lunes, 2 de septiembre de 2013

¡EL FRACASO DEL NEOFASCISMO ROJO EN VENEZUELA!

Quizás en un futuro no muy lejano estemos exhibiendo, en un gran museo en Venezuela, para todos sus visitantes, con vergüenza y todo, algo así: “los años perdidos de la locura neofascista roja de la Venezuela post moderna”. Sería mostrar para los ilustres visitantes de ese museo un resumen contundente, con imágenes y textos, la locura de ese estruendo fracaso de un modelo de Estado y sociedad autocrático que jamás debió ser.

Se presentarían las cifras rojas de los 70 homicidios por 100.000 habitantes para el 2013, con un acumulado de 190.000 asesinados en más de una década. Qué el compromiso de reducir la pobreza ante la ONU para el 2015 resultó un fiasco estremecedor, porque más del 80% de la población nacional vivía en situación de pobreza, cargando sobre los hombros las penurias y calamidades que ésta trae consigo sin empleo, sin viviendas, sin servicios públicos adecuados y sin derecho a la vida. Que la salud colectiva e individual sufrió el tsunami de elevar las cifras a niveles escandalosos de la morbi-mortalidad por violencia, cáncer, enfermedades del corazón. Pero que su vez, cómo jamás en muchos años, reemergieron en paralelo las enfermedades asociadas a la pobreza cómo la tuberculosis, la malaria, el dengue, la influenza HINI y la desnutrición.

Así mismo, ocupando un lugar de honor, se mostrarían las muertes por falta de atención médica, en aquella Venezuela del festín saudita con los petrodólares, a nombre de una supuesta “revolución socialista”. Amén del abandono adrede y criminal de la red hospitalaria y ambulatoria y, de los cacareados Barrio Adentro y CDI, convertidos en antros de un Estado invasor cubano dentro del Estado venezolano, con el acicate descarado del proceso de la ideologización anti-soberana.

La exhibición en ese gran museo, sería cómo la contraparte de aquél de la Montaña, hecho para satisfacer la otrora vanidad del caudillo fallecido, considerado cómo el responsable mayor de ese desastre anti-Patria, porque además mostraría el famoso maletín de Antonini, con los petrodólares de la Corrupción del Ramírez de Pdvsa, que junto a una réplica de los contenedores con las alimentos del desagüe corrupto de Pudreval, Empresas Básicas de Guayana, el robo de los Fondos de las Prestaciones Sociales de los trabajadores de la misma PDVSA o del Fondo Chino, Bandes, el juego “pudrimillonario” con los dólares de Cadivi y, tantos “guisos revolucionarios”; harían pasar, sin duda, vergüenza a los cuentistas de “Ali Babá y los Cuarenta Ladrones”.

En otra sala gigantesca del museo en cuestión, se tendría a la luz de todos, las cifras de los records Guiness en inflación, escasez, apagones, pésimos servicios públicos, desastres en las refinerías por falta de mantenimiento y del caos económico, por intermedio de aquella imposición de una mala copia del modelo cubano, que pudo sobrevivir por el apoyo dado en donaciones, subsidios y negocios oscuros por parte de la élite corrupta e inútil del circo mediático rojo de la Venezuela de aquél ayer.

También formarían parte en las salas de exhibiciones de cómo famosos Pranes, en férreas conexiones con un funcionariado civil y militar, crearon mafias en las cárceles para hacer grandes negocios con armas, drogas y ejecutar acciones delictuales de toda laya para su propio beneficio y privilegios de todo calibre. Verbigracia las huellas de la represión desatada en contra de los ciudadanos decentes, disidentes o personas que osaron opinar diferente y dónde las cárceles eran los refugios para tratar de acallar las voces que rompieron el silencio de los muros de ese neofascismo rojo en el país.

El contenido de una gran pancarta despediría a los visitantes del museo, dejándoles una aleccionadora lección: ¡NUNCA MAS!


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