lunes, 21 de enero de 2013

DEL “ANTIIMPERIALISMO” AL “NEOCOLONIALISMO” CUBANO

Con 14 años de concentración del poder más absoluto de la élite “chavecista” en Venezuela, a ésta siempre se le ha escuchado repetir hasta el cansancio su prédica antiimperialista y anticolonialista, por todos los medios a su alcance, en los distintos escenarios del ámbito nacional e internacional. Dichas consignas forman parte de ese paradigma “pseudo religioso marxistoide”.

Al mismo Padre de la Patria, en esos intentos acomodaticios de los contenidos históricos, los “amos del poder”, lo usan cómo bandera ideopolítica, para endosarle el remoquete de “Precursor del Antiimperialismo”. Que al asociarlo a los procesos independentistas ante la corona española de la época y visualizándolo en el imaginario contemporáneo con las supuestas “batallas heroicas” libradas por el “prócer de sabaneta”, se estaría en presencia de esta especie de “nuevo libertador”, del “nuevo antiimperialista”, reencarnado pues, en la figura de Chávez.

Amén de los reiterados juramentos de éste, pero tergiversando –interesadamente- las palabras pronunciadas en el ayer por El Libertador: “Juro que no daremos descanso a nuestros brazos, ni reposos a nuestras almas hasta que hayamos librado a nuestro pueblo de las amenazas del imperialismo norteamericano…”.

Lo insólito de esas prédicas y juramentos es que, pasado un tiempo, los protagonistas del denominado “proceso revolucionario”, han dado un vuelco total a su praxis política: De “anticolonialistas y antiimperialistas” se transformaron en defensores a ultranza del “neocolonialismo cubano”; que hoy con vergüenza ajena, campea en todos los ámbitos del corazón y arterias principales de la República de Venezuela (seguridad e inteligencia, economía, lo militar, registros y notarias, educación, cultura, salud, deporte, puertos y aeropuertos, comunicación social y un largo etcétera).

Se concretó así, la paranoia de Chávez, de ver a “Fidel como su padre… un maestro de la estrategia perfecta…una relación profunda y espiritual…” (“Chávez Nuestro”/La Habana, Cuba). Por eso, en ese encuentro con la vida y la muerte, afectado por un cáncer terminal, seleccionó a Cuba, antes que a su propia patria; dejando el mensaje claro a sus delfines de que los mentores ideo-políticos estaban allí, en esa isla del secretismo autocrático de los Castro.

En este mismo orden, analistas socio-políticos de todos los calibres, coinciden en señalar que al régimen cubano se le presentó –en bandeja de plata- el “gran negocio” de todos los tiempos, porque aparte del proceso de colonización adelantada, ahora tiene en su haber la inmensa riqueza petrolera venezolana, para salir con mediano éxito del grave estancamiento de la economía de la isla y las calamidades sociales que esto conlleva. Y en paralelo, cómo corolario a esta gran farsa dizque “revolucionaria”, la boliburguesía venezolana es cada día más “pudrimillonaria”.

No obstante, ante ese cuadro de tragedia nacional y atropello sin límites de la identidad, soberanía y dignidad de la República, el descontento de los nacionales crece silvestre hacia la cima de lograr la independencia ideopolítica y, el respeto de los derechos ciudadanos contemplados en las leyes del país. ¡Luchar unidos y vencer es la consigna! ¡Basta de entreguismo neocolonizador pro-cubano!




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