¡APOSTANDO A “GUERRAS IMAGINARIAS”, NO SALDREMOS JAMÁS DEL FOSO ¡

Los fallecidos “Comandantes Intergalácticos” Fidel Castro y Hugo Chávez se encargaron con astucia innegable de confeccionar y ejecutar con celo militar toda una agenda expansiva de dominación y control absoluto del poder en el contexto del “proyecto venecubano” y más allá de esas fronteras, con un sello dizque “antiimperialismo gringo” y “anticapitalista”, que bautizaron con el nombre del “Socialismo del Siglo XXI (O mejor de totalitarismo de Estado “militarista”). Aplicando subterfugios de diversa naturaleza y manejo perverso del poder le impregnaron a ese proceso un simbolismo histórico sin precedentes, donde hasta el cadáver del Libertador Simón Bolívar fue jurungado, para darle solemnidad a la supuesta y ficticia “guerra antiimperial”, pero con más poder absoluto para ellos y familiares, en detrimento de los valores y principios de la libertad y la democracia en Venezuela.

De hecho, miles y miles de millones de dólares provenientes de la riqueza petrolera venezolana, han sido derrochados por el castro-chavo-madurismo para la compra de equipos, armamentos e insumos bélicos. Sin sentir remordimiento alguno por las calamidades socio-económicos que padece el pueblo venezolano, su prioridad es esa fulana “guerra imaginaria” que pregonan, pero que todos sabemos forma parte de la gran excusa para tapar el quiebre terminal de este proyecto del fracaso, el empobrecimiento abismal y la ruina total del país. Apostaron por el ensayo-error del totalitarismo de Estado y los resultados negativos asombran al mundo. Mientras en el otro lado del mundo, como lo plantea Andrés Oppenheimer en su libro: ¡Basta de Historia!, apuestan al futuro mejorando la calidad de la educación, la ciencia y tecnología y la innovación (China, India, Singapur, Finlandia, Suecia e Israel; entre otros).

Se debe apostar a la “economía del conocimiento” (propone Oppenhaimer), contrariamente al contenido de los viejos discursos de la izquierda y la derecha en la región (se refiere a América Latina). El mundo ha cambiado. Y América Latina no se ha dado cuenta. Por eso, en los rankings internacionales, entre las 200 mejores universidades del mundo, aparece incluida una sola universidad de América Latina (La Universidad Autónoma de México). Y Venezuela ni se asoma en estas estadísticas, como es obvio. ¿Y qué podríamos esperar de un grupito de “analfabetos funcionales” y trogloditas en la cúspide del poder nacional? ¡La involución del país en su conjunto, es evidente! ¡El futuro necesitamos construirlo colectivamente, con los mejores hombres en la vanguardia, o, jamás saldremos del foso!