lunes, 27 de enero de 2014

¡NO AL PLAN DE SILENCIAR MEDIOS Y CRÍTICA!

Ni siquiera la feroz tiranía de los Castro en Cuba ha podido silenciar a la disidencia democrática que, en medio de terribles adversidades por 54 años, mantiene incólume su rebeldía en contra del régimen. Mucho menos lo podrá hacer Maduro y su combo de tutelados con los venezolanos, desde el verdadero poder supremo que se encuentra en la isla, pese a ese esfuerzo destacado de ejecución de un plan estratégico maestro actualmente, para silenciar a los medios independientes y a quiénes ejercitamos la disidencia crítica en distintos ámbitos de la sociedad venezolana. ¡No podrán es el grito de la calle y de quiénes combatimos desde los medios alternativos a los usurpadores de la soberanía nacional y culpables absolutos del caos reinante durante estos 15 años de desgobierno rojo rojito!

La estratagema de los protagonistas de esta pesadilla se le ve la costura cuando, a propósito de encontrase contra la pared ante la opinión pública nacional e internacional y los ciudadanos en general por el desbordamiento del hampa criminal, pretenden trasladar las culpas a otros: a los medios televisivos, radiales o impresos; a las telenovelas, a las películas o a la oposición. Pero no aceptan parafraseando a Leonardo Padrón, su responsabilidad en el poder desmesurado alcanzado por los pranes, de las armas ilegales en las calles o de los secuestros que se dirigen desde las cárceles. Y más allá -diría uno- de las mafias de poder tejidas con instancias y actores del funcionariado estatal, para el narcotráfico, corrupción, negocios ilícitos con los dólares cambiarios y delitos de toda laya.

El trasfondo del plan es la de mantener el poder a toda costa al supuesto “Socialismo del Siglo XXI”, para beneficio de esta casta de chulos del erario nacional y tapar sin ton ni son a las corruptelas de los clanes de Ramírez, Diosdado, Merentes y otros altos funcionarios enchufados del desgobierno actual. Son los mismos clanes que destruyeron a la moneda, aparato productivo y a la economía nacional. Y para quiénes no hay ley que valga por los delitos cometidos. O por lo menos lo más simple en cualquier país serio del mundo abrirles una averiguación administrativa. Maduro, sin duda por omisión, es corresponsable del actual caos nacional, cuya punta del iceberg son las continuas devaluaciones monetarias que mantienen al país en ascua y para el hazmerreír del mundo, por lo súbito del desplome de un país suprariquísimo en materia petrolera.

El chantaje del desgobierno y de una élite disidente “colaboracionista” es la de señalar que el ejercicio de la crítica es dañino para una supuesta “unidad y paz nacional”. Quieren que todos sólo miremos a las ramas y no el árbol en su conjunto. El detalle pero no la totalidad. Las consecuencias y no las causas de estos graves problemas que padecemos los nacionales. Pero, más aún ante las narices de todos, el régimen no ha cesado en avanzar en ese control absoluto mediático, de la economía, el Estado y la sociedad. Aplicando una mala copia del modelo cubano.

¡Refundar a la República, a través de convocar a una Asamblea Constituyente, es la única luz de verdadero futuro democrático y resolver de verdad la crisis nacional! ¡A seguir luchando sin descanso!

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