viernes, 1 de junio de 2012

DRAMA DEL DERECHO A LA SALUD Y LA VIDA

Sería una mezquindad inútil negar los atisbos de enfrentar la crisis de la salud, en los primeros años de gestión de este gobierno, con la Misión “Barrio Adentro”. Y luego con algunos planes y acciones epilépticas a posteriori que daban la “sensación” de un cambio en este sector. Pero, luego todo este esfuerzo decayó al ritmo de la progresiva pérdida de rumbo de la llamada “revolución bonita”, la cual cómo esos “borrachitos” de esquinas, andan dando tumbos en una supuesta búsqueda frustrada de un paradigma “socialista”, que haría reír a “mandíbula batiente”, a cualquier principiante en el conocimiento de la teoría marxista-leninista.

Así, pese al misterio que el oficialismo rojito exhibe para esconder las cifras de morbi-mortalidad en el país, todo el mundo sabe que la “violencia y accidentes de tránsito”, desplazaron hace tiempo a las “enfermedades cardiovasculares” en el liderazgo de las estadísticas nacionales como causante principal de la muerte entre los nacionales. Y que las enfermedades emergentes y reemergentes, vinculadas estrechamente al drama social de la pobreza estructural (dengue, malaria, tuberculosis; entre otras) ocupan un sitial de honor en la sumatoria de enfermedades y fallecimientos de venezolanos. Sin dejar de mencionar las cifras altas, por supuesto, de aquellas enfermedades crónicas cómo el “cáncer” y las patologías asociadas a las “afecciones cardiovasculares”.

El “Sistema Nacional de Salud”, prometido desde hace años por Chávez, cómo panacea para resolver o minimizar la grave problemática del sector, se quedó en otra promesa incumplida. Y por el contrario, lo que existe es un híbrido “desnacionalizado”, centralista, paralelo y ambivalente en la toma de decisiones y manejo de recursos presupuestarios y financieros; en una disputa sin fin por el liderazgo entre los cubanos, favorecidos por el poder de Miraflores y las élites de la salud rojitas criollas.

Luego, este conflicto enmascarado y subterráneo, ha sido trasladado a todos los niveles de la red asistencial nacional. En consecuencia, la fragmentación, dualidad en la gerencia y funciones, duplicidad de recursos de todas índoles; desorden y anarquía reflejado en la gama de componentes de la red de atención en salud hacia los ciudadanos, quienes cómo convidados de piedra, miran boquiabiertos cómo su derecho constitucional a la salud y la vida se quedaron en el limbo de un presente rojito y un futuro incierto.

Rescatar el paradigma del “Sistema Nacional de Salud” cobra vigencia inusitada, asociado por supuesto, al concepto de la descentralización genuina de las competencias de la salud hacia las regiones, municipios y parroquias. Una visión distinta, que arroja retos y desafíos al colectivo por el cambio definitivo con las elecciones presidenciales del 7 de octubre.

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