miércoles, 16 de noviembre de 2011

DEBATE DEMOCRÁTICO VS MONÓLOGO AUTOCRÁTICO

Venezuela vive tiempos bizarros, donde los ordinario pasa a ser extraordinario, por ejemplo, un debate de ideas u opiniones de determinados actores políticos, en relación a ciertos temas que afectan la vida nacional, se convierte en un acontecimiento de gran impacto en la opinión pública a lo interno del país y fuera de sus fronteras.

Cuando en el contexto de la lógica y dinámica de una sociedad que por derecho constitucional y proyección mediática se considera democrática, un hecho como el señalado, debería ser considerado normal. Pero no fue así, con el debate escenificado por cinco candidatos de la oposición, que están optando por asumir ser la figura relevante y contrastante al actual Presidente de la República para el evento electoral de 2012.

Es decir, que la jornada señalada ha sido considerada de carácter histórica, porque marca un hito en la confrontación entre dos grandes opciones de Proyecto Nacional de país: la democrática y el actual modelo autocrático liderado por el Presidente Chávez. Son dos visiones radicalmente opuestas en los ámbitos neurálgicos del acontecer nacional: lo socio-económico, institucional, ético e ideológico.

Chávez asumió el poder hace 13 años con la apasionada promesa de una “revolución socialista”, de erradicación de la pobreza y del “mar de la felicidad” para todos los venezolanos. Pasado ese tiempo la situación sigue igual o peor, al desnudar los indicadores cualitativos y cuantitativos de las maquilladas cifras oficiales, en relación a las condiciones y calidad de vida de los nacionales.

Los cinturones de miseria en la periferia de las grandes ciudades y hasta poblados modestos de la geografía nacional son las pruebas irrefutables y del mentís a los rostros protagónicos de la farsa del cacareado paraíso terrenal. Amén del infierno de la inseguridad, inflación, desabastecimiento, apagones eléctricos, pésimos servicios públicos, deterioro de la calidad de la educación y salud colectiva, vialidad destruida; derroche y corrupción a granel.

La retórica del mandamás, con sus extendidos y tediosos discursos de todos los días, por los medios controlados por el aparato del estado; resultan a estas alturas de la modernidad de las sociedades democráticas, un monólogo inaceptable, porque no hay debates, no hay diálogo y todos los grandes asuntos que atañen al estado y la sociedad criolla son decididos por él, en ese paradigma cuestionado del “Estado soy yo”.

Tampoco se trata de que la contraparte, el Proyecto Nacional propuesto y el sostén ideo-político, goce del consenso absoluto entre la vanguardia y ciudadanos que lo apoyan; pero sin duda es un camino diferente, democrático, de confrontación de ideas; que sumado a objetivos y metas comunes nos llevará a un futuro de mayor bienestar integral, justicia, derecho e igualdad para todos.

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