martes, 22 de julio de 2014

¡“PAQUETAZO” DESCALABRA AL RÉGIMEN!

Toda la élite de poder del régimen castrista y miembros incondicionales de los clanes enchufados a los privilegios del “papá-Estado” venezolano, concentran todos sus esfuerzos estratégicos, para imponer -a sangre y fuego- el modelo socio-político fracasado procubano y de aspectos importantes de los paradigmas de los imperialistas chino y ruso. En este juego luciferino del ajedrez geopolítico, el rol de la tiranía chavo-madurista, es la de servir de simple peón a favor de los grandes intereses imperiales de los otrora protagonistas históricos del fenecido “socialismo real”. El llamado “paquetazo” impulsado por estos actores conserva en sus entrañas la naturaleza de esta nueva y beligerante “santa alianza” del maquiavelismo político, para enriquecer y privilegiar a minorías “oficialistas” en detrimento de las mayorías nacionales explotadas y esclavizadas, que sufren per se las atroces calamidades de la creciente y desatada pobreza estructural.

El “paquetazo” en el fondo es sinónimo de la concentración absoluta de poder en manos del Estado, del desgobierno de Maduro y del Psuv; para generar ese caos nacional que hoy vive el país en materia económica, social y política. La escasez, las devaluaciones sucesivas, la hiperinflación, la inseguridad, el desempleo, el deterioro de los servicios educativos, salud, electricidad, agua, vialidad, infraestructura…de la ética y moral pública…son hijos indisolubles del fulano “paquetazo” y del paradigma dictatorial pro-cubano, pro-chino y pro-soviético que se está imponiendo en Venezuela. Incluso, en esos vericuetos “extraños” del mundo de los negocios (que no tienen fronteras) hasta el FMI (atendiendo a solicitudes desesperadas del régimen) está por incidir con sus recetas neoliberales para intentar “sanear” a la economía nacional y los gastos dispendiosos de la mal llamada “revolución bonita”.


El sufrimiento en el seno de todos los estratos sociales en Venezuela tendrá un impacto terrible, especialmente en los sectores más pobres, porque las exigencias de los protagonistas externos cubre una serie de medidas extremas: una rigurosa evaluación eficiencia del aparato de Estado (ya comenzó), otra devaluación cambiaria, el alza precios de la gasolina, aumento impuesto IVA, conformación empresas mixtas, ajustes de precios y revisión expropiaciones de empresas productivas; entre otras. La soberanía nacional quedó pulverizada (incluyendo el rol neocolonial del régimen cubano sobre el desgobierno venezolano en materia socio-política, ideológica y militar).

No obstante las protestas de calle se han hecho sentir en toda la geografía nacional contra el “paquetazo” de Maduro por parte de los estudiantes, trabajadores de las empresas básicas, de la electricidad, salud y educación; de los habitantes de las comunidades y barriadas ante el grave problema de la inseguridad y la violencia, la escasez, el desempleo, incumplimientos giubernamentales, deterioro de los servicios públicos, la vialidad, déficit de viviendas…y pare usted de contar. Los estallidos sociales se convierten hoy en una seria amenaza para la estabilidad del régimen, pese al oxigeno financiero que está recibiendo de los imperios chino, ruso y pronto del mismísimo FMI.

El descontento ya llegó con fuerza hasta en las propias bases de apoyo socio-electoral del desgobierno de Maduro, cuando apenas menos del 20% de los electores, en los recientes comicios internos, participaron de la convocatoria para elegir a las autoridades del partido de gobierno. O como lo reflejan las encuestas de Hercon44, que arrojan resultados donde colocan al “Gobierno” de Maduro en sus niveles más críticos de apoyo popular (Marzo-junio, 2014: 32,9% y 28.1 contra 61.3% y 63,3% de la oposición). ¡Acumular fuerza y expresar descontento en la calle por la violación de derechos constitucionales marca el norte de la disidencia democrática! Amén de la vigencia de una solución pacífica y democrática…sí se acoge el clamor popular a lo establecido en la vigente Constitución Nacional (renuncia, constituyente o nuevas elecciones). ¡Hay que ponerle el cascabel al gato!

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