viernes, 24 de octubre de 2014

¿ECONOMÍA “MILITARIZADA” EN VENEZUELA?

Desde hace algún tiempo, sí rememoramos la época del caudillo militar de Barinas, todo lo concerniente al rumbo y manejo estratégico de la economía, el Estado y la sociedad; se identifica plenamente con el paradigma militarista “cubanoide”. Y las normas constitucionales que consagran los derechos ciudadanos participativos, libertarios democráticos y de la prevalencia, por ejemplo, de una economía de mercado; han sido echadas a un lado o, mejor dicho pisoteadas descarada e impunemente. Porque siguiendo el camino de Chávez, su heredero Maduro, ha impuesto el mismo criterio del “Comandante Supremo” al considerar a la vigente Constitución como “demasiada permisiva y con muchas vulnerabilidades”, aun cuando el pueblo venezolano rechazó (mediante el voto) aquel mamotreto de Reforma Constitucional. No obstante, por la vía de los hechos (irrespetando a la soberanía popular) esta Reforma la han venido imponiendo a “sangre y fuego”, bajo la guía “maquiavélica” de los Castro de la Habana. Por eso, en la actualidad con ese esquema de anarquía y la anomia inducida de la “revolución bonita”, pretenden hasta militarizar el libre juego de la oferta y la demanda de los productos básicos y no básicos, en el contexto de una atípica economía de mercado. De ahí, las consecuencias desastrosas con la escasez de mercancías de todo tipo, hiperinflación, quiebra de empresas, desempleo infernal, deterioro del salario integral, déficit grave de divisas y, las devaluaciones sucesivas de la moneda nacional con respecto al dólar.

Colocar el “uniforme verde oliva” a la economía es un contrasentido, pese a la estrategia gradual, definida por el “caudillo fallecido de la montaña”, a través de Leyes Habilitantes, cuyo entramado, ha dejado la huella demoníaca de controles y más controles de los precios de los productos que, al final, se ha convertido en siderales cifras inflacionarias (una de las más altas del mundo). Una variedad de empresas han cerrado su santamaría, es decir unas 200.000, con una caída estimada de un 40%. La contracción económica rondará el 8% y en consecuencia crecerá el desempleo como nunca antes. La baja de los precios del petróleo reducirán los ingresos fiscales en 8 mil millones de dólares. Y Venezuela deberá cumplir este mismo año con un cronograma de pagos de la deuda externa, que se estima en 5.8 millardos de dólares, especialmente destinados a la deuda contraída con China. Mientras que la CEPAL registra una caída de la inversión extranjera productiva en Venezuela de 54%, una cifra record históricamente. La masa no está para bollo, aunque Maduro insista en colocarle la camisa de fuerza militar a la economía. El tiempo de las vacas flacas está generando una grave situación de incertidumbre económica, social y política.

Las castas de poder en el país, no encuentran como capear el temporal del descontento social que ya permea hasta las filas del partido de Gobierno. Un 80 % del total de la población se muestra inconforme ante el desastre socio-económico de la gestión gubernamental de Maduro. Las protestas por demandas sociales de la población en cada rincón del país explotan a cada rato, como volcanes en plena erupción. El modelo totalitario militarista no tiene vida en Venezuela y mucho menos con el apoyo de “colectivos armados”, cuyas acciones desbordan los límites de la ley y de cualquier orden de convivencia humana.

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