martes, 2 de junio de 2015

¡DRAMA HUMANITARIO DE SALUD EN VENEZUELA!

El atisbo de respeto al derecho de la salud con la Misión Barrio Adentro se desdibujó hace años en Venezuela. Hoy el derecho a la salud y a la vida es casi inexistente a lo largo y ancho del país. El grave deterioro que sufre el Sistema Nacional de Salud, nos coloca al borde de una profunda crisis humanitaria. Hay una paralización técnica de la red ambulatoria y hospitalaria (incluyendo a los módulos de Barrio Adentro). La cantidad y calidad de la atención en salud se encuentra en un profundo y oscuro foso, porque no hay medicinas, insumos y equipos para responder a la creciente demanda de la población enferma que acude a los servicios. La escasez en los rubros mencionados se calcula en un 95%. Y para colmo los trabajadores asistenciales del sector salud son deficitarios y sufren en carne propia la grave inseguridad o, están descontentos porque son marginados de beneficios salariales y contractuales.

La escasez de dólares para las importaciones de medicinas, insumos y equipos para la atención en salud, se suma al drama descrito. La grave crisis del Sistema Nacional de Salud explotó como esos volcanes en erupción, cuando los trabajadores del sector se han paralizado con protestas u otra vía pacífica para convocar al desgobierno rojo rojito a que asuma su responsabilidad de gestión gubernamental y atienda de emergencia al sector, facilitando las respuestas adecuadas a lo planteado y para hacer frente a la aparición de enfermedades emergentes y re-emergentes como el dengue, la malaria, chikungunya, tuberculosis, diarreas, desnutrición, enfermedades respiratorias y de la piel, las cuales están íntimamente asociadas al crecimiento evidente de la pobreza en el contexto nacional. Amén de la intervención de factores socio-ambientales que inciden en el desmejoramiento de las condiciones y calidad de la salud de la población nacional, por la presencia de graves cuadros de insalubridad y contaminación por la escasez de agua, desbordamiento de cloacas y la acumulación impresionante de basura en barriadas, urbanizaciones y en diversos sectores de las ciudades y comunidades urbanas de la República.

Ante lo dicho, 12 mil médicos venezolanos renunciaron a sus cargos en hospitales y ambulatorios. Y 7900 de éstos se fueron del país a la búsqueda de mejores condiciones de trabajo y posibilidades de superación profesional. Sólo quedarían unos 30 mil médicos cubanos, de los cuales algunos se han fugado a otros países o presentan la duda de ser titulares, con auténtica formación académica como galenos. A los médicos cubanos se les paga en dólares y a un médico general venezolano, cuando ingresa a la red ambulatoria o hospitalaria, se les paga un salario miserable de 5800 bolívares mensuales, muy por debajo de la reciente compensación salarial decretada por el régimen de Maduro. Amén de que la canasta básica tiene un costo mensual equivalente a seis salarios mínimos (Cendas) y la contratación colectiva de los médicos venezolanos tiene años que no se discute.

En fin, el derecho a la salud y a la vida de los nacionales es violado sistemáticamente. Este desgobierno prioriza para comprar armas y fortalecer el equipamiento bélico militar en desmedro de la vida y de salud de los 30 millones de venezolanos. En atención en salud nos encontramos a la buena de Dios o de las posibles ayudas humanitarias que estaríamos obligados a gestionar ante otros países. Cambiar este modelo de salud perverso está asociado a cambiar el modelo socio-político dominante, bajo principios realmente humanistas, que redimensione lo preventivo y educativo, por encima de lo médico-asistencial; que privilegie la descentralización y transferencias de competencias hacia las regiones y sobre todo que se deslastre de la influencia neocolonial e ideopolítica del régimen castrista, haciendo suyo un proceso de reorganización estructural de re-nacionalización de todo el Sistema Nacional de Salud en favor de los millones y millones de nacionales que acuden a solicitar atención integral en salud y, por supuesto de los trabajadores de salud , garantizándoles derechos socio-laborales inalienables. ¡Hay que ponerle el cascabel al gato!

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