sábado, 8 de octubre de 2011

RECONOCIMIENTO AL HAMPA O DESESPERACIÓN ELECTORALISTA

En varios artículos suscritos por mí, por esta misma vía, he coincidido con la tesis del esquema “utilitarista” que viene aplicando el “chavecismo” al lumpenproletariado, para fines absolutamente politiqueros y de control social en aras de mantener la hegemonía absoluta del poder político e institucional en la Venezuela de hoy.

Entendido el “lumpen”, tomando prestado la acepción marxista, como aquella “población situada socialmente por debajo del proletariado, desde el punto de vista de trabajo y condiciones de vida, formado por elementos degradados, desclasados y no organizados…población que desarrolla para su subsistencia actividades al margen de la ley o en la marginación social”.

Serían miles y miles de venezolanos que se encuentran en esas condiciones de “lumpen”, no sólo en las calles del país; sino también en los recintos carcelarios, considerados como verdaderos fábricas de delitos de toda laya y donde se ha logrado demostrar la relación estrecha entre funcionarios y los delincuentes en libertad o privados de ésta, para abultar las cifras incalculables de inseguridad y violencia que azotan endemoniadamente a los nacionales. No obstante, ¿poco importa ese desbordamiento del hampa en el seno de la élite que nos gobierna?.

Sí y no; porque que no son casuales los anuncios reiterativos de la Ministra Iris Varela, de dejar en libertad a miles de procesados de las cárceles del país, amparándose en simples trámites administrativos, obviando adrede la causalidad, gravedad de los delitos cometidos y el impacto negativo en la sociedad; a propósito de una situación incontrolable de delincuencia y violencia en cada rincón de la República. Más aún cuando el mismísimo Presidente de la República, en un discurso reciente de promoción electoralista, conminó a los “malandros”, en un claro estilo de coqueteo y reconocimiento social, a integrarse a su movimiento proselitista.

Entonces, el juego estratégico es doble: el uso del “lumpen” cotidianamente para el control social, para que realicen los trabajos sucios de acallar y amedrentar hasta con la violencia a opositores, disidentes, luchadores sociales y críticos al régimen. Y por otro lado, de usarlos en las lides electorales, en las condiciones antedichas y de base social electoral del partido de gobierno, porque consideran no desdeñables los miles de votos que este sector social le podría aportar al “chavecismo”.

En ese contexto, sin duda, tendremos “malandros” para rato, con reconocimiento social y de poder. ¡Que Dios nos agarre confesados!. O mejor, nos queda la alternativa luchar y luchar, para lograr un cambio radical ante este malévolo sistema de dominación autocrático. ¡Usted tiene la palabra y la decisión!

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