sábado, 18 de agosto de 2012

LA “GRAN POTENCIA” O LA PICARESCA POLITIQUERA

Los venezolanos perdimos hasta la capacidad de asombro ante tantas mentiras, promesas incumplidas, manipulaciones y demagogia barata de los gobernantes de turno, con el Esteban de Miraflores a la cabeza, quien repite y repite por las cadenas mediáticas, que Venezuela avanza a paso acelerado ha convertirse en una “gran “potencia”, por obra y gracia de su “revolución bonita”. Siendo la verdad verdadera, todo lo contrario, se marcha a pasos agigantados hacia el despeñadero, a formar parte del club de los países del “cuarto mundo”.

Los indicadores de lo dicho están al orden del día por el grave deterioro social, lo paupérrimo de los servicios públicos, la oscurana permanente por los apagones eléctricos; el desbordamiento permanente de las aguas de cloacas por calles de pueblos y ciudades, el déficit de agua potable en hogares o por la continúa proliferación ranchos; la vialidad infraestructura destrozada (los puentes y carreteras se hunden por falta de mantenimiento e inversiones); el desempleo, la inseguridad, la violencia y el hambre que azota como los demonios a ese infierno de la pobreza de millones y millones de venezolanos. Amén de las promesas incumplidas en metas de construcción de viviendas, red asistencial y educativa; la grave situación inflacionaria y carestía de los productos básicos; la inseguridad social y laboral; el colapso de las industria básicas, manufactureras y del sector agroindustrial; el endeudamiento sideral del país. Y para colmo el tumor del cáncer de las corruptelas y el derroche saudita de la renta petrolera.

Así mismo, lejos estamos de abrazarnos al conocimiento trascendente, a la ciencia y la tecnología moderna; al no aparecer, por ejemplo, ninguna universidad venezolana entre las 500 mejores universidades del mundo, según el seguimiento que hace sobre el particular la Universidad de Jiaotong, Shanghái. Los primeros puestos lo ocupan las universidades norteamericanas, seguidas por las europeas y sólo aparecen, bien distanciadas de los 200 primeros puestos las universidades latinoamericanas cómo la Universidad de Sao Paulo, la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Autónoma de México. En consecuencia, la cháchara de Venezuela como una “gran potencia” forma parte de la picaresca politiquera del “faraón de Miraflores”.

Cómo se puede pregonar convertir a Venezuela en una “gran potencia” sí, en 10 años del gobierno de Chávez han desaparecido 170 mil empresas, dejando en la calle y sin empleo digno a miles y miles de venezolanos. El modelo de “capitalismo de estado salvaje”, impulsado por la dizque “revolución socialista”, sólo se ha ocupado de concentrar más y más poder en todos los órdenes y la de abultar el clientelismo partidista; cuya ineficiencia burocrática e “ideologización” compulsiva al culto de la personalidad del candidato “gobiernero”, raya en lo insensato y ridículo.

El cambio propuesto tiene que ser diametralmente opuesto al modelo autocrático, militarista y populista “chavecista”. Centrar la gestión de gobierno en mejorar las condiciones y calidad de vida de todos los ciudadanos, según prioridades, necesidades y sin distingos políticos e ideológicos. Poner en práctica lo establecido en la actual Constitución Nacional de una Venezuela donde prevalezca un auténtico estado de derecho e independencia de los poderes públicos. Un régimen político-administrativo descentralizado y con el ejercicio de una verdadera democracia en libertad, plural, participativa y protagónica; donde reine la justicia, la igualdad, la ética en el manejo de los recursos del estado, el trabajo productivo y la solidaridad. Una República independiente y soberana, sin ataduras con ningún imperio o gobierno extranjero. ¡Sí se puede!

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