martes, 13 de agosto de 2013

¿TEMOR ANTE LA PROPUESTA DE UNA CONSTITUYENTE?

Sí tirios y troyanos progresivamente se han venido acercando a la propuesta de la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente cómo un instrumento idóneo, válido, necesario, pacífico y ajustado al derecho constitucional; para poder ver luz al final del túnel de la oscuridad impuesta por la autocracia Castro-Madurista, que mantiene las riendas del poder centralista en Venezuela; es difícil entender la alharaca y descalificaciones promovida mediáticamente por ciertas individualidades y sectores agrupados en la acera de la disidencia, por el solo hecho de apostar a un debate de altura, abierto y democrático en relación al tema. La postura oficial es perfectamente entendible, porque se trata de irrumpir contra los poderes constituidos inútiles y corruptos que están al servicio de la élite dominante y ésta los defenderá a capa y espada.

Quizás en el fondo no se acaba de comprender el perfil autocrático, militarista, represivo, inescrupuloso, delictual y de esa inmensa capacidad de engaño, cinismo y manipulación que entraña el actual régimen. Y más aun al grave daño moral y ético infringido a todo el tejido institucional y a la sociedad en su conjunto. Un modelo socio-político enfermo de cáncer terminal, pero que en ese proceso de desaparición cómo paciente expande peligrosamente las locuras de una vida trastocada e insana por 14 años, que dejó en manos del azar por razones obvias, mucho tiempo atrás, la intervención del conocimiento científico y tratamiento de las esferas del mundo de la psiquiatría. O mejor dicho: ¡Lanzó al cesto de la basura principios y valores consustanciados con la libertad, democracia, justicia y defensa de los derechos humanos!

En consecuencia, la convocatoria a una Asamblea Constituyente relegitima al verdadero poder popular y a la participación protagónica y consciente de la mayoría de la población, porque dista mucho del actual perfil de la “participación tutelada” por el Estado venezolano, a los fines de mantener una base socio-electoral de apoyo al poder de la hegemonía roja rojita en el país. Así misma, en contracorriente, presenta la cara opuesta de los actuales poderes constituido, cuya incondicionalidad a Miraflores ha permitido esa impunidad escandalosa ante los hechos de corrupción, la violencia e inseguridad, la escasez e insoportable inflación que hace añicos los bolsillos de todos los nacionales, por la prevalencia de un modelo económico de excesivas regulaciones, atrasado y de evidente fracaso, según las experiencia históricas de estos procesos en distintas partes del mundo.

La Asamblea Constituyente, por el contrario de las posibles decisiones del poder hegemónico rojo de una Habilitante, para consolidar su poder de dominación sobre el Estado y la sociedad, conjugando medidas de neto corte dictatorial, al símil del modelo Castro-cubano; abriría las compuertas para despolarizar a la sociedad y rencontrarnos sobre un nuevo proyecto nacional de país de orientación claramente democrática y de auténtico respeto a los derechos de todos los ciudadanos.



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