sábado, 4 de marzo de 2017

¡LA PRESION INTERNACIONAL LOS TIENE DESESPERADOS!

Coincido con varios analistas sobre el impacto de la presión internacional contra los desafueros, abusos y violaciones a los derechos humanos y constitucionales de todo tipo por parte de la tiranía castro-chávez-madurista contra el 95% de la población venezolana y, en especial, contra opositores y disidentes sometidos a la barbarie del hostigamiento constante, la represión brutal, la cárcel y las torturas físicas y psicológicas. De esta manera, los pronunciamientos de parlamentos, gobiernos, personalidades destacadas e instancias internacionales (OEA, ONU…) están ocurriendo casi diariamente que, sin duda, colocan a los miembros de la cúspide perversa de poder en Venezuela contra la pared, ante el dilema crucial de restitución de las reglas democráticas o afianzar su despropósito del fracaso totalitario “militarista” hambreador, inepto, corrupto y del narco-estado.

No obstante, en el ámbito nacional, aunque hay presiones políticas anti-tiranía, éstas son realmente muy débiles y no hacen mucha mella en la tozudez despótica. Las contradicciones internas y la carencia de una línea clara opositora combativa, insurgente y de transparencia cristalina en el mensaje de cambio y las propuestas concretas que éste trae consigo no se siente en el alma nacional. Es mucho el trabajo profuso y de fortalecer y/o de reestructurar el liderazgo a lo interno, para que puede motivar al colectivo nacional, acompañarlo en sus luchas sociales diarias y sea lo sufrientemente creíble para transcender a la lucha política radicalmente transformadora.

El hecho de la cacareada contraofensiva política de la mafia politiquera roja rojita para tratar de responder a la presión internacional, a través de esa desaforada histeria mediática “patriotera” y de reparto a granel de “bolsitas de comida”, son dos caras de una misma moneda. Amén, por supuesto, de la distracción adrede de los denominados procesos de relegitimación de los partidos políticos, para dar esa “sensación” de supuesta “apertura democrática”, pero sin la añadidura más importante de fijar una agenda electoral y de cambio inexorable de los desgobiernos de la tiranía en el ámbito central, regional y municipal.


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