miércoles, 3 de septiembre de 2014

¡SIGUEN CAMBIANDO TODO, PARA NO CAMBIAR NADA!

El anunciado “sacudón” del inquilino de Miraflores terminó siendo un caricaturesco slogan publicitario del rancio laboratorio procubano y gobbeliano, porque sólo fue un maquillaje mediático para un enroque burocrático ministerial, ratificación de los mismos rostros de los actores del fracaso y de la paja teórica de siempre, con la añadidura de ciertos aliños de corte “castrista”(de cinco “revoluciones” dentro de la “revolución”), para continuar con los guisos que les arroja el privilegio del uso desenfrenado e impune de la riqueza petrolera venezolana. O por el manejo totalitario del Estado y la sociedad. O para colocar ante el mundo y aliados incondicionales una alfombra roja teatral de supuestos cambios, cuya esencia “gatopardiana” es cambiar todo para que todo siga igual o; peor.

Por eso el “Jirafales” de Miraflores no dijo ni pío ante los males estructurales que aquejan a la economía, al ámbito sociopolítico y sobre todo de la ética y moral pública. Para él no existe la escasez de productos alimentarios y medicinas; ni la recesión, ni la hiperinflación, ni la carencia de divisas, ni la improductividad nacional, ni la devaluación de la moneda ante el dólar, ni el proceso de endeudamiento sideral con China y Rusia. N abordó el tema de la violencia e inseguridad; ni de los apagones del sistema eléctrico; de los pésimos servicios públicos y vialidad e infraestructura destruida; ni sobre los problemas y crímenes carcelarios; ni referente al grave del narcotráfico.

Nada dijo en relación al aumento compulsivo de las tarifas de la electricidad…y mucho menos habló sobre la corrupción descarada de altos funcionarios del mundo cívico-militar. O con respecto al control mediático del Estado y restricciones constantes de la libertad de expresión. Tampoco tocó el tema del secuestro por parte de la tiranía de la autonomía de los poderes públicos y de una administración de justicia idónea e imparcial, que frene y controle la violación obscena de los derechos humanos y ciudadanos, tal cual se contempla en la vigente Constitución Nacional.

No obstante la actitud del heredero del caudillo de Sabaneta de desconocer la realidad y pretender que vivamos su fantasía procubana, la procesión social va por dentro. No podrá ocultar nada, ni siquiera intentando callar con la represión criminal las protestas, que al símil de un volcán en erupción se expresan con determinación en cada rincón del país. Lo dice la calle y lo dicen todas las encuestas serias de opinión: este desgobierno rojo rojito se desbarranca por la cuesta de la impopularidad y el caos. La disidencia de todo calibre y los ciudadanos indignados están obligados a reencontrarse para alumbrar el camino de la libertad, la democracia y el bienestar…¡nada será fácil!…¡El dilema a enfrentar: democracia o dictadura procubana, tenemos que resolverlo con la decisión firme de cada uno de nosotros!…! No hay vuelta atrás!

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