domingo, 22 de septiembre de 2013

SOMBRAS DEL NEOCOLONIALISMO CUBANO Y CHINO EN VENEZUELA

Uno se imagina los revolcones, en su tumba, del Padre de la Patria, Simón Bolívar, ante la engañifa de hoy por aquellos esfuerzos sobrehumanos emancipadores, de la guerra de independencia para romper con los lazos coloniales ante la España de la época. De cómo han desdibujado sus hermosas banderas sobre la independencia y autonomía de la nación, cuando logra materializar sus sueños y esa pasión por la libertad. Con la añadidura, también manchada, de sus victorias con las propuestas en defensa de la libertad individual, la propiedad privada, el derecho a elegir y ser elegidos con transparencia en cargos en la dirección del nuevo Estado Nacional y, sobre todo con su famoso decreto de abolición de la esclavitud, para que imperase definitivamente la justicia y la igualdad social entre los nacionales.

Así, durante estos últimos 14 años de gestión del fallecido Presidente Chávez y del actual y cuestionado sustituto en la silla de Miraflores, se ha venido tejiendo una compleja red de intereses foráneos y a lo interno de una casta cívico-militar, que escudándose en un trasnochado y traicionado “nacionalismo” y “antiimperialismo”, se han abrazado a un nuevo modelo de colonialismo, pero ya no de España, sino ahora de la Cuba de los Castro y de China, con lo cual Venezuela pierde de una manera absoluta su independencia y autonomía como nación, siendo pisoteados sus principios ajustados a la actual Constitución nacional y a los convenios internacionales sobre la autodeterminación de las naciones.

La injerencia del régimen cubano raya en los extremos, porque públicamente acepta la élite que nos desgobierna, la configuración de un Proyecto estratégico y geopolítico de una sola nación entre Cuba y Venezuela (Proyecto Venecuba). A tal punto que de hecho las figuras más importantes del Gobierno Venezolano presentan o “rinden cuentas” a los Castro, con mucha frecuencia, allá mismo, en los predios de esta isla del Caribe. Amén de lo consabido con la “invasión” de cubanos en casi todas la esferas del Estado venezolano en puestos y sitios estratégicos claves (militar, seguridad y defensa, registros y notarias, comunicación, puertos y aeropuertos; economía, electricidad, educación, salud, cultura y deportes…). De igual modo, la direccionalidad geopolítica del negocio petrolero y de otras áreas de la economía empresarial y comercial se rige por las pautas y el modelo autocrático cubano. Verbigracia la copia al carbón del sistema de control represivo y restricción de las libertades ciudadanas cubano, que en la actualidad, se aplica en Venezuela. O más grave: las colas de la escasez en alimentos y otros rubros y, los apagones del sistema eléctrico tienen su sello originario de esa isla. En síntesis: ¡La cúpula desnacionalizada que gobierna a Venezuela, se bajó los pantalones y se entregó incondicionalmente a los intereses del régimen despótico Castrista!

En este marco, China junto a Rusia y EEUU, son catalogados como países imperiales. Y cada uno de estos países juega su ajedrez geopolítico, pero en un reparto convenido y con lazos de dependencia hacia distintos países del “Tercer Mundo”. Venezuela, como un simple peón de este juego, y ahora bajo la influencia cubana, ha venido aceptando estar bajo la influencia de China, pero con un disfraz antimperialista ante EEUU. De esta manera, con esa sagacidad aprendida para los negocios y defensa de sus intereses imperiales, China mantiene fuertes lazos de dominación sobre la economía venezolana. El petróleo ha sido el eslabón apetecible para que a cambio de éste, la deuda venezolana se pierda en el horizonte de varias décadas para cancelarla, aprovechándose de esa conducta irresponsable, dispendiosa, inepta y corrupta de este desgobierno rojo rojito. Por supuesto, los negocios notorios o bajo el manto del secretismo de Estado nos permiten afirmar que, China, encontró en Venezuela la “gallina de los huevos de oro”.

Ante este panorama sombrío, los venezolanos estamos obligados a un “despertar colectivo”, de toma de conciencia con lo que está pasando y, nos toca, aunque usted no lo crea, enarbolar de nuevo las banderas de Bolívar de lucha por la independencia nacional y autonomía como nación para poder zafarnos de las ataduras del neocolonialismo cubano y chino. ¡Viva Venezuela! ¡Abajo el neocolonialismo cubano y chino! ¡A reconquistar la independencia y soberanía nacional!


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