lunes, 2 de noviembre de 2015

¿INMOLARSE POR EL “COMANDANTE ETERNO Y MADURO?

La retórica politiquera de los “grandes enchufados rojo rojitos” en las concentraciones electoreras (para elecciones 6D) con empleados públicos, que son obligados a asistir so pena de botarlos de sus trabajos, es para coger palco; le están exigiendo nada menos que se inmolen o se “auto-suiciden” a nombre del “culto a la personalidad”, es decir a nombre del “Comandante eterno” y de Maduro. Por supuesto que, los trabajadores públicos los complacen por conveniencia, pero por debajo de cuerda están muy claros, en no ir a los comicios electorales de diciembre como borregos a colocarse la “soga al cuello”.

Chávez, por enseñanzas de los Castro de la Habana, aprendió la lección de estimular el “culto a la personalidad” para el beneficio socio-ideopolítico. Maduro hace esfuerzos para hacer lo mismo (sin muchos resultados). A Fidel y a Raúl, les produjeron dividendos por más 56 años. Ellos mismos se dieron el lujo de autoproclamarse “héroes de la Patria” ante el “yanqui invasor” y afianzar su dictadura “militarista” y “ultranacionalista”. Todo a nombre del “pueblo”, del “proletariado”, de los “excluidos sociales”. Obama, tardíamente les quitó la bandera “anti-yanqui” y ahora son “proyanqui”, con los recientes acuerdos históricos de reanudar las relaciones diplomáticas, comerciales y de inversiones empresariales. Los Castro hábiles en el negocios políticos, comprendieron que sin la “teta” completa del desgobierno chavo-madurista era imposible paliar la grave crisis socio-económica que padecen. La pobreza y miseria de millones de cubanos los obligaron contar con dos “tetas”: todavía la venezolana y ahora la “gringa”.

A Maduro le cuesta comprender lo que está pasando holísticamente en el país. Jamás ha pisado las puertas de una universidad y tampoco fue un destacado líder político de la izquierda venezolana. Por eso, los Castro lo manejan a su antojo y la casta cívico-militar que (des) gobierna hace lo mismo. Se aferra a los gritos histéricos, al insulto, a las descalificaciones, amenazas y a la represión, porque adolece de talante de estadista, de buen gerente o de un liderazgo sólido. Tampoco se rodeó de los mejores para “gobernar”. La ineptitud rodea a su gris gestión. He ahí el por qué no es el símbolo de la campaña electoralista del Psuv, sino la imagen en franco deterioro del fallecido “Comandante intergaláctico”.

Los resultados de todas las encuestas no mienten: la impopularidad y pésima gestión de Maduro lo mantiene contra las cuerdas con apenas 18% de respaldo popular (y sigue por la pendiente). El Psuv se desespera y apela a todos los recursos del Estado (corrupción) para tratar de superar este gravísimo escollo de deslave de apoyo nacional. Esa es la explicación el reparto a granel de cosas de todo tipo y de afianzar las promesas de que con los “rojitos se vive mejor”. Pero la realidad es terca y es inocultable el hambre, la escasez de todo, los precios de los productos y servicios más allá de las nubes, o lo del hampa que ataca sin consideración la vida de las personas y los despojan de sus bienes materiales. La palabra cambio, que antes era pronunciada con disimulo, ahora suena por todos lados, como la gran panacea al gran caos en que vivimos. Ni siquiera los dirigentes medios y bases sociales de apoyo al chavo-madurismo están dispuestos a inmolarse, sin justificación alguna. El 6D es la cita. ¡No le fallemos a Venezuela entera!




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