martes, 24 de enero de 2012

PARTICIPARÉ EN LAS PRIMARIAS POR REBELDÍA DEMOCRÁTICA Y CONTRA EL MIEDO

El país vive momentos aciagos por el derrumbe estrepitoso de un modelo autocrático de gobernar, aderezado por el culto a la personalidad del mandamás de Miraflores, un militarismo ramplón y un populismo sin límites. La quiebra de valores, principios y estado de derecho dejó a merced de los vientos y las olas del mar el rumbo de la nación. La anomia social recorre todos los rincones de la República, haciendo añicos las reglas elementales de convivencia ciudadana y democrática.

Al símil de las barricadas de París en 1848 los descamisados nacionales de siempre, expresan su descontento y protestas sociales cotidianamente ante la falta de respuestas oficiales a sus demandas y necesidades de viviendas, servicio de agua, electricidad, cloacas, aseo urbano, vialidad, empleo, seguridad personal, justicia, salud, educación, desabastecimiento de productos básicos, alto costo de la vida, derechos laborales y seguridad social. Y como paradoja, la propaganda y retórica mediática de la denominada “revolución bonita”, trata de disfrazar y maquillar las abismales distancias de logros, durante 13 años de ejercicio en el poder, en materia de condiciones y calidad de vida de los venezolanos. La pobreza estructural, entonces, se mantiene incólume.

La criticada vieja “Oligarquía del Dinero” ahora se le dado paso, con la anuencia y complicidad de los amos del poder del Estado Capitalista, a una nueva “Oligarquía del Dinero”, que se viste de rojo a conveniencia de sus intereses de acumular riqueza fácil y mal habida. Así, los apellidos de estos nuevos privilegiados ya forman parte del común de la gente en los corrillos populares y del listado clasificado y proporcionado por el periodista Miguel Salazar, a saber: Betancourt López, Ceballos, Rojas, Convit, Gurruciaga, Trebaou, Orta, Romero Navas, Guzmán López, Alvarado, Villalobos, León, Marguis y Velásquez.

El “Águila que no caza moscas”, para descalificar a la lluvia de denuncias ante las instancias correspondientes por casos de corrupción, ha dejado que en el entorno del estado y la sociedad éstas se multipliquen y arremolinen en demasía, proyectando el espectáculo inaceptable de que todo está podrido en Dinamarca. Amén del derroche saudita con los dividendos de la renta petrolera y tributaciones, en el exterior e internamente, con proyectos fallidos de toda índole, donaciones y regalos insólitos, convenios “chimbos” en materia petrolera, armamentismo desmedido, clientelismo abusivo partidista y crecimiento abultado del paternalismo de estado.

El blablá “antiimperialista” y el supuesto nacionalismo impoluto vive la obscuridad más asombrosa por las cifras de endeudamiento incalculable a China y Rusia o, por la presencia sin control de cubanos en áreas vitales de la seguridad y soberanía nacional. Y la firma de convenio “chucutos” con las transnacionales petroleras. A lo cual sumamos el coqueteo inverosímil que mantiene la camarilla gobernante, ante aquellos países señalados por el mundo de totalitarios y violadores de los derechos humanos.

Ante lo dicho la propuesta de cambio cualitativo en el país luce obvio y los ciudadanos tenemos la oportunidad de participar de éste. Los escenarios políticos como alternativas son discutibles. Pero las Primarias planteadas por un abanico de sectores sociales y ideo-políticos disímiles, para este próximo 12 de febrero, presenta una oportunidad para expresarnos democráticamente y asumir mediante un Programa de Gobierno Común el compromiso de Unidad Nacional, para que juntos podamos derrotar el modelo autocrático existente y abrir las compuertas de un nuevo amanecer en democracia, libertad, justicia, ética de trabajo productivo, autodeterminación, progreso y bienestar integral.

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