miércoles, 15 de octubre de 2014

¿QUIÉN EJERCE EL MONOPOLIO MEDIÁTICO EN VENEZUELA?

Algunos ingenuos, desinformados o malintencionados vienen repitiendo como loros aquel viejo guión “izquierdista” de décadas atrás, del monopolio de actores privados sobre los diversos medios de comunicación social en el país (prensa escrita, radio y televisión). Los cuales –se argumentaba- respondían a los intereses de los “capitalistas criollos” y de sus aliados incondicionales, los “monopolios transnacionales” gringos o europeos. Se cuestionaba con pasión “revolucionaria” y “socialista” la hegemonía comunicacional de las “élites de poder pro imperiales” sobre las “mayorías excluidas y explotadas” de la República. La lucha por la libertad de expresión y pluralidad del pensamiento cobró inusitado entusiasmo, especialmente, entre las masas estudiantiles, intelectuales y sectores diversos de la disidencia de “izquierda” ante el modelo “opresor” de la “IV República”. Pero, con la llegada de Chávez al poder (y ahora con Maduro) esto cambió sustancialmente y es el Estado omnipotente y totalitario el que ejerce el monopolio sobre los medios de comunicación de masas y del contenido de los mensajes ideopolíticos, que a cada minuto, bombardean el cerebro de los nacionales.

Es así, como el Estado es dueño absoluto de las televisoras nacionales (VTV, TVES, Globovisión, ANTV, VIVE, FANB); la Internacional Telesur y la mayoría de tv regionales; de una extensa red de emisoras nacionales, regionales y comunitarias; la prensa escrita nacional (“Últimas Noticias”, “El Universal”, “Correo del Orinoco”, “VEA”) y una gama de periódicos regionales y locales. Verbigracia los “Aló Presidente” y cadenas nacionales a cada rato. Maduro, para poner un ejemplo, desde el mes de enero hasta el mes de septiembre del presente año se encadenó 77 veces, por 133 horas y 11 minutos. Casi le quita el record mediático al caudillo fallecido de Sabaneta, quien por igual, abusó hasta la saciedad del poder y de la paciencia de los venezolanos. Amén de ese ejercicio dictatorial de aplicar la censura y la autocensura a los medios independientes, como el caso de los diarios “El Nacional” y “Tal Cual”, cuyas ediciones agonizan en la actualidad, al despojarlos arbitrariamente del derecho a los insumos (papel, tinta…) para poder garantizar el tiraje diario planificado. O ejerciendo presión con los anunciantes de publicidad comercial o negándoles la propaganda institucional. El monopolio mediático que ejerce el Estado no es - hoy por hoy- un simple discurso disidente, sino una realidad inobjetable e incuestionable.

Incluso, en el presente, varios de los voceros de la tiranía, no guardan pudor ante tanto abuso y desmesura, porque el mismo Ministro Andrés Izarra, que al decir de Américo Martín, reconoció públicamente: “el socialismo debe lograr hegemonía mediática”. Y para ello no escatiman recursos y procedimientos deleznables para lograrlo. Y también expresa Américo Martín: “comprando medios, censurándolos, prohibiéndolos, persiguiendo periodistas. Eso es dictadura, no hegemonía a la manera de Gramsci” (afirmación de la capacidad de dirección política, espiritual y moral). ¡En fin, dice uno, la praxis socio-política de esta dictadura está lejos, pero muy lejos… de cualquier asomo de democracia, libertad y derechos ciudadanos!

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