miércoles, 30 de mayo de 2012

“INDIGNADOS” ANTE UN GOBIERNO ANTINACIONAL

Bajo las máscaras de conductas teatrales mediáticas “ultranacionalistas” y “antiimperialistas” del “chavecismo” en Venezuela, se esconde la más vulgar postura “entreguista” y “antinacional” que se recuerde en la historia republicana del país. El régimen cubano, ha asumido desde hace varios años, la conducción política y en áreas vitales del Estado y la sociedad venezolana, para vergüenza y ofensa a la dignidad nacional. A tal punto, que los mandatarios de Cuba y Venezuela, hablan sin cortapisa de un sólo país, de una sola patria; del “Proyecto Venecuba” pues.

Aquí no ha habido consulta democrática a nadie para tomar esa decisión soterrada antinacional y anticonstitucional. Los principios y valores supremos de que la soberanía reside en el pueblo, para los amos del poder centralista en esta Venezuela de hoy, se imagina uno; los dejaron olvidados en algún baño público donde se asientan los poderes públicos nacionales, cuya dependencia del Esteban de Miraflores, es motivo de las “rizarradas” de altos personajes de la vocería oficial.

Los principios universales de lucha por la libertad, igualdad y fraternidad de la recordada “Revolución Francesa”; o el “espíritu de las leyes” defendido por Alexis de Tocqueville a mediados de 1831, para darle sostenibilidad a los regímenes democráticos y en libertad. O las batallas encomiables a “sangre y fuego” del Libertador Simón Bolívar, para proporcionarnos independencia nacional, soberanía y libertad ante la corona española; no aparecen registrados como lecciones históricas en la “desmemoria” de la élite rojita que desgobierna al país.

Tampoco, al parecer, les importa un bledo a esta casta del poder rojito, a esa oleada actual de “indignados” que recorre a Europa, Medio Oriente y otras regiones del mundo en esa lucha de millones y millones de ciudadanos, que se sienten excluidos en la toma de decisiones gubernamentales por las élites de poder; que desean con pasión de vida profundizar los horizontes democráticos, transparencia en el manejo de las finanzas públicas y asuntos de Estado y mejoras sustanciales en las condiciones y calidad de vida.

En el caso de Venezuela, sin duda, la ola de “indignados” ya recorre desbordada a toda la geografía nacional, enarbolando las mismas banderas de los “indignados” de otros países, pero con la suma de las particularidades propias, en cuanto a la existencia de un “gobierno paralelo” o mejor de un poder de Estado dentro del propio Estado con la presencia invasora cubana hasta en el corazón de la patria; la pobreza estructural incólume, con su secuela de calamidades sociales; el secuestro de los diferentes poderes públicos al colocarlos al servicio exclusivo del Esteban de Barinas, como representante del absolutismo en el ejercicio del Poder Ejecutivo; la violación descarada y cotidiana de los derechos constitucionales de los ciudadanos; la impunidad en el manejo parcializado de la administración de justicia y, ese panorama sombrío de un país nacional en situación inocultable de atraso, caos y ruina.

La alternativa de cambio ante este modelo de país autocrático, anacrónico y antinacional resulta a todas luces inexorable y; en esta lucha unitaria, firme e inquebrantable estamos anotados millones y millones de venezolanos, a quienes nos espera la gloria de la victoria democrática final.

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