viernes, 28 de octubre de 2011

PROTESTAS SOCIALES CONTRADICEN LAS ENCUESTAS

Sí la opinión colectiva de un momento, en relación a determinados temas, es arrojado por las cifras de los resultados de encuestas nacionales, detrás de las cuales se encuentran los patrocinios financieros de actores interesados; hay fuertes sospechas de que éstos últimos, le colocan el aderezo que requieren para los fines de la manipulación política.

De esta manera el gobierno “chavecista”, que maneja a su antojo los inmensos recursos de la renta petrolera y de todo el aparato del estado, podría estar detrás de estos resultados que lo estarían “favoreciendo” en las simpatías populares.

No obstante como contraparte, en la Venezuela de hoy, las informaciones trasmitidas por los medos de comunicación diariamente, dan cuenta del creciente aumento de las protestas sociales en cualquier rincón del país; por motivaciones relacionadas a necesidades básicas insatisfechas de seguridad ciudadana, vivienda, empleo, servicios públicos, vialidad, salud, educación, seguridad alimentaria, seguridad social y laboral; a indicadores indiscutibles pues, asociados al infierno de la pobreza estructural. Las protestas sociales, que evidentemente crecen como la espuma, son señales inequívocas de que algo anda muy mal en Dinamarca.

Los testimonios diarios son inocultables del malestar social existente, por los apagones de la electricidad, el agua que no llega al barrio u urbanización; los productos básicos de la dieta alimentaria escasean o los precios están por las nubes; no hay ofertas de empleos estables y los despidos de trabajadores del campo y la ciudad ruedan por la pendiente; los míseros sueldos y salarios que devengan los nacionales se los traga la inflación (sólo a los militares les aumentan sueldos y beneficios para apaciguar el descontento).

Las ciudades se observan maltrechas por el deterioro de la vialidad, aguas servidas desbordadas, la contaminación ambiental, caos del transporte o los cerros de basura sin recoger. Mientras la red asistencial de atención en salud languidece por el déficit de médicos y enfermeras o la carencia de equipos e insumos para garantizar la vida de los pacientes o usuarios de estos servicios.

Hay, una masificación de la educación, pero la calidad está en entredicho, porque los presupuestos son deficitarios y no se garantizan los componentes de investigación, docencia y bienestar estudiantil idóneos. Así, la lista de indicadores y testimonios es larga y, no nos alcanzaría las páginas de impresión para mostrarlos a los lectores de estas notas. En otra ocasión.

Pero, a los ojos de todos, el país proyecta una grave imagen de involución, atraso, pobreza, miseria y subdesarrollo. ¡O vencemos esta realidad con cambios cualitativos o el país perecería progresivamente de mengua. O peor sin dolientes!

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