martes, 29 de julio de 2014

¡“BUENANDROS” GENERAN “ESTALLIDO SOCIAL” EN CUMANÁ!

El escritor cumanés Gustavo Luis Carrera en los predios de la “Casa Natal” del gran poeta (también cumanés) “Andrés Eloy Blanco”, comenzó –hace escaso días- a sumergirnos en el drama social del preso común, a través de su fascinante novela: “Peregrino Interno”. Y no pude dejar de hojear en sus páginas aquél diálogo introspectivo que sostuvo con el mismísimo poeta Andrés Eloy, quién como él estuvo preso. Y citaba de la novela referida aquellos fragmentos de ese inmortal poema dedicado a los privados de libertad: “Las paredes te ocultan tu campo,/el techo te niega tu cielo;/ pero no habrá ni juez ni carcelero/que apague la seña de tu santo./¡Ese santo y seña es justicia y Libertad!...es esa mezcla que invade al ser social y humano del preso en la Venezuela de hoy, que en las palabras novelescas de Gustavo se sintetiza paradójicamente en: injusticia, odio y muerte.

La pretendida “humanización” de estos recintos del hacinamiento, el ocio, la profesionalización del delito y el crimen, se convirtió en letra muerta: en auténticos infiernos; de la más espantosa “deshumanización” jamás vista en estos tiempos de fantasía de la “revolución bonita”. Así, los “buenandros” del caudillo fallecido, son hoy los azotes luciferinos de los secuestros, las extorsiones, los robos, las violaciones, el negocio de las drogas o de los asesinatos por encargo. “Los miserables” de Víctor Hugo o el “lumpen” de Carlos Marx, por la locura de los fallidos experimentos sociales de los Castro de Cuba, del caudillo de Sabaneta y de los incompetentes herederos de Miraflores del presente; se les colocó la alfombra roja del Estado, que en férrea articulación con éstos, les amplió el horizonte no como “buenandros”; sino en potenciados “malandros” para las acciones delictuales de la cotidianidad y de mucho más allá.

De esta manera, cuan boomerang socio-político, desde la misma cárcel de suelo cumanés; se dio rienda suelta a una envidiable organización y movilización para la protesta social de los familiares y allegados de los presos comunes (en el mismísimo día de la ruidosa celebración roja del nacimiento del fallecido “Comandante Supremo”), por la negación “oficialista” a supuestos derechos arrebatados a estos privados de libertad. La ciudad fue completamente trancada en las vías principales de acceso o entrada a ésta (desde Carúpano, Cumanacoa o Puerto La Cruz).

Amén de la colocación de barricadas en sitios estratégicos de la ciudad de una manera simultánea y sorpresiva (semáforos, avenidas y calles principales). Todo lo anterior con los aderezos de la presencia de grupos sociales anarquizados apostados en las barricadas, repeliendo las incursiones policiales con piedras, objetos contundentes y hasta con disparos de armas de fuego. O generando un verdadero caos en la ciudad con el uso ruidoso de motocicletas, quemando cauchos o vehículos, saqueando comercios y otros actos de vandalismo. Hasta casi entrada de la noche, muchas de estas acciones continuaban en algunas de las barriadas más populares de la ciudad, con su secuela de detenidos y heridos en los enfrentamientos con los cuerpos de seguridad del Estado.

La participación beligerante de estas turbas provenientes del “lumpen”, proyectó así la imagen de un genuino “estallido social” con sabor a protesta popular, porque el descontento colectivo encontraba en esta iniciativa insólita una manera concreta de expresarse; ante los desaciertos evidentes, escandalosos y caóticos de los que dirigen las políticas socio-económicas y carcelarias gubernamentales, desde hace 16 años.

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