lunes, 7 de julio de 2014

¡SIN UNIDAD NO HAY CAMBIO POSIBLE!

Todo lo hecho por el hombre debe estar en permanente revisión, rectificación y cambio. La realidad en todos los órdenes del quehacer humano te señalan qué cambiar. Por eso resulta absurdo e inaceptable, lo de Maduro e incondicionales, de imponer un paradigma totalitario procubano del Estado y la sociedad en Venezuela, que ha fracasado históricamente en el mundo. No ha generado ni felicidad para todos, ni justicia, ni igualdad, ni fraternidad, ni humanismo, ni libertad, ni democracia. Sólo veamos el drama socioeconómico, sociopolítico y sobre todo ético que padecen los pueblos de Cuba y Venezuela, para darnos cuenta de esta terrible realidad: la inviabilidad del modelo del “Socialismo del Siglo XX”. Y la destrucción absoluta de las condiciones y calidad de vida de los ciudadanos: pobreza, miseria y ruina en su máxima expresión, pero en contraste privilegios vergonzosos para la élite de poder, sus familiares, amigos, compadres y enchufados de confianza.

Tanto en Cuba como en Venezuela se repite la historia del caos y desastre nacional: escasez, racionamiento, altos precios, quiebra del aparato productivo, devaluaciones constantes de la moneda, desempleo; deterioro de los servicios de salud, educación y servicios públicos… ¡pobreza extrema! Y el Estado omnipotente también entra en crisis al no poder atender las demandas populares. De allí la decisión de los Castro en Cuba (hace escasas horas) de “rasparse” 6441 empleados públicos y reducir en 16 % la nómina del personal agrícola. En Venezuela se espera algo similar, por aquello de Maduro, de “ordenar” la revisión de cada ministerio (para eso contrató o, mejor los Castro le asignaron esa misión al “superministro” Orlando Borrego en Venezuela).

El “paquetazo” pues viene con todo (ajuste cambiario, alza de la gasolina, poda burocrática y alianzas nacionales e internacionales (boliburguesía y transnacionales) con endeudamientos siderales para tratar minimizar el impacto bestial del colapso actual. Amén de la aplicación del “garrote vil” para quienes osen protestar o disentir ante estas medidas antipopulares. A lo cual se le suma el cerco mediático (comprando medios, o mediante la censura y autocensura). Y ejerciendo un mayor control social sobre todos los ciudadanos (incluyendo a chavistas críticos de ahora como Giordani, Navarro, Ana Elisa Osorio y otros).

Paradójicamente la disidencia opositora no se encuentra en su mejor momento. No está fragmentada, pero hay amenazas serias orientadas en esa dirección. Las distintas visiones sobre el momento político y cómo enfrentarlo son disímiles. Pero una cuestión es cierta sí no impera la sensatez, identificación clara con objetivos comunes y un proyecto de país…la unidad ansiada sería muy cuesta arriba. Y el modelo totalitario pro cubano bien sea con Maduro u otro, se atornillaría por un tiempo indeterminado, incluso más allá del 2019 (para quienes están pensando, por ejemplo, sólo en las elecciones para la Presidencia de la República).

No obstante los caminos constitucionales están allí invariables (constituyente, renuncia y nuevas elecciones) ¡Siempre y cuando haya la presión y participación popular!

No hay comentarios:

Publicar un comentario