viernes, 6 de junio de 2014

¡CONQUISTAR LA LIBERTAD, CONQUISTAR LA VIDA¡

Tristes días para la vida de la República, cuando los verdugos de la libertad avasallan con las armas de la muerte la vida de los jóvenes estudiantes que, con su heroísmo épico, derraman su sangre inocente en las calles de esta Venezuela herida. O cuando en las mazmorras de la tiranía torturan y encarcelan sus cuerpos, en esos intentos desesperados para tratar de acallar sus gritos de libertad.
Mientras las madres paridoras de estos hijos de futuro, las acongoja la tristeza es verdad, pero también la ira ante las injusticias, las mentiras y manipulaciones; sumándose a la multitud de voces de protesta, que ya rompieron los muros internos de la Patria y, que desatan como ríos turbulentos el espíritu de solidaridad del mundo entero.

La vida miserable de los irredentos fue el caldo de cultivo, para que a su nombre, ayer y hoy, el paradigma del totalitarismo de Estado, que mordió el polvo del fracaso en otros lares, haya servido de pretexto para levantar una gigantesca cerca de púas, de una nueva forma de esclavitud en esta tierra nacional otrora liberada, bajo la conducción extraordinaria del Padre de la Patria.
Pero, pasado casi dos décadas de ignominia, crímenes, cárcel y torturas de los actuales amos del poder contra críticos y disidentes…comienzan a doblar las campanas contra el régimen de la oscuridad, como fruto de esa tozudez libertaria por el encendido de las protestas de calle, uso de distintas vías pacíficas de ley y formas combinadas de lucha.

Los vientos de cambio y ese deseo inmenso de vida distinta se conjugan para luchar por romper con ese “tigre de papel” del totalitarismo de Estado, de claro perfil habanero en Venezuela. Y vendría, parafraseando a Neruda, que todos podamos vivir nuestra propia vida, que podamos cantar nuestro propio canto…que podamos andar juntos para siempre…codo a codo todos los hombres…reunidos en un solo canto…el canto del hombre invisible, que canta con todos los hombres…La libertad, diría uno.

Los jóvenes nos señalan el camino luminoso de conquistar un nuevo país en libertad y democracia. En ellos se mezclan la rebeldía, el coraje indomable, la verdad cristalina, la honestidad inquebrantable y ese espíritu heroico de hacer de lo imposible lo posible. De Miranda, Bolívar o Sucre, heredaron la sangre emancipadora. Ningún imperialismo o neo-coloniaje chino, ruso, gringo o cubano harán mella en su conciencia aceptar complacientes las ataduras de una nueva forma de esclavitud contemporánea.

No se esconden ante las tempestades inducidas por la tiranía del Estado opresor. ¡Saben que saldrá el arco iris, que las olas del mar contribuirán a que nos abracemos a la tierra y que sobrará tiempo de futuro para saborear la miel de la vida!

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