viernes, 18 de enero de 2013

EL VENEZOLANO: ¿UN NUEVO COLONIZADO Y SIN IDENTIDAD?

No es mi pretensión descubrir el agua tibia porque mucho se ha escrito sobre el particular, pero para quienes navegamos y reflexionamos constantemente sobre el mundo de los fenómenos sociales, por formación o por la praxis de luchadores sociales, estamos emplazados a reflejar cierta luces o elementos para el debate en relación a cierta actitud de una porción importante de venezolanos a la sumisión, apatía o desesperanza ante la gravedad de los hechos sociopolíticos que vienen ocurriendo en el país.

Lo paradójico del asunto es la colocación de la lupa indagadora no para el contexto de sujetos sociales supuestamente defensores del status quo pro-capitalistas; sino por aquellos sujetos sociales auto-identificados de “revolucionarios nacionalistas”, de “anticapitalistas” y “antiimperialistas”. Con un componente clave y determinante: estos últimos son los amos del poder en todos los ámbitos de las instituciones del estado venezolano, incluyendo lo militar, la esfera económica-financiera e incluso el poder mediático.

De esta manera, esa élite bautizada de “chavecista”, se ha encargado de utilizar todos los mecanismos a su alcance para moldear ideológicamente la conciencia de las mayorías populares, parte de la clase media y una porción de la denominada burguesía (ahora boliburguesía). Así, a nombre de esa dizque “revolución”, ha regularizado el uso de instrumentos éticamente cuestionables cómo la manipulación y las mentiras, mediante una combinación masiva de medios de difusión y propagandísticas e implementación persistente de fórmulas pseudoeucativas y pseudoculturales.

La “ideologización”, pues, de los mencionados clases sociales ha generado las condiciones (después de 14 años en el poder) para imponer un orden particular de ver las cosas, un pensamiento único, una forma específica, diría uno, de responder a los intereses de los dueños del poder y de amasar privilegios de toda índole. Una ideología dominante, sin duda, distorsionadora de la verdadera realidad social.

Así mismo, no podríamos dejar de señalar otro componente sustancial de ese proceso de “ideologización” porque ya cuenta con la direccionalidad del régimen cubano y sus laboratorios especializados en lograr los frutos deseados de transformar a los nacionales en los típicos sujetos colonizados, no sólo para imponer la doctrina comunista, sino para aprovecharse de la inmensa riqueza petrolera venezolana, ante una isla cuya pobreza y abatimiento, hace mucho tiempo se le cuestiona a fondo las supuestas bondades del paradigma del “mar de la felicidad” que se lograría con su cacareado y fracasado “socialismo de Estado”.

Finalmente, 6 millones 500 mil venezolanos constituyen la base social y electoral de la disidencia en contra de ese modelo de adoctrinamiento colonizador. Vivimos tiempos difíciles y de mucha presión sociopolítica e ideológica de los colonizadores internos y externos. Pero, ¡no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista! ¡Habrá luz al final del túnel! ¡Venceremos, sin duda, este modelo colonizador! ¡Viva el pluralismo del pensamiento, la libertad y la democracia! ¡A luchar y vencer!

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