domingo, 5 de febrero de 2017

¡TIRANÍA CENTRALISTA CONTRA DESCENTRALIZACIÓN DEMOCRÁTICA!

Todo tirano es centralista, porque de esa manera maneja a su antojo todos los resortes del poder institucional, económico y político. El “Estado soy yo” grafica en toda dimensión su concepción absolutista del poder. Los hermanos Castro de Cuba, Chávez y Maduro han sido defensores a ultranza de este concepto y sus ejecutorias al impulsar el Proyecto “Venecuba”, con todas sus variantes en el marco del ejercicio actual de ambas “dictaduras militaristas” en el seno de estos dos países.

En consecuencia, las tiranías son enemigas per se dé la democratización del poder, del proceso de descentralización democrática que, el caso de Venezuela, se avanzó mucho en los gobiernos de la etapa de la “democracia representativa”. Lo cual no fue gratuito, sino el producto de muchos años de luchas de actores políticos y de la “sociedad civil”, defensores de esta tesis de la necesidad imperiosa de “democratizar el poder” (con la elección popular de Gobernadores y Alcaldes y con un accionar pleno de autonomía e independencia en la administración y distribución de recursos en las regiones y a sus respectivas localidades. La transferencia de competencias del nivel central a las regiones del sector salud y del sector educativo, por ejemplo).

El Chávez centralista y tirano, combatió la tesis de la descentralización (democratización del poder) con los argumentos banales de que, ésta eran tesis “neoliberal”, “capitalista” y “proimperialista”. Es decir, su modelo impositivo del “Socialismo del Siglo XXI” era consustancial (ah, que contradicción) con el centralismo antidemocrático. Y Chávez, por ello, comenzó con audacia impresionante y violando los conceptos constitucionales sobre esta materia, al configurar el poder omnímodo del Estado centralista en todos los ámbitos y pasó a controlarlo todo: TSJ, CNE, Fiscalía, Defensoría, Controlaría, Fuerzas Armadas, el sector comunicación y lo mediático; el Banco central de Venezuela, Pdvsa, empresas básicas de Guayana, cementeras, áreas de alimentos, empresas, fincas productoras, tierras, bancos…¡El Estado absolutista militarizado!

El mismo legado de Chávez a Maduro. Y en consecuencia, se traduce en ese espejo del desempeño actual de éste, sin quitarles puntos ni comas, pero con un aumento sustancial de las dosis centralistas-militaristas de corrupción, ineptitud, violación de derechos humanos y constitucionales; hambre, miseria, anarquía, ruina y caos nacional. Y por supuesto, con mayores restricciones de las libertades públicas y espacios democráticos plurales.



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