lunes, 31 de octubre de 2011

¿CAPITALISMO DE ESTADO VS CAPITALISMO POPULAR?

Chávez viene arreciando su ofensiva para fortalecer el control estatal en áreas básicas del quehacer nacional: empresas, fincas productivas, comercio y tierras son el objetivo de su codicia irrefrenable, a nombre el “socialismo revolucionario”. No obstante, la gente, las mayorías nacionales no está percibiendo los beneficios de estas acciones, que al escudriñar un poco, se sabe que son ejecutados sin escrúpulo alguno, para tapar la ineficiencia gubernamental en materia de inseguridad, empleo, inflación, servicios públicos, escasez de productos básicos, salud, vivienda y educación.

El modelo “socialista” prometido, es una vulgar copia de los paradigmas del “capitalismo de estado”, porque se mantiene intactas las relaciones sociales entre el estado y el sistema como un todo, para el proceso de reproducción de capitales y plusvalía, pero a favor de una nueva burguesía, la boliburguesía y una élite burocrática cívico-militar privilegiada.

Al contraste, los trabajadores continúan siendo explotados, pero en una situación peor, al negarles derechos contractuales y de ley y, hasta los salarios los vienen cobrando con retrasos e incompletos. E incluso la cacareada seguridad social prometida se convirtió en sal y agua en el contexto de la retórica “populista” y “patriotera”. Este régimen autocrático, aparte de explotar a los trabajadores, ha llegado muy lejos, donde ni siquiera se respeta la vida de los líderes obreros y sindicalistas.

La oposición, con sus matices de diferencias, propone en síntesis, un modelo de “capitalismo popular”, donde el Estado no concentraría todo el poder. En palabras de Carlos Blanco, que funge como uno de sus principales ideólogos, el Estado como promotor del poder productivo y productor de los ciudadanos, colocando a éstos como un factor esencial del desarrollo espiritual, económico y social.

O como lo plantea la misma María Corina Machado: el Estado debe garantizar la seguridad de la nación, la seguridad personal, la infraestructura, la salud y la educación. La producción de bienes y servicios les correspondería a los particulares nacionales e internacionales. Crear una sociedad de propietarios.

Dos visiones diferentes en relación al estado y la sociedad, que polarizan las opiniones de los venezolanos, pero que observándolas críticamente, con la mirada en el retrovisor en el contexto nacional e internacional; no interpretan cabalmente la realidad, ni los demandas sociales, ni las esperanzas de un mundo mejor por parte de los excluidos de siempre. Por lo tanto la rigidez de los paradigmas nos convoca a evitar los extremos –ni capitalismo de estado, ni capitalismo neoliberal-. La sabiduría está en la búsqueda necesaria del justo punto medio de las cosas, para poder salir del infierno de la pobreza, de los dogmas ideológicos y construir una sociedad profundamente democrática y participativa, con justicia y equidad; ética productiva y ciudadana.

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