miércoles, 9 de enero de 2013

¡ABAJO LA BARBARIE PERFECTA!

Lástima por el laureado escritor colombiano, Gabriel García Márquez, porque los problemas de salud que padece, le impiden tomar notas especiales de la picaresca política en la Venezuela de hoy, para nutrir la versión vernácula de la trama de una novela, que estoy seguro superaría con creces el realismo mágico, de los “Cien Años de Soledad”, donde lo posible de la lógica civilizada se estrella contra la “barbarie perfecta” de lo imposible, bajo el secretismo de la Cuba de la tiranía; la “Macondo”, pues, de los Castros y de los segundones tutelados del “poschavismo” venezolano.

Allá en Cuba, la teocracia comunista le ha servido muy bien al régimen personalista de Fidel y ahora de Raúl. Y en Venezuela, parafraseando a Antonio Pasquali, la cuasiteocracia del déspota barinés, quiere retrotraernos a “formas arcaicas de la religiosidad, a empatía emocional. Peligrosa involución y vulgar maniobra de la ingeniería social”.

Por eso, amigos lectores, lo que estamos observando impávidos es esa “masacre” contra la Constitución Nacional, que se inscribe en ese despropósito de desconocer la racionalidad del Estado de Derecho, para anteponerlo a la sumisión a esta nueva “religión ideopolítica”, instaurada por el Jefe Único enfermo de un cáncer terminal, con el tutelaje colonizador e interesado del “castrismo” usurpador en tierra venezolana.

Quizás, copiándose del estilo del filósofos Sartre y Unamuno o de su mentor político Fidel, Chávez ha cultivado esa forma irreverente de confrontar a los adversarios políticos. O imita esa habilidad de los anteriores personajes para descalificar a los contrarios por la forma de pensar, esquivando los argumentos de fondo y apelando a la muralla del dogmatismo o sectarismo más rancio. Por cierto, sus delfines políticos (Maduro y Diosdado), muy aplicados en convertirse en malas copias del Líder Supremo, repiten como loros algunos atisbos de sus poses teatrales y metamensajes insolentes.

Para enfrentar a la “barbarie perfecta” habrá que hacer mucho a lo interno de las organizaciones disidentes, con aplicación de fórmulas inteligentes de reingeniería organizativa, de formación y capacitación de cuadros y líderes sociales asociados a las doctrinas de avanzada y victoriosas en el desarrollo de políticas y manejo de estrategias socio-políticas experienciales en el mundo.

Sin duda, es una lucha a largo plazo, donde no tienen cabida las concepciones erróneas “cortoplacistas” o la carrera desesperada de los improvisados, que sin haber sembrado nada, pretende obtener frutos de la noche a la mañana. Tampoco refugiarnos en las explicaciones mágicas, porque a ciertos personajes disidentes los cálculos políticos no han llegando a concretarse o, porque algunos al ser exageradamente contemplativos de lo que ocurre ante las gravísimas calamidades sociales que sufre la mayoría de la población, no han terminado de asumir una conducta de militancia auténticamente comprometida.

¡A vencer, pues, a la “barbarie perfecta”!


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