viernes, 18 de diciembre de 2015

¡SIN DERECHO A LA VIDA: NI ALIMENTOS, NI MEDICINAS!

Mientras las mafias rojas rojitas de poder se cocinan en sus propias salsas de las mentiras, manipulaciones, chanchullos, perversidades y perdida absoluta de las nociones básicas de ética, valores y principios…el país anda como un barco sin rumbo, cuya caída abrupta y estrepitosa al abismo es cuestión de poco tiempo, si no hay un cambio rápido de direccionalidad en materia económica, social, política, institucional y ética. Esto último, con sabiduría envidiable, fue lo que exigieron las mayorías nacionales al depositar su voto democrático por el cambio en contra del modelo fracasado del “castro-chavo-madurismo” y sus incondicionales tarifados.

Todos los analistas y organismos internacionales en las materias indicadas, han mostrado con cifras irrefutables la profundidad del caos y desastre en que se encuentra Venezuela en los actuales momentos. La peor y más grave crisis en toda su historia. Y cuyo parangón con todos los países del mundo, mantiene anonadados a los más conspicuos líderes del planeta, porque se debe estar cerca de romper los límites establecidos por los records Guinness en cataclismos socio-económicos mundiales (escasez de alimentos, medicinas y otros productos básicos; hiper-inflación, índices de violencia y criminalidad, decrecimiento económico, devaluaciones de la moneda nacional, pérdida acelerada de las reservas monetarias, quiebra del aparato productivo nacional, déficit muy alto de dólares para las importaciones, endeudamiento interno y externo gigantesco; entre otros). Amén de los bajones en los precios del petróleo (fuente casi única de financiamiento y acumulación de riqueza nacional).

Por los mensajes en medios de comunicación (prensa, radio y televisión), los contactos en la calle y con familiares y amigos, es posible identificar y sentir la gravedad de la crisis nacional: mucha gente está sufriendo los rigores antihumanos de la falta de alimentos y medicinas para la vida. No es una falacia que Venezuela se encuentra en el umbral de solicitar apoyo y ayuda humanitaria ante el mundo. Son incontables los casos de personas que por testimonios directos e indirectos -se ha sabido- han perdido la vida, por no hallar los medicamentos, insumos o, por no contar con los equipos de la medicina moderna en los centros asistenciales del país. Los trabajadores de la salud a gritos públicos, protestas o por declaraciones a los medios han dado pruebas de que personas con enfermedades crónicas, requerimientos de cirugías de urgencia o con múltiples padecimientos de salud, no han recibido la atención médica adecuada, por la falta de los recursos básicos en los establecimientos públicos de salud. Verbigracia la “fuga obligada” de personal médico a otros países ante la falta de instrumentos de trabajo para salvar vidas o por la carencia de incentivos salariales y de otros beneficios para cumplir con decencia mínima con sus labores profesionales en el campo de la medicina. ¡Algún día saldrán a la luz las cifras y los testimonios escritos sobre este gravísimo drama humano y social, que se constituyen en crímenes de lesa humanidad!

Los sufrimientos y pérdida del derecho a la salud y a la vida no pueden seguir sucediendo en uno de los países potencialmente más ricos de la tierra. Atender con urgencia y legislar con premura sobre el particular son algunas de las tareas del nuevo Parlamento del Cambio que se instala el 5 de enero. Los retos y desafíos son enormes, porque ya sabemos que para ello habrá que enfrentar con firmeza a las castas de mafiosos que han destruido la calidad de vida de todos los venezolanos. No hay vuelta atrás: ¡vida en democracia o la muerte segura en dictadura “comunistoide”!

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