sábado, 9 de mayo de 2015

¿NI ALIMENTOS, NI MEDICINAS, NI SEGURIDAD…NI NADA?

A los altos enchufados rojos rojitos y acólitos incondicionales les molesta a grado sumo que se les diga la verdad. O mejor mostrarle la evidente realidad de la tragedia social y humana que está padeciendo el pueblo venezolano ante la escasez de alimentos, medicinas, seguridad, agua, luz, aseo urbano; vivienda, educación, salud, salarios dignos…dólares para las importaciones…y pare usted de contar en los claros indicadores de avance en pobreza y subdesarrollo. Cuya responsabilidad directa recae sobre la pésima gestión oficial del actual desgobierno de Maduro. Y no como se pretende hacer ver de supuestas conspiraciones del “imperio gringo” y de los “apátridas” internos. Imponer de manera sostenida el modelo de Estado y sociedad “castrista-cubano” en Venezuela ha sido el peor error socio-político. Y hoy se está pagando las consecuencias de esa irresponsabilidad socio-histórica del fallecido “Comandante Supremo” y, en el presente, de su fracasado heredero en Miraflores, Nicolás Maduro. Amén de la terrible ineptitud gerencial de esta tiranía centralista, politiquería barata, derroche abismal y corruptelas de toda índole.

El descontento y las protestas sociales ante lo señalado cada día se expresan más en todas las regiones y localidades del país. El olor a un tsunami social de grandes proporciones s percibe en las colas de la escasez y pobreza; en el mercado, en los autobuses, en los bancos, en los centros comerciales y abastos; en el seno de las empresas e instituciones públicas del Estado…y por supuesto en las encuestas de opinión que a cada momento se pasan, para pulsar la magnitud de la arrechera nacional y las posibles salidas a esta grave crisis nacional. El actual desgobierno lo sabe, pero con testarudez inaudita, se muestra sordo y ciego. No sabemos si juega a la Teoría del Caos para cerrar completamente los pocos espacios democráticos que quedan, dándole los palos finales a la lámpara y se instaure con mayor rigor el despotismo represivo “militarista”. Aunque no pueden ser despreciadas las presiones internacionales diversas (de tirios y troyanos), para impedir que se imponga la tesis de la “caída y mesa limpia” impulsada por los amantes de las “bayonetas” y el perfil fascista.

Insistir en una “salida” pacífica, democrática y constitucional (renuncia, nuevas elecciones o Asamblea Constituyente) ante este desastre y caos nacional no puede ser colocada jamás a un lado. Las experiencias históricas han existido y deben jugar, sin duda, a favor de la referida “salida”, que se ajusta al actual Estado de Derecho. Cumpliendo, por supuesto, con las cuestiones obvias de procesos similares: liberación de todos los presos políticas y rescatar el clima político necesario para destrancar el juego entre actores. Las elecciones parlamentarias, con movilizaciones organizadas de los ciudadanos, podrían cumplir con ese rol de ir despejando ese camino espinoso, pero contándose con el ejercicio innegable de la transparencia y ética (de terceros) en el desarrollo de este proceso crucial.

¡Democracia o dictadura es el dilema histórico que no admite otra cosa distinta! ¡Decida usted!

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