miércoles, 25 de abril de 2012

MAFIAS DE PODER

La historia registra casos emblemáticos del funcionamiento de verdaderos mafias en el mundo, que mantuvieron conexiones extraordinarias con los estados y estratos de las sociedades en distintos países, para cometer delitos y fechorías dantescas, que desdibujaron a ese universo inagotable de imaginación de los seres humanos.

Quién, por ejemplo, no recuerda las mafias de Alcapone, las cuales tomaron por asalto las calles de Chicago para sembrar el terror y la muerte a finales de los años 20. Y cuya modalidad para aferrarse al poder ejecutaron las más cruentas masacres, en contra de las bandas de gánsteres rivales. Sus hazañas de mafioso terminaron, al ser recluido en una cárcel, para luego morir enfermo y loco.

Quizás por ello, no podemos dejar de asociar los perfiles y delitos de las mafias de Alcapone, con lo que ocurre en Venezuela de hoy, con los asesinatos ocurridos con dos altos personajes públicos ligados al gobierno actual y por las explosivas denuncias por medios internacionales del Ex –Magistrado “rojito” del TSJ, Aponte Aponte, quién en esta primera fase de esta novela de la vida real, señaló la podredumbre ética de cómo se maneja el poder institucional en el país y sus conexiones con el infierno delictual; para dejar en entredicho, de una manera insólita, la cacareada “revolución bonita”.

Todavía conmocionados –tirios y troyanos- por lo dicho por ese delincuente de “cuello blanco”, la élite chavista del poder central, sólo se le ha ocurrido, utilizando la vieja táctica de defenderse reactivamente atacando a los adversarios políticos, pusieron a funcionar el ventilador, para que esa caca del narco-gobierno, salpique el rostro de medio mundo. Y para que al final, después de las tempestades se vuelva a la calma, tapando los delitos con el manto infame de la impunidad y con la pretensión oculta de lavar la inmundicia que corre en los pasillos de las instituciones de poder roja-rojitas.

Así la doctrina de Esteban, lo comenta Teodoro Petkoff, encuentra asidero en este caso, por aquello de que “es preferible un pillo leal que una persona decente de cuya lealtad puedan caber dudas”. Por eso la decisión de la AN, con una mayoría de diputados dóciles al gobierno, de haber aprobado un acuerdo de desagravio a los señalados por Aponte Aponte.

Es decir, que las “mafias de poder” han sentido el alivio del respaldo institucional y político para que, deduce uno, tengan el colchón de futuro para que puedan incurrir en nuevas fechorías. ¡Qué Dios nos agarre confesados!

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