martes, 14 de enero de 2014

LOS “BUENANDROS” O LA “ESCORIA SOCIAL”

Los Castros le vendieron la tesis al fallecido “Comandante Supremo” y a su heredero al delfín político Maduro, que a ese estrato social que el propio Carlos Marx bautizó en sus escritos cómo el “lumpen” o “escoria social”, podría ser utilizado para los fines de perpetuar a la “revolución bonita” en el poder como sea, aunque se “robaran” la teoría de Nicolás Maquiavelo sobre aquello de que el “fin justifica los medios”. Por eso a la élite cívico-militar que ejerce el poder, a “sangre y fuego” en la Venezuela de hoy, no les importa un bledo o se “hacen los locos” ante los casi 25.000 nacionales asesinados en el 2013 por causa de la violencia e inseguridad. Ni tampoco les ha importado las miles y miles de victimas que arrojan las cifras estadísticas desde 1999, cuando se instauró esta “copia al carbón” de este modelo socio-político autocrático procubano.

Para el régimen cubano y sus cachifos de poder en Venezuela ni las propias advertencias de Marx consideraron, cuando éste insistía en evitar contar (para fines “revolucionarios”) con los miembros de la “lumpen” porque no atendían a leyes, normas, valores…o disciplina alguna porque sus intereses anti-clasistas se identificaban plenamente con la riqueza fácil, a través de cometer fechorías y crímenes en contra de los miembros de una determinada sociedad sin importar sí eran “burgueses” o “proletarios”.

El pragmatismo de los Castro, centrados más en la direccionalidad política y manejo de la riqueza petrolera criolla y salir de la grave crisis socio-económica que padece la isla, obviaron las advertencias del mismísimo barbudo Marx e instruyeron a sus mandaderos “Chavecismo-madurismo” a que utilizaron a los “malandros” para los fines de control social sobre los ciudadanos venezolanos mediante crímenes, robos, agresiones, terror y amenazas que a diario cometen en cada rincón del país y, como base de apoyo socio-electoral a la dizque “revolución”. Por eso, el rol “político-institucional” básico de la Ministra “fosforito” es la de mantener ese maridaje con los líderes de la delincuencia (“pranes) para materializar estos propósitos insanos y a todas luces inaceptables en el contexto de una sociedad que lucha por la paz, la convivencia y un Estado de derecho en libertad, democracia, justicia y, que estimule la prosperidad productiva con ética de trabajo.

En el contexto anterior, los llamados al diálogo entre sectores opuestos en la visión de país lucen cómo saludos a la bandera. Los Castro y el “Chavecismo-madurismo” están claro en su estrategia de dominio sobre el estado y la sociedad venezolana. La radicalización de sus acciones así lo indica. No hay muestras de que quieren hacer lo contrario. La aceptación de algunas conversaciones son sólo maniobras políticas o de apariencias para apaciguar el descontento o la arrechera nacional por las masacres de indefensos ciudadanos, cómo el caso escandaloso de la actriz Mónica Spear y su esposo, asesinados a mansalva por “buenandros” para robarlos en un autopista del centro del país. Hecho abominable, que coincidió con la cotidianidad de las masacres en Venezuela de cuatro miembros de una misma familia en Cumaná o la de una Profesor de la Upel y su querida madre en un apartamento en Caracas.

Hay conmoción nacional e internacional por el asesinato de la actriz y su esposo. Hay luces de un despertar colectivo. Ojalá no decaiga. Y una férrea voluntad de cambio invada al alma nacional. Necesitamos de unas “Lanzas Coloradas” que nuevamente nos muestren el camino de la liberación nacional. La convocatoria a una Asamblea Constituyente pareciera ser la salida a esta crisis nacional. ¡Amanecerá y veremos!


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