martes, 7 de agosto de 2012

DESENCANTO DEL PROLETARIADO

La utopía de tomar el cielo por asalto se desvanece con inusitada fuerza en el alma del proletariado venezolano, porque éste creyó a ciegas en la predica de un caudillo de perfil militarista y populista; sin darse cuenta que, a través de los años, los resultados de la gestión gubernamental de Chávez, arrojaba en sus rostros el fracaso de un modelo socio-político, que ya la historia de otros países los había llevado al caos, la pobreza y la ruina. Olvidaron coyunturalmente aquel sabio dicho popular: “del dicho al hecho hay mucho trecho”.

A nombre de una dizque “revolución socialista” (Capitalismo de Estado “salvaje”, para quiénes hemos sostenido esta tesis) todo era estatizado y se concentró todo el poder del estado en una sola persona, quién decidía (y continúa haciéndolo) a su antojo expropiaciones de empresas, tierras, bienes y propiedades. Designa a dedo a los máximos representantes de los poderes públicos, gobiernos intermedios incondicionales e influye descaradamente en la toma de decisiones trascendentes en materia política, “administración de justicia” y lo socio-económico.

Verbigracia el nombramiento de los directivos de las empresas del Estado (ejemplo las de Guayana), que por cierto se encuentran casi todas quebradas o rumbo a esa lamentable situación. A la masa laboral jamás se le consultó, ni se les convocó a participar en nada de estos asuntos. La cacareada “participación protagónica” de los excluidos sociales sólo se quedó en las escenas de los teatros mediáticos de los “Aló Presidente” y “cadenas nacionales”. La politiquería, mala gerencia y la corrupción abrieron el boquete gigante de este fiasco sideral.

Pero ese rostro de desencanto del proletariado nacional, cada día se expresa más en las protestas en los portones de las empresas públicas o en las calles de las ciudades, donde residen por miles y miles los integrantes de esa vasta masa laboral industrial. El gobierno de Chávez” ha hecho de todo para desmovilizarlos y frenar sus protestas, bien sea por cuestiones salariales y beneficios contractuales hasta contra la represión patronal, desconocimiento de la dirigencia sindical de base o exigencia de recursos de inversiones para estas empresas.

Así Víctor Hugo, en “Los Miserables” (obras que ha recomendado el mismísimo Esteban) en uno de los parágrafos dice: “el miedo puede convertirse en furia, así como la prudencia en rabia…el progreso se despierta infaliblemente y en suma, podría decirse que marcha incluso durmiendo, a causa de su desarrollo…cuando se le vuelve a ver en pie, se le encuentra más alto…no arrojéis ninguna roca, porque el obstáculo hace espumar el agua y hervir la humanidad…” (Tomo 3-págs 77-78).

En la masa laboral venezolana hay una mezcla de lo dicho por Víctor Hugo, se debate entre la rabia por la farsa del proceso y su dirigencia rojita, pero no rehúye al combate por mejores condiciones salariales y laborales y el progreso; porque aunque ahora lo vea más lejos, lo de conquistar el cielo por asalto, sigue siendo su gran utopía. ¡Las luchas continúan!

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