miércoles, 5 de octubre de 2011

DEL "SIERRA NEVADA" A "PUDREVAL"

La historia es implacable a la hora de juzgar a los gobernantes por sus gestiones al mando del rumbo de la nación. Y mejor así, porque eso permite señalar los entuertos cometidos y corregir lo que haya que enmendar.

No obstante, en el ejercicio del poder, las élites casi siempre se muestran ciegas y sordas al clamor popular, cuando se le enrostran las promesas incumplidas y la demagogia insulsa. Al contrario, de espaldas a las exigencias de los excluidos sociales de soluciones a los ingentes problemas, que afloran como las aguas de manantiales del drama inocultable de la pobreza estructural; se envanecen en el poder del estado, para sembrar de taras cancerígenas a todo el cuerpo de la sociedad y las instituciones públicas.

En el ayer, el escándalo de “Sierra Nevada”, en una de las gestiones presidenciales del polémico Carlos Andrés Pérez, se convirtió en el símbolo de la lucha de lo que no debe hacerse con los dineros de los nacionales: la donación de un barco a Bolivia, cuando ésta nación ni siquiera contaba con la salida al mar, para darle la utilidad que se requería.

Pero privó la desfachatez por la construcción de un liderazgo internacional en la persona del inefable mandatario; aún cuando ese gesto de neto corte saudita, dejará el sabor incuestionable del derroche y la corrupción administrativa. Ahí, sin duda, comenzó con fuerza la debacle del cuestionado mandatario, que al transcurrir del tiempo, aunado a políticas públicas desacertadas, culminó en su defenestración en su segundo mandato presidencial.

Chávez, asume el poder en el país, con las banderas de hacer todo lo contrario de su antecesor, de lucha a muerte contra la corrupción, el derroche, el endeudamiento y la pobreza. Precedido del mito de lo diferente, de lo “revolucionario” y posteriormente de las banderas del “socialismo” hizo casi añicos los denominados partidos del “puntofijismo” y el modelo político-institucional de la IV República.

Pero, como dice el refrán “del dicho al hecho hay mucho trecho”, las cosas comenzaron a tomar un rumbo equivocado o, mejor dicho aparecieron los mismos vicios o peores de los que se cuestionaron del ayer. El escándalo de “Sierra Nevada” fue sustituido por una cadena de escándalos que ilustra a las claras, de que “algo huele a podrido en Dinamarca”: “pudreval”, los fondos de pensionados de PDVSA, los maletines con millones de dólares para Argentina; la “regaladera” de recursos públicos por doquier a distintos países; el enriquecimiento súbito de altos funcionarios del gobierno, detrás de negocios siderales como la de las cabillas de Guayana, por ejemplo, son simples menudencias de la metástasis de la corrupción que está sembrada en el seno de la “V República roja-rojita”.

Nuevamente, los nacionales estamos obligados transformar este estado actual de cosas. Las elecciones presidenciales de 2012 es un campo propicio para ese reto y desafío. ¡Ejerzamos nuestro derecho a labrarnos un destino diferente! ¡Cumplamos non nuestro deber ciudadano!

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