condición “militarista” y “fascistoide”, atornillándose aun más en el poder junto a esa casta de uniformados, con la añadidura de haber incrementado los lazos de dependencia y subordinación incondicional con el régimen militar-fascista de los Castro de Cuba.

Luego con ese juego de Chávez, amparado en ese “menestrón ideo-militarista”, confesaba públicamente que él consideraba a los militares como “agentes de cambio”, pero sin dejar de mostrar su apasionamiento por ciertos clásicos de la guerra y la estrategia militar: Clausewitz, Napoleón, Bolívar, Anibal. O su admiración por caudillos militares como Fidel, Torrijos, Mao, Velasco Alvarado, Perón, Zamora (nunca habló de haber recibido influencia de Hitler o el Franco de España, por razones obvias, sin duda…). Lo que sí es cierto, con el transcurrir del tiempo, Chávez puso en práctica lo “peorcito” de lo que “aprendió” de estas figuras militares. Porque el proyecto inicial con vestigios de cambio social y de preocupación por los excluidos sociales, a través de las Misiones Sociales, fue echado progresivamente a la basura. En fin, cambió todo para no cambiar nada.

Hoy el cacareado proyecto “chavista” se transformó en un rancio mamotreto para beneficio de una élite cívico-militar corrupta, derrochadora, inepta y represora. Destruyeron la economía nacional (con mega-devaluaciones, hiperinflación, escasez, expropiaciones de empresas productivas…). Destruyeron la institucionalidad del país, despojando a los poderes públicos de su autonomía e independencia. Destruyeron a Pdvsa y a las Empresas Básicas de Guayana. Destruyeron al sistema de salud y educación, apartándolos de los logros universales en conocimiento científico, innovación y tecnología. Destruyeron la infraestructura física del país y el clima empresarial. Destruyeron los medios de comunicaciones independientes y colocaron a los medios públicos como centros de propaganda y publicidad del régimen. Destruyeron a una porción de la clase media y a la clase trabajadora la tienen contra la pared, porque ya ya ni la honran con la firma de contrataciones colectivas, pagan completo beneficios y salarios o, porque persiguen a la dirigencia proletariada más esclarecida. Destruyeron las libertades ciudadanas, derechos humanos, derechos democráticos y constitucionales…Se constituyó pues, hoy día, una neo-dictadura, un neo-fascismo militarizado en Venezuela.

¡La lucha contra este modelo de Estado y sociedad no admite ambigüedades! El dilema de los venezolanos es: ¿Dictadura o democracia?

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