viernes, 15 de junio de 2012

ARMAS PARA LA MUERTE O “GUERRA CONTRA LA POBREZA”

El anuncio con “bombos y platillos” del candidato del Gobierno ante los venezolanos, mediante una Cadena Nacional, con la presencia del Alto Mando Militar; de que estamos en capacidad de producir ciertos tipos de armamentos y aviones no tripulados hasta para exportar a otros países; en vez de regocijarnos debería darnos vergüenza, porque son planes endemoniados dónde se prioriza en colocar inmensos recursos económicos, conocimientos, tecnología y esfuerzos humanos en función de supuestas guerras, la violencia y la muerte; en contraste con la búsqueda de la paz, la tranquilidad, el derecho a la vida de los nacionales y de los ciudadanos del mundo.

Ese es el problema de un país, cuando el equipo gerencial que dirige las riendas del poder nacional, está formado bajo concepciones “militaristas” y el mandamás tiene el sello indiscutible del clásico autócrata, a quién se le rinde pleitesía o culto a la personalidad. El paradigma del verticalismo jerárquico militar es que no permite los espacios para las consultas democráticas, a través de los entes institucionales existentes, en correspondencia con el mandato constitucional y el estado de derecho.

O simplemente el aparataje del estado autocrático cubre ciertos formalismos, que den la imagen en las apariencias de la aplicación de principios y procedimientos democráticos. Por eso terminan priorizando por los juegos de la guerra y la muerte, por encima, por ejemplo, del combate a fondo contra la pobreza y la violencia social. Por eso el compromiso de cumplir con de las metas del milenio ante la ONU, para reducir la pobreza estructural en el país, seguirá postergándose y postergándose hasta tiempos indeterminados.

Ya de antemano se sabe, que muchas de esas armas creadas por la “inteligencia militar” podrían terminar en la manos de los “pranes” , del hampa o de tantos “grupos irregulares”, porque en el negocio de los “perros de la guerra”, no hay recoveco alguno dónde la ética haya permanecido incólume. O porque cada día quedan al desnudo arsenales de armas, de las más sofisticadas, en manos de “privados de libertad” en las cárceles venezolanas; en las cuales pulula el “mercado negro” de los mercaderes de la muerte, cuyo identidad se esconden, algunos de ellos, bajo el “uniforme verde olivo” que sirven de dizque “seguridad” en esos sitios de reclusión.

En este orden, queda lejos en la distancia, la cacareada promesa de Chávez de convertir a Venezuela en una gran potencia, cuando cambiamos la “guerra contra la pobreza”, por la producción de armas para la muerte. Jamás este país saldrá del hoyo del subdesarrollo y la dependencia (ahora de Cuba, China, Rusia y el mismísimo EEUU); sino no somos capaces de incluir a los excluidos, de garantizar de verdad verdad la “soberanía alimentaria”, acabar con la violencia social y la inseguridad; con los “apagones eléctricos” y garantizar, en fin, derechos conculcados, democracia, bienestar y progreso para todos los venezolanos.

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