domingo, 13 de febrero de 2011

LOS EXTREMOS DEL ODIO

Bastaría revisar los contenidos de muchísimos mensajes transmitidos públicamente por figuras políticos, intelectuales, comunicadores sociales y twitteros, por ejemplo, para darnos cuenta que estamos muy lejos de construir una sociedad de incluidos o donde quepamos todos. Al parecer, hay personas que presentan serias dificultades para superar lo que algunos analistas llaman el “pensamiento dicotómico”, es decir la tendencia a clasificar, mediante categorías preestablecidas en su propio pensamiento a los seres humanos en “buenos” y “malos”, “patriotas” y “antipatriotas”, “proimperialistas” y “antimperialistas”, “civilizados” y “bárbaros”, “chavistas” y antichavistas”, “estás conmigo” o “estás contra mí”, “amigo” y “enemigo”, “comunistas” y “anticomunistas”.

Para algunos estudiosos del tema se trata de una enfermedad del pensamiento, donde ciertos individuos tienen esa tendencia irrefrenable de dividir todas las cosas del mundo y a las personas en categorías bien definidas y rígidas y las defienden cueste lo que cueste Y agregan que algunos enfermos del pensamiento dicotómico son aquellos que desarrollan “conductas totalitarias”, porque la naturaleza de su pensamiento es totalitario.

Así mismo añaden, que los individuos que tienen esa enfermedad del pensamiento, piensan menos, porque todas las situaciones que ocurren en la realidad, las encierran en las categorías que ya tienen preestablecidas. Por lo tanto en el fondo son antidialógicos –dicen escuchar- pero no escuchan a nadie-. Personajes, que son fácilmente identificables con este “pensamiento dicotómico y totalitario”, son los principales causantes de divisiones entre los miembros de una sociedad dada, generados de conflictos innecesarios y hasta de guerras intestinas o entre países. ¿Le encuentra usted algún parecido con la realidad venezolana o es una simple coincidencia?

Sin duda, la prevalencia del pensamiento “dicotómico-totalitario” ha conducido a que florezca un sentimiento de odio entre importantes sectores de la sociedad venezolana, que se expresa en el rechazo cotidiano entre unos y otros por el sólo hecho de mantener posiciones ideo-políticas diferentes. Pero que, para ciertos analistas, responde a un contexto histórico que se remonta a la época colonial por el régimen de explotación que prevaleció en la época y dividió a la sociedad en clase sociales, con intereses distintos y luego esto se extrapoló hasta los tiempos actuales en la lucha entre “capitalistas” y los “anticapitalistas”.

Para otros es posible la convivencia y el diálogo social, mediante acuerdos en enfrentar problemas comunes que afectan a la sociedad como un todo, independientemente de la clase social o posiciones políticas a la cuales estén adscritos los ciudadanos ej. Los problemas de inseguridad y violencia, desempleo, inflación, desabastecimiento, colapso del aparato productivo nacional, decrecimiento económico, ineficiencia burocrática, corrupción y servicios públicos deficientes; entre otros.

En la actualidad, se siente un cansancio enorme en el seno de la sociedad venezolana por las peleas intestinas, la extremada “ideologización” cotidiana, la centralización del poder, el lenguaje y pensamiento dicotómico-totalitario y la falta de respuestas ante la creciente demanda de problemas sociales sin respuestas.

En consecuencia, urge un proceso de reflexión y cambios de actitudes entre uno y otro bando. Hay señales importantes, pero que no terminan de concretarse, en el marco de la identidad con los principios democráticos, la tolerancia, estado de derecho, la justicia y la lucha por la paz de la república. ¿Quiénes le ponen el cascabel al gato?

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