lunes, 2 de diciembre de 2013

RETO DISIDENTE: ¡VENCER LA ABSTENCIÓN!

La realidad política es testaruda y sería un gravísimo error tratar de pasar por encima de ella a cambio de satisfacer utopías irrealizables de sello personal. Se trata de trascender hacia la conquista de un propósito común de carácter colectivo: lograr el cambio transformador que nos permita voltear la tortilla con la cara de la autocracia procubana y militarista por la otra, por la democracia, la libertad y predominio de un Estado de derecho y justicia, promotor de progreso y bienestar para todos. El dilema del 8D sigue siendo para todos los venezolanos entre: democracia o tiranía. Entre un Estado centralista opresor o, el ejercicio pleno de lo que llamó Aquiles Nazoa: los poderes creadores del pueblo, con ciudadanos protagonizando su propio destino.

No se plantea que las elecciones sean un fin en sí mismo para despojarnos ya de la influencia del poder rojo rojito sobre el Estado y la sociedad; sino de un medio más en ese proceso indetenible de acumular fuerzas, movilizar, motivar, organizar y despertar la conciencia para el cambio sustancial que requiere la República, bajo los principios del imperio de la justicia, la honestidad, la responsabilidad, la igualdad ante la ley, la ética de trabajo y productividad; la descentralización, la participación ciudadana, la defensa de la soberanía nacional ante Gobiernos extranjeros y, el respeto al fin, de todos los derechos ciudadanos establecido en la vigente Constitución Nacional.

Nadie a estas alturas puede dudar de que transitamos por caminos sumamente espinosos, absolutamente atípicos y diametralmente opuestos a la praxis de modelos socio-políticos convencionales. Aquí cada día que pasa la élite que nos desgobierna reduce más los espacios democráticos y asfixia a todos los ciudadanos en sus derechos constitucionales. El Estado como un todo está absolutamente alineado al Proyecto Político Venecuba. Y ese mismo Estado, el Gobierno y el Psuv constituyen una trilogía indisoluble, al símil del misterio de las “Tres Divinas Personas”, comandados directamente por el régimen castrista-cubano, el cual hace y deshace en todas las esferas estratégicas del país. Su experiencia de más de 53 años manteniendo un férreo control represivo sobre la vida de los ciudadanos, lo está aplicando en Venezuela, bajo la complicidad de esa conducta entreguista y antipatriótica del ilegítimo de Miraflores y su combo de incondicionales cívico-militares.

Pero las debilidades socio-políticas de esta casta del poder en Venezuela son muy evidente: el desastre de la economía y el caos social, cuyas expresiones del descontento popular recorre las calles de Venezuela ante la carestía de productos básicos, la hiperinflación, devaluación de la moneda y de los salarios, la violencia e inseguridad; pésimos servicios públicos; entre otros. Para salvarse ellos juegan al ventajismo electoralista grotesco y a la abstención de las masas disidentes y no disidentes para estos comicios locales del 8D.

Propinarle una contundente derrota política electoral al oficialismo debe constituir un reto y un desafío de todo un colectivo nacional hastiado de manipulaciones y mentiras. Pero, para ello debemos derrotar primero la abstención y aumentar el número de personas que nos acompañen en esta cruzada cívica, pacífica y democrática. ¡Nadie nos detendrá!



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